Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ En la sociedad actual, mostrarnos diferentes puede acarrear dificultades e incluso problemas. El nivel de tolerancia que se está viviendo en nuestro país ha llegado a su nivel cero. Por ello, el ser diferente es una virtud que se está perdiendo.
Muchas personas siguen el camino que dictan las convenciones y los usos sociales en lugar de seguir el suyo propio. Este hecho se da por el miedo a fallar. ¿Cuántas veces hemos tenido la posibilidad de mostrar nuestro propio punto de vista y por temor al rechazo hemos acabado aceptando el punto de vista en el que concuerdan todos, como si fuéramos parte de una línea de producción en masa?
La juventud nos debería dar más facilidades de mostrar nuestro punto de vista actual fresco y novedoso sobre la realidad actual y sobre el camino a seguir. Tenemos la oportunidad de ser originales.
Pero no es así. Pareciera que hoy en día a la juventud esa diferencia de pensamiento los hace más débiles y vulnerables al acoso, al bullyng y al gavillismo por tener ideas diferentes. Esto es un hecho típico en las escuelas, la universidad y el trabajo. Lo anterior hace que las personas que piensan diferente se tengan que amoldar al grupo para librarse de este acoso.
Se te olvida que ser diferente te permite ser sincero contigo mismo. Este dilema de aceptarnos en rebeldía y constituirnos en líderes de nuestro propio pensamiento o amoldarnos a las ideas preestablecidas nos define como leones o como ovejas.
Como lo dijo Albert Einstein: “Las personas que siguen a la multitud; normalmente no irán más allá de la multitud”. La persona que camina sola, probablemente se encontrará en lugares en donde nadie nunca ha estado. Estimado amigo, atreverse a tener un pensamiento diferente ayuda a encontrar nuevas ideas. Así nacen los líderes y los emprendedores.
Ser diferente te llevará a tener una vida más tranquila ya que actuarás de acuerdo a tus decisiones, lo que genera tomar el control de tu existencia y una energía positiva de fe en ti, sabiendo que estás haciendo lo correcto, quienes se te acerquen verán en ti un faro, cosecharás amistades por tu liderazgo y debido a que vas al frente, te aceptarán tal como eres en realidad sin necesidad de complacer al resto; desarrollarás más la creatividad y te convertirás en alternativa, eso sí, siempre respetando las demás ideas y posiciones.
El mejor cumplido que te pueden decir es reconocerte como único y que no hay otro igual a ti, eso significa que has dejado huella en las personas, recuerda que cada persona es un mundo.
Hoy ser diferente es un derecho indiscutible pero la realidad es que al hacerlo encontramos desde bullyng al niño distinto hasta menosprecio hacia los que no nos parecen iguales a nosotros por los motivos que sea. Esto, sociológicamente forma parte del amplio concepto del prejuicio.
El vivir en sociedad nos ofrece muchas ventajas para la propia supervivencia, pero a la vez nos obliga a que tengamos que estar involucrados, a sentir que pertenecemos a ese grupo social que nos circunda, eso nos lleva a una dicotomía entre ser uno mismo o el ser aceptado.
A nivel subjetivo, de un doctor o un gerente, se espera que vaya a su trabajo con traje formal, pero si quiere ser más alternativo, sólo podrá ejercer en grupos alternativos y socialmente se le tendrá en menor consideración.
Estamos llenos de prejuicios y a la sociedad de masas le interesa que sea así; a las grandes empresas les interesa que hagamos colas para ser los primeros en comprar sus productos, esos que nos permiten sentirnos exclusivos y diferentes formando parte de un grupo, paradójico, ¿no?
Se nos dicta que pensemos por nosotros mismos y tengamos ideas propias, pero lo primero que sucede si lo haces es que te miran raro y te critican, ah, pero si tu idea tiene éxito, tratarán de apropiarse de ella, las personas libres, que piensan por sí mismas infunden respeto, no son fácilmente manipulables.
Permanentemente debemos recordar que somos únicos, somos irrepetibles nunca lo olvidemos sin necesidad de demostrar nada, ni ser nada en especial, nuestro ser es único, aunque luego nuestro comportamiento se asemeje al de muchos otros, pero cada uno de nosotros tiene una configuración única e irrepetible.
Tenemos derecho a ser diferentes. Tenemos derecho a pensar de un modo distinto al de la mayoría.
*Profesional en Mercadeo
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