Por: Paola Guarín/ Desde siempre en las entidades tanto públicas como privadas, de índole laboral, se ha conocido en la parte de selección de personal y contractual “El recomendado”, persona que va en ventaja de los demás, sin ningún talento en especial, solo tener el contacto adecuado.
En lo que me concierne, el sector salud, no hago referencia a la parte de selección de personal como tal, no obstante, acepto que se vive el mismo concepto inequívoco que en todas las empresas, sin embargo, quiero centrarme en la calidad de usuario de IPS.
Para las personas que se desenvuelven en el medio asistencial de cualquier clínica u hospital, sabrán, que no todos los pacientes tienen los mismos beneficios que el resto de la comunidad, contrario a lo que dicta la Ley 1751; capítulo 1 artículo 2°, “…Comprende el acceso a los servicios de salud de manera oportuna, eficaz y con calidad para la preservación, el mejoramiento y la promoción de la salud. El Estado adoptará políticas para asegurar la igualdad de trato y oportunidades en el acceso a las actividades de promoción, prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y paliación para todas las personas…” y es aquí donde entra en contexto este artículo, ya que a pesar de estar establecidas leyes que comprometen al estado en la regulación de dichas preferencias de clientes de servicios de salud, en, sin miedo a equivocarme, existe a lo que llamo recomendalismo.
Teniendo en cuenta que hay personas en condiciones económicas que acceden a planes suplementarios de medicina, que gozan de beneficios distintos a las personas de escasos recursos, a las cuales se les tiene preferencia en la atención, sin embargo existe un tipo especial de cliente o paciente, que goza de mayores beneficios de servicios de salud y esto solo por el hecho de tener “un contacto” ya sea dentro de la junta directiva, cuerpo médico especializado o por el simple hecho de ser conocido del dueño de dicho centro asistencial.
Esto nos deja en el punto de inicio; no todos tenemos los mismos beneficios, y no hay nadie que regule estas situaciones, dichas personas cuentan con distinto trato, son personas a las que por ejemplo, en esta época de pandemia en la cual las unidades de cuidado intensivo de la ciudad no se debían permitir cuidadores o visitantes por la rápida propagación de SARS COV 2 en el país, dichos beneficios fueron otorgados a este tipo de personas, sin tener en cuenta a aquel que no contaba con “recomendación”
Todo esto me lleva a concluir, que estamos en un país en el cual la inequidad y desigualdad están a la vuelta de la esquina, solo basta dar dos pasos para ser sobrepasados por alguien que está en un nivel socioeconómico mayor o que simplemente cuenta con el contacto adecuado.
Todo lo contrario, sin contar el estrés laboral que genera al personal de salud, el hecho de enterarse o tener a este tipo de pacientes bajo su cuidado, ya que cualquier cosa puede ser utilizada en su contra y peor aún llevar a mayores consecuencias tales como despidos no justificados solo por el hecho de una queja sin sentido, en la que nunca se tiene en cuenta el punto de vista y la defensa de la persona que se esmera por sacar su trabajo adelante.
*Abogada.
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