Por: Ruby Morales Sierra/ Espera siempre lo mejor, pero estemos preparados para lo peor, dice el antiguo adagio chino, que algunos repetimos en momentos de alarma.
Ahora más que nunca, aquí y ahora, estamos obligados a echar mano de toda la fuerza humana, cultura, disciplina, voluntad y respeto por la vida, para cumplir a cabalidad las normas sanitarias de prevención ante el virus mortal que le está quitando el aliento a miles de ciudadanos en casi todos los países del mundo, al desplegarse desde China, a partir de diciembre de 2019, donde se han registrado miles de infectados y más de 5.000 fallecidos.
Las noticias de los estragos en la población de Italia con más de 700 fallecidos en un solo día y en España más de 500, resultan escalofriantes. Por casi todos los países y en todos los continentes y lugares más remotos, la globalización ha mostrado su rostro más aterrador: la pandemia exportada y multiplicada a la velocidad de cruceros, aviones de turistas y a la gran movilidad del ser humano por todos los confines del mundo.
Quienes tenemos familia esparcida por el mundo, llevamos una cuota adicional de oraciones. Mi hermana escritora Carolina Spellman, quien reside en Londres me cuenta sobre las estrictas medidas de confinamiento y que todas las fábricas y recursos públicos y privados quedaron al servicio de la crisis sanitaria y a la fabricación de respiradores para el potencial de afectados. Desde esta semana, diseñadores ingleses, de Europa y EE.UU. empiezan a fabricar mascarillas y ropas hospitalarias.
Las compañías productoras de whisky y cervezas de Reino Unido utilizarán el alcohol para hacer desinfectantes. ¿Recuerdan nuestra industria Licorera de Santander y todas que teníamos en el país? Cuánto nos hubieran auxiliado en estos días de necesidad extrema… Lección: La corrupción también mata.
Arriba, Santander
En el tercer día de confinamiento nacional, en un inicio pedagógico y luego obligatorio de cuarentena de contención y preventiva, nos tomamos el pulso los colombianos y santandereanos para actuar con responsabilidad frente a nosotros mismos, nuestros seres queridos, los vecinos y la comunidad en general. Superamos en Colombia los 200 contaminados y dos decesos. Tarde o a tiempo, ya estamos en pleno rigor de cuarentena. Cada día tendrá su propio afán.
Sí o sí, tenemos que cumplir el aislamiento obligatorio, las advertencia y minuciosas normas de higiene y desinfección personal, de manos, ropa y zapatos, por las precauciones en los desplazamientos fuera de casa para la adquisición de alimentos y en el mismo trato personal en nuestros hogares.
Las medidas preventivas tipo guerra bacteriológica son para defender nuestra salud y la vida de quienes nos rodean. Es el momento de ir a nuestras raíces de valor humano más profundo y animarnos para estar resguardados mientras pasan los duros días que se avecinan.
Quienes participamos en las organizaciones comunales, nos hemos mantenido comunicados por las redes sociales, que en buena hora tenemos a disposición. Una gran ayuda para comunicarnos y darnos aliento en comunidad.
Las autoridades sanitarias con sus expertos e infectólogos, nos han enviado docenas de advertencias de comportamientos para evitar la transmisión. Háganos caso juiciosos y de forma responsables. La alarma es en serio y de alta disciplina.
Templemos un poco más nuestra fortaleza para superar ahora, como antes, tantas dificultades y momentos difíciles, como los hemos tenido los colombianos. Son días para agradecer cada día que podemos respirar sanos. Ánimo, optimismo y realidad.
De hecho, muchos no nos dimos por enterados que cada día que abrimos los ojos a la vida, somos unos privilegiados. Gracias vida por darnos tanto. No le pongamos más peso al heroico personal médico que atiende con las uñas y con el corazón.
Lo cierto es que, sin dudas, seremos diferentes después de esta prueba de prudencia, voluntad, valor, coraje y de amor a la vida. Cada día será una nueva lección. Nos disponemos a pasar la prueba bajo la mirada de la Divina Providencia. Amén.
Santa Cruz de la Colina, Santander, 22 de marzo de 2020.
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