Opinión

Reflexionemos

Por: Dilmar Ortiz Joya/ A tan sólo 17 días de que Colombia decida quién va a orientar nuestro destino como nación libre y soberana entre dos candidatos con ideologías dialécticamente opuestas, es recomendable meditar a quién y por qué razón le entregamos la representación, responsabilidad y uno de los más preciados valores de los estados democráticos, como lo es el voto.

Yo, particularmente deseo un presidente que gobierne con firmeza, pero con decencia y diplomacia en todos los escenarios. Que sea honrado y recto (no me vayan a salir que uno de ellos está rodeado de dos ex presidentes que no los han sido, o que el otro es un ex guerrillero, porque los invito a que se haga el análisis del candidato individualmente considerado y no de sus colaboradores y partido que lo respalda, pues el voto de opinión; ese voto libre, consciente y voluntario es eso, un voto inteligente que no se deja llevar por apasionamiento, chismes ni de lo que opinen otros).

Añoro un gobernante que actúe con sinceridad ante su electorado y luego ante toda la nación y no un candidato y luego primera autoridad de Colombia demagogo, populista y vendedor de humo toda vez que le hace daño al país, a las actuales y futuras generaciones que ven en su ideología el remedio a todos los males.

Quiero un representante en el soleo de Bolívar que construya las oportunidades para hacer de nuestro país incluyente, sin distingo de clases, raza, religión, credo, estirpe y condición y no uno que edifique la discriminación y el asistencialismo que en otras naciones ha sido la madre de todos los vicios.

Anhelo un jefe de Estado, que nos enorgullezca ante el mundo en sus relaciones político – económicas que abran las perspectivas a mejores crecimientos de nuestra economía incentivando las pymes y las grandes empresas, protegiendo a ultranza el medio ambiente y la biodiversidad, propugnando las mayores oportunidades de vinculación de la fuerza laboral que haga pujante el crecimiento y su sostenibilidad en el sistema.

Sueño con toda mi alma, que debe ser un hombre que vea y empodere en la justicia la mejor herramienta de preservar los principios de libertad, igualdad y Estado de derecho; pero no una justicia formal sino material e integral y con amplios horizontes que permitan de una u otra forma seguir construyendo la paz sostenible en principios de verdad, reparación y no repetición con la que queremos dejarle a nuestros hijos; una Colombia en donde quepamos todos y en donde se respeten nuestros derechos y se recuerden y se impongan nuestras obligaciones con pedagogías universales de una prospera y culta convivencia.

Al reflexionar, tengo que traer a colación a los ex candidatos que no alcanzaron la disputa democrática, recomendando que sus propuestas sean analizadas y tenidas en cuenta, pues nadie quiere hacerle daño al país que amamos, nadie quiere destruir lo ya alcanzado, nadie quiere repetir lo irrepetible, nadie quiere colocar un espejo que refleje el pasado; sino por el contrario, queremos que se avance por el camino correcto y creo fielmente que el trabajo realizado por los señores Vargas Lleras, De la Calle y Fajardo son dignos de tenerse en cuenta por quien ocupe la primera magistratura del país.

Al escucharlos en los distintos debates sostenidos entre ellos, al leer cada uno de sus programas de gobierno, me preguntaba: Que lástima que sólo uno de ellos es el que nos va a gobernar por cuatro años (yo preferiría que fuera por 5 o 6 años el período presidencial, pero bueno ese sería un tema para una próxima columna) porque todos indistintamente de sus ideologías, sus posturas, sus perfiles, sus sueños y trayectorias, sus aportes y ejecutorias al servicios de un solo país que nos une, son invaluables. Esas diferenciaciones entre ellos hacen tangible el pluralismo que pregona nuestra carta política en el inicio de sus páginas y hace grande a nuestra nación.

Por último, cuando se reflexiona profundamente, también se cae en el olvido de ciertos acontecimientos que han venido marcando las noticias en nuestro país en estos días. Reflexiono entonces: ¿Qué hay de la vida del señor Jesús Santrich? ¿Qué hay de la vida del jugador Stefan Medina? ¿Qué hay de la lesión de nuestra medallista olímpica Mariana Pajón? ¿Por qué no celebramos como se debería el podio de nuestro compatriota Miguel Ángel, “Superman” López en el Giro de Italia? ¿Qué hay de la preparación de Nairo Quintana para el Tour de Francia 2018? Como dice nuestro representante musical ante el mundo, Carlos Vives en una de sus letras, somos “…la tierra del olvido…”.

Por último, como estoy seguro que los artículos periodísticos deben ser criticados, cuestionados, complementados, opinados y sé que lo van a hacer con mucha altura y respeto en torno al presente artículo, les dejo la siguiente frase para su reflexión: “Pedazo diez – dos. Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente”: Indios Wayuu, referente al artículo 12 Constitución Política de Colombia.

Correo: dilmar23@hotmail.com

Twitter: @dilmarortizjoya

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