Por: César Camilo Hernández Hernández/ Uno de los sitios más frecuentados por los jóvenes bumangueses, es la calle de establecimientos nocturnos mal llamada ‘Cuadra Picha’¨ o ‘Cuadra Play’ que a pesar de estar ubicada en uno de los mejores barrios de la ciudad, se ha convertido en un lugar de deterioro juvenil con casos de expendido de drogas, prostitución y peleas que llevan a trágicos finales.
Desde la Administración Municipal se debe generar un plan de choque inmediato que contemple el presente y futuro de este espacio que frecuentan miles de adolescentes a diario. No nos puede quedar grande estructurar un esquema de operación de los negocios que prestan sus servicios en esa calle.
Ciertos empresarios y representantes de agremiaciones vinculados al sector de bares y restaurantes, conformaron la Corporación de la Flores, guiadas por el caso de éxito del Parque Lleras en Medellín. La idea era crear un modelo de funcionamiento de la cuadra desde la formalidad pero siendo vinculantes con los informales, el enfoque cultural era trasladar el lema de la ciudad de los parques a la calle, este incluía fases que contenían aspectos como capacitación a la informalidad como vendedores de pinchos, hippies y a los mismos empresarios, generar campañas de sensibilidad ciudadana, articular con los organismos de seguridad, un plan seguro con cámaras, monitoreo presencial y prohibición de acceso, mobiliario público que ofreciera armonía entre el vendedor y cliente, así un sinnúmero de ideas positivas que pretendían darle otra cara a la cuadra que se estaba consumiendo a los adolescentes de la Ciudad Bonita.
Los casos de éxito y buenas prácticas se deben replicar, a nivel nacional tenemos ejemplo de trasformación de la conocida ‘Zona T’ en Bogotá, un espacio que en la década de los noventas era invadida por los problemas típicos de la mezcla de alcohol, drogas y rumba. Se volvió la Zona Roja de riñas callejeras, drogadicción y alcoholismo de los jóvenes o ‘niños bien’ de la noche capitalina. Desde ahí los diferentes interesados unieron esfuerzos para dinamizar una estructura de sector para la interacción social, la fiesta y la diversión nocturna de las antiguas calles del norte de la ciudad. Este lugar es actualmente ejemplo de arte, cultura y música que satisface variedad de necesidades de regocijo para los visitantes de estas calles. El año pasado se realizó el pacto entre los participantes del sector llamado ‘Me la juego por la zona rosa’ donde se fortaleció el compromiso entre autoridades del gobierno y comunidad por la sostenibilidad del lugar emblemático de esparcimiento de miles de jóvenes y adultos.
Otro ejemplo más llamativo es la trasformación del Parque Lleras en la Ciudad de Medellín, hacia una zona de flujo peatonal y un urbanismo táctico amable con los visitantes que rodean la variedad de ofertas comerciales para la rumba y la gastronomía, pero este lugar también fue foco de problemáticas juveniles, pero con el apoyo del sector público y privado han rescatado un ícono nacional de la vida nocturna y cultural. Esta zona está llena de tecnología, Wi-Fi gratis, eventos de calle, políticas con ambulantes, seguridad monitoreada y una unión solida entre los dueños de los negocios. Es así que este sitio se ha vuelto demasiado atractivo para los turistas y residentes de la ciudad.
Este proceso para nuestra ciudad bonita no se puede quedar en una prueba piloto, es momento de actuar y unir esfuerzos para hacerlo realidad, no podemos permitir que nos ganen los play o que nuestra juventud picha dañe a los otros, es la hora de lograr un cambio de 180 grados en pro de rescatar a nuestro jóvenes de las calles del mal.
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