Por: Carmen Elisa Balaguera Reyes/ En la medida que pasa el tiempo vemos con preocupación que para lo que otros es un sonido, una forma de vivir, para otros es un tormento percibir tantos ruidos juntos que no permiten tener momentos de plena tranquilidad.
El ruido es una sensación inarticulada desagradable a los sentidos, es un sonido no deseado, inesperado, molesto, invasivo, está considerado como el agente contaminante “invisible”.
Actualmente, el impacto negativo del ruido en la audición, la salud y la calidad de vida está totalmente aceptado y demostrado por un gran número de estudios científicos y médicos.
La Organización Mundial de la Salud establece que el ruido daña seriamente la salud e interfiere en las actividades cotidianas. Considera óptimo el ruido ambiental el que se mantenga por debajo de los 55 decibeles, los efectos nocivos comienzan a manifestarse desde los 65, a los 70 ya se causa pérdida de atención pues es difícil la concentración, a los 85 decibeles que produce el tráfico, las personas experimentamos stress, irritabilidad y cansancio, a los más de 100 decibeles se experimenta pérdida de la audición de manera temporal. Vemos como para el diario vivir, se dan efectos fisiológicos, psicosomáticos y es un grave problema social y del medio ambiente.
Una administración competente debe estar haciendo una lucha eficaz y decidida con la aplicación de la legislación y la normatividad existente. En Bucaramanga se estableció desde hace unos meses la realización de controles de los niveles de ruido en varios sectores de la ciudad. (Ver informe).
El Área Metropolitana de Bucaramanga expuso la aplicación de un proyecto que se denomina “Mapa de Ruido del Área” que se llevará a cabo este año y del cual esperamos conocer su desarrollo. “Según Óscar Mauricio Rojas Figueredo, coordinador del AMB, durante el presente 2018 se harán otros seguimientos y más estudios para hacer la evaluación en zonas críticas identificadas en Bucaramanga, Girón, Piedecuesta y Floridablanca.
Teniendo en cuenta los sectores denunciados por los ciudadanos y los identificados previamente en el ejercicio de autoridad ambiental, se construirá lo que se denominará como: el ‘Mapa de Ruido del Área’.
Las zonas que contarán con estos diagnósticos son:
Entre las calles 33 y 56 y las carreras 27 y 36, de Bucaramanga; El Malecón, de Girón; Cañaveral, en Floridablanca; y los sectores desde la Rioja hasta Puerto Madero, en Piedecuesta.
Para hacer estas mediciones se partirá de la respectiva distribución de usos de suelos establecidos en el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, así como de las tendencias y el inventario de fuentes potenciales de emisión de ruido.
Una vez adelantada la fase de identificación de las zonas de mayor impacto sonoro, se procederán a realizar los términos de referencia para la elaboración del citado ‘Mapa de Ruido’, y así posibilitar la adopción de planes de acción en materia de descontaminación auditiva”. (Ver informe).
En una zona cerca del centro de la ciudad donde pululan toda clase ruidos, con vehículos con parlantes a alto volumen vendiendo infinidad de cosas, frutas, verduras, cacharros, recogida de chatarra e inservibles y en donde en una de las esquinas se ubica un vendedor voceando su artículo, nace un niño que escuchaba desde su vivienda en un piso muy alto a este voceador cada medio día, sus primeras palabras no fueron papá ni mamá, sólo se le escuchaba hablar aguacateeeee.
Escuche el siguiente audio:
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