Las instituciones educativas en su estructura normativa de los manuales de convivencia deben sujetarse a las disposiciones, principios y normas constitucionales siendo garantes del derecho a la educación en condiciones iguales para todos.
Por: Carlos Mario Gómez García/ En días atrás se filtra un video del discurso que realiza una rectora de un Colegio en la reunión de padres de familia donde expresa que en la institución quedan prohibidos el uso de dispositivos móviles, los noviazgos, el uso de tintes en el cabello, pelo largo, pircing entre otros y que estas disposiciones estaban en el manual de convivencia.
Frente a este discurso se han leído y escuchado voces a favor y en contra de estas prohibiciones logrando un impacto mediático en las redes sociales generando discusiones entre cada parte, además haciendo visibles situaciones comunes que se presentan en las instituciones y que los docentes y directivos en muchas ocasiones no saben cómo atender.
Partiendo del hecho que los manuales de convivencia son la estructura normativa de una institución educativa donde no solo están consagrados los derechos y deberes de los miembros de la comunidad educativa si no también aquellos procedimientos o rutas de atención en caso de presentarse situaciones que afecten la convivencia escolar o el clima escolar.
Para determinar que se consigna allí y que no se debe realizar una ruta de colectiva de construcción donde no solo están involucrados los docentes y directivos docentes de esta deben hacer parte los estudiantes y los padres de familia, es desde una visión colectiva que estos manuales de convivencia deben ser elaborados.
Respecto a las prohibiciones, es en verdad una necesidad o una terquedad, en primer momento cada manual de convivencia debe responder a un contexto propio, es decir a la realidad que se vive en la institución educativa, por otro lado, no puede dejar de lado las disposiciones constitucionales de la carta política colombiana de 1991.
Desde la perspectiva de los padres de familia o de una parte de la sociedad el hecho que se prohíban ciertas situaciones en los colegios puede funcionar para formar una sociedad, pero es la sociedad que se pretende tener para la actualidad.
El componente filosófico y pedagógico de los manuales de convivencia ha cambiado, ya no son aquellos inquisitivos o sancionatorios como lo eran unas décadas atrás; ahora cumplen una función formativa es decir buscan que el estudiante primero permanezca en el proceso educativo y otra que se forme como un ciudadano correcto.
Los estereotipos que se determinan en los manuales de convivencia no responden a los lineamientos constitucionales, el uso del cabello largo, los pircing, los tatuajes, entre otros no pueden ser sancionatorios y menos con prohibiciones del ingreso a clases y de esta forma lo ha manifestado la Corte Constitucional en varias sentencias y por referencia
T-351 de 2008.
Ahora bien, es importante resaltar los siguientes aspectos, las edades escolares en las cuales los estudiantes empiezan a establecer elementos de su personalidad es aquí donde empieza la verdadera labor de los padres que por los aplausos que causo el discurso y los comentarios que han realizado por redes quieren que el colegio realice la labor que en la casa ellos no han podido.
Los padres son los que en su gran mayoría financian la educación de sus hijos y no solo la educación si no sus lujos o caprichos, quien compra el celular para su hijo es el padre, quien da el dinero para que se coloque un pircing es el padre, quien financia el corte de cabello, la ropa y los demás bienes es el padre, entonces por qué los padres pretenden que el colegio prohíba lo que ellos en sus hogares no regulan.
La realidad es que los padres han querido descargar en las instituciones educativas la labor de formación que les corresponde, se olvidan del principio de la corresponsabilidad, pretenden que por prohibiciones los estudiantes no usen el celular, tengan un estereotipo de persona y de esta manera poder evitar que los hijos se descarrilen.
Continuando con el debate en las redes, será que los estereotipos definen al ser humano, por ejemplo, quien se imaginaba que el asesino de Valentina la DJ, era una persona de ese tipo, pues no tenía el cabello largo, ni pircing, ni tatuajes y sus actuaciones en público lo hacían parecer otro tipo de persona.
El condicionar los estereotipos no está permitido en los planteles educativos y es una batalla perdida que tiene la rectora de dicha institución porque vulnera derechos fundamentales y limita el acceso a la educación.
Claro que hay otra lucha diferente a los estereotipos, y tiene que ver con el uso de los dispositivos móviles, los padres quieren que los colegios los prohíban, pero en sus hogares permiten que sus hijos estén en la mesa a la hora de los alimentos con ellos, que los usen en sus hogares hasta altas horas de la noche, que el uso en sus hogares no sea regulado.
Los procesos educativos han cambiado sustancialmente, el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación ha generado estos cambios, los dispositivos móviles deben ser regulados para su uso en los colegios y a su vez deben incorporarse a los procesos educativos y no estar relegados a herramientas que ya se han hecho parte de nuestro diario vivir.
Por último, algo que llama la atención es el tema de los noviazgos, dentro de los procesos biológicos de un ser humano está en la exploración de su sexualidad y las relaciones entre los jóvenes debe ser un tema que se debe abordar sin tapujos o tabús, puesto que ellos tienen acceso a información que muchos padres o docentes no tienen.
La mejor forma de contrarrestar este tema es con el fortalecimiento de procesos educativos que involucren a padres, estudiantes y docentes en la formación de una sexualidad responsable, no es de negar que hay una tasa alta de embarazos en adolescentes y es allí donde el trabajo mancomunado debe hacerse sentir.
A lo largo de la historia se evidencia que las prohibiciones no han sido el mejor camino para la prevención de futuras acciones, por el contrario, incitan a que se realicen generando un efecto placentero en quien las realiza, los jóvenes en la actualidad tienen a ser retadores de dichas prohibiciones y es el deber ser de la escuela poder adaptarse a dichas circunstancias y de eta manera lograr una verdadera formación.
Por su parte los padres deben volver al rol que les compete y de esta manera coadyuvar en el proceso formativo, es el deber ser de ellos el generar los suficientes elementos en valores para de esta manera generar una sociedad que acepte la diferencia con respeto y tolerancia.
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*Licenciado en educación, especialista en pedagogía y didáctica, titulado en Derecho con especialización en Derecho Constitucional, 20 años al servicio de la educación pública y formador en instituciones privadas para los nuevos profesionales de la docencia.
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