Por: José Roberto Álvarez/ Hablo desde las ciudades: Cali y Bucaramanga. La primera me dio la identidad y el estilo de vida, y la segunda, la familia y las capacidades profesionales. Tranquilos…Enfatizaré en cómo ser parte de la visión de una ciudad para el 2030.
¡El hoy! Me brinda una gran oportunidad, como caleño de crianza y Santandereano profesional, en aportar a dos lindas ciudades que llevo en mi mente y corazón.
A Bucaramanga, el carácter como dirigente gremial por 10 años, atendiendo las necesidades de las micro, pequeñas y medianas empresas. Lo anecdótico: la manera en que comencé en la seccional Santander: asesor en compras públicas, luego miembro de junta directiva y hasta el momento director ejecutivo.
A Cali, la pasión por lo local y por supuesto el “Glorioso DeporCali”. Lo anecdótico: en Cali, en el barrio industrial Acopi, conocí el sector productivo gracias al ingeniero de la UIS (Universidad Industrial de Santander), mi padre “QEPD”.
Esta historia de vida se tropieza en una tendencia denominada “Amor por lo local”. Esta surge en el mundo con la migración de refugiados de Siria a Europa en 2015. Además, por el incremento de la clase media en el mundo y con ello el deseo de compartir tradiciones (TrendWatching, 2016)
Convocado por los viejos amigos, amantes de Cali, reclaman a sus nativos servir a la causa. ¿Cuál? Devolver a Cali esa grandeza de ciudad y orgullo que otrora sentimos. Tal como lo hace el Medellinense; luego de ser la ciudad más peligrosa del mundo a la más innovadora.
Las preguntas retadoras ¿Qué queremos de Cali? ¿Qué podemos aportar? ¿Qué aprendimos en Bucaramanga? ¿Por qué apoyar la causa? ¿Para quién vamos apoyar? ¿Con quién lo haremos? ¿Vale la pena hacerlo?
Comienzo respondiendo por la final: si vale la pena apoyar, así como lo estoy haciendo en Bucaramanga por el emprendimiento y el sistema moda. Apoyaré, de manera personal esta causa, pues el ingeniero de la UIS, con un reiterado sermón me persuadió, después de cada desatino, con este enunciado “se útil a la sociedad”.
Lo haremos con los que sienten pasión por Cali. Lo indiscreto; el que me llamo a formar parte de algo para devolver a Cali esa identidad y orgullo, es de Manizales. Y lo mejor, lo hizo con sabor /se prende la rumba y la gozadera/cuando se escucha el ritmo de mi tierra/(bis)…
Ya estamos abordando contactos con perfiles representativos de la Cali que queremos, en quienes vemos posibilidades para trabajar con la tecnología más potente del siglo XXI “La Colaboración”. ¡Va jugando mi llave!
Lo haremos para fortalecer las capacidades del recurso humano de Cali: cuádruple hélice; universidad, empresa, estado y sociedad. Fortaleciendo la sustentabilidad y sostenibilidad de la ciudad.
Apoyar la causa para recuperar y mejorar el territorio es tarea de todos sus nativos y más aún cuando hemos tenido la posibilidad de vivir en otras regiones y compartir con otras culturas.
El conocimiento adquirido por el nivel de estudios y la experiencia, deben ser transferidos. ¡El que guarda comida guarda pesares! El hecho de guardar comida, esconde un temor con respecto al futuro.
En Bucaramanga aprendí a cocrear: hacer uso de las partes interesadas para diseñar soluciones innovadoras que perfeccionarán en las expectativas de ellos mismos. Es la metodología para gestionar el saber hacer con recursos propios.
Realizamos en nombre de Acopi Santander, talleres de cocreación: para la movilidad en la ciudad (2015). CerebrAcción; re imaginando al área metropolitana de Bucaramanga (2016) y para reformar la ley MiPYME en el marco de la convención de Acopi Nacional (2018).
Aportare mi experiencia como dirigente gremial. Significa que estaré brindado la posibilidad para lograr articular instituciones y actores, y la de identificar necesidades para representar intereses colectivos.
Me gustaría ver a Cali con los ojos de niño que la vi. Recorrer la ciudad en bicicleta, caminando y ahora en patineta. Sentir su brisa, cultura y la agitación que produce ver las flores de la ciudad, sus mujeres.
En mis años sabáticos de cineasta y promotor cultural en Bogotá, cuando aún siquiera existía la visión de metrópoli vista desde el peatón (1998), un cinematógrafo cubano al cual invite al país a dictar un taller de cine, me pidió que le mostrara la ciudad y su primera pregunta fue ¿Tienen metro en Bogotá? Seguidamente afirmo “ciudad importante, se camina”.
La pandemia y su crisis nos enseñó sobre la necesidad de transformar la sociedad. Nos exige cambios en lo ecológico, lo social y económico. De ahí la buena envidia a Medellín, ciudad que comenzó la transformación en la década pasada.
La historia se repite en contextos disímiles, en la historia de dos ciudades (Dickens, 1859): sucedían en Francia y en Inglaterra en el año de gracia de 1775; los dos monarcas de robustas mandíbulas y las dos reinas, la una fea y la otra bonita, marchaban con estruendo llevando con mano levantada y firme su derecho divino.
Muy romántico y soñador podrían decir algunos y hasta cierto será. Necesitamos construir futuro y eso se hace entre muchos. Por eso el llamado a los caleños de corazón y colombianos con interés en la ciudad.
Los invitamos a construir un plan de vuelo colectivamente con el cual logremos transformar a Cali de ser una de las ciudades más inseguras del mundo a algo mejor, por descubrir…
Y para los malpensados…No es una despedida, seguiré ejerciendo la labor del dirigente gremial con firmeza por el emprendimiento y el sistema moda.
*Administrador de negocios internacionales, Especialista en marketing internacional, Especialista en marketing digital, docente universitario y dirigente gremial.
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