Por: César Camilo Hernández Hernández/ Empezamos el año con deseos de superar la pandemia y retomar la vida que llevábamos, con retos de obtener la vacuna en el menor tiempo posible y poder generar estrategias optimas para la reactivación económica, pero en varias regiones se han encontrado con procesos de revocatoria que generan ruido, desgaste y tropiezos en resolver lo verdaderamente importante.
La solidaridad que se ha buscado que se perciba dentro de la sociedad en estos tiempos, sigue manchada por intereses particulares y politiqueros, con actuaciones irracionales y desviadas de la realidad que afrontan los seres humanos y los territorios.
En ciudades ejes del desarrollo de Colombia, como Bogotá, Medellín y Bucaramanga, se inscribieron grupos promotores de revocatoria, el común denominador de los participantes, son populistas, políticos derrotados e inconformes por que no se hace lo que ellos digan.
La revocatoria es un mecanismo que tiene la ciudadanía para exigir el cambio del gobernante, pero contiene ciertos requisitos dentro de los cuales los dos mas predominantes son: la insatisfacción de la ciudadanía y el incumplimiento del programa de gobierno, por lo cual en estos momentos es inoportuna por la situación y el tiempo.
El primer requisito es muy ambiguo, ya que es normal que en ciertas ocasiones se genere malestar por las actuaciones de los gobernantes, pero es muy difícil generalizar, y el segundo, no es procedente, ya que apenas va trascurrido un año de gobierno y con pandemia abordo, muchos planes de desarrollo no se han podido ejecutar de manera oportuna y eficiente.
Pero si vemos el trasfondo de los intereses de estos promotores en las diferentes ciudades, son netamente basados en acciones políticas, revanchistas y populismo, donde encontramos personas que participaron en los comicios y perdieron contra estos gobiernos, estuvieron en el gobierno y no dejaron huella o se creen dueños de la ciudad y si no les hacen caso, buscan retaliación.
En el caso de mi amada Bucaramanga, se ha presentado una revocatoria populista, denominada como dicho de colegio ‘Sáquele Roja al Traidor’ y abanderada de lo que mas le ha hecho daño a mi ciudad, la politiquería, demagogia e inoperancia, estos absurdos están en contra de 140.000 ciudadanos que acompañaron al mandato de Juan Carlos Cárdenas.
El principio de la democracia según las Naciones Unidas es basado en el pueblo, con su voluntad y poder en el Estado, por lo cual, la ciudadanía fue quien eligió y tomo la decisión de apoyar al gobierno del movimiento de Ciudadanos libres, creyendo en su candidato como el de mas cualidades para llevar la batuta de la ciudad bonita.
Para la ciudad y su comunidad es contraproducente este proceso de revocatoria sin piso, es mas viable y oportuno actuar como una sociedad democrática, ayudando a fortalecer las instituciones, rodeando al gobernante de turno, jugando un papel propositivo que sume en la construcción de ciudad.
Lo que se merecen los mandatarios es una participación ciudadana alta y densa en perfiles competitivos que lo asistan en sus proyectos e inversiones, no se necesitan personas dentro y afuera de la administración que solo participen para corear lo bueno y malo, sin edificar gobierno, ciudadanía y desarrollo territorial.
La gobernanza moderna esta centrada en girar hacia una participación de los ciudadanos y el trabajo en equipo; las Alcaldías deben estar llenas de profesionales competentes y con las puertas abiertas a la ciudad, que permitan la recepción de aportes, insumos y herramientas para apalancar la gestión del burgomaestre.
La democracia debe prevalecer como estandarte en las regiones; en estos momentos, es necesario la compañía a la gerencia del alcalde Juan Carlos Cárdenas, por eso soy un convencido de que se le debe prestar todo el apoyo a la reinvención y consolidación de la Bucaramanga inteligente, sostenible y vivible.
*Ingeniero Industrial, Especialista en Gerencia de Proyectos y Magister en Administración.
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