Por: Julián Silva Cala/ A partir de conversaciones sostenidas en numerosos espacios en Santander y Bogotá queda la sensación de que una buena parte del electorado no se siente conforme con las dos alternativas que lograron su paso a segunda vuelta. Lo mismo sucede en otras regiones.
La desinformación y la presión mediática aumentan y debemos ser responsables con las actitudes asumidas como organizaciones y como individuos. Si pregonamos acuerdos sobre unos principios, que son el fundamento de la ‘Coalición Colombia’, no podemos negarnos a revisar el acuerdo sobre lo fundamental que propone una campaña, sin olvidar que recientemente hubo en otra un acuerdo de Gobierno para refundar la patria.
Dudo que dirigirse en términos peyorativos a ese medio país que se niega a confiar en la izquierda colombiana, retando a votar por Petro en permanente actitud desafiante como hoy sucede, vaya a acercar la victoria de la hastiada ciudadanía. Invito a todos a respetar y aceptar cualquier decisión tomada por individuos afines a ‘Coalición Colombia’, entendiéndola como una fuerza con una riqueza diversa, heterogénea, deliberativa e igualmente válida, que conserva el mérito de atreverse a presentar una propuesta responsable de país y someterla a consideración en las urnas en medio de otras dos propuestas directamente enfrentadas.
Perdimos esta vez con Fajardo y con ello dejamos pasar una gran oportunidad de motivar a millones de personas a partir de una convocatoria amplia, diversa y respetuosa, que indudablemente caló en la Colombia urbana. Esa es nuestra propuesta política. Esta confianza en la concertación metodológica, a partir de principios públicamente conocidos y la capacidad de liderazgo de congresistas de la ‘Coalición Colombia’, especialmente del Verde con un héroe nacional como Antanas Mockus, fue lo que nos unió.
Esto no se trata entonces de la temperatura del agua ni de descubrirla tibia. Se trata de la capacidad de organizar la campaña ganadora en dos semanas, teniendo en cuenta el pasado reciente de los personajes enfrentados, su imagen, su discurso y especialmente la forma como las dos posturas definitivas terminan comunicando sus mensajes desde ángulos contrarios según sus convicciones y por supuesto la táctica electoral, en lugar de una posibilidad intermedia que favoreciera la mayoría de uno y otro lado: la apuesta de centro.
Pretender convencer de esta nueva opción, secundaria para millones de votantes de esa legítima primera opción intermedia francamente representada en la aspiración de Sergio Fajardo y Claudia López, a decidirse por uno u otro candidato en la segunda vuelta apelando a una especie de voto automático o simplemente al eventual sentimiento de culpa de quienes apoyamos la ‘Coalición Colombia’ ante un posible triunfo de Duque, desconoce el origen de la misma; el núcleo de su propuesta y su virtud integradora ¡Es un error! Es desconocer la regla básica en política, sumar. Y aquí hay varias maneras de sumar, pero la carga demostrativa del poder del argumento corresponde a quienes vencieron, a la ‘Colombia Humana’.
Así que el método tiene que ser diferente; el carácter tiene que ser afable, propositivo, dialógico, constructivo. Tenemos que construir pensando en ese país que igual no vota, que no le juega a los partidos políticos, aunque no sepamos muy bien por qué, pero tal vez porque no confía en el Estado ni en las elecciones. Aunque requiera máxima pedagogía y dedicación. De ahí que el acuerdo deba ser sobre la base de mínimos y deba ser sobre todo creíble.
¿Qué están dispuestos a concertar los extremos para persuadir al país de que son mejores que el derrotado centro? ¿Qué afinidades programáticas tenemos? ¿Qué nos une y qué nos separa? ¿En dónde vamos a ceder? ¿Cómo definimos un nosotros donde quepamos todos y especialmente los que más han padecido en este país, sin duda las víctimas de la violencia y la corrupción?
La responsabilidad evidentemente la tiene el ‘petrismo’. La responsabilidad de convencer al país de que puede creer en su líder. De que hay vida más allá del líder. De que no es un espejismo. No puede ser la simple oposición al otro; tiene que ser por encima de todo la construcción de un país mejor para todos, definitivamente mejor que aquél promovido por el contendor.
Y a los demás nos corresponde votar en conciencia pensando en Santander y en Colombia; expresarnos y compartir la información que estimemos necesaria para defender las causas que nos unen, como la defensa del agua, los páramos, ciénagas y ríos, o la búsqueda de autonomía alimentaria, o una necesaria y gradual transición hacia energías renovables, hacia ciudades sostenibles planificadas y adaptadas al cambio climático que gestionan adecuadamente el riesgo, o el respeto irrestricto a los derechos de las minorías y a las libertades individuales. Y todas aquellas que expresamente hemos defendido en las urnas.
Personalmente promoveré la participación y el debate, pues creo que eso es lo que pretende ‘Coalición Colombia’: aportar salidas concertadas a problemas complejos en el marco de nuestro proceso de construcción nacional. No creo que votar en blanco sea la salida, pero respeto la decisión de quienes así lo prefieran.
En cambio considero que lo que corresponde es liderar discusiones y abrir espacios de diálogo, procurando una campaña limpia e informada para ver si esta vez esa Colombia que representa la oposición a las maquinarias tradicionales aprovecha la oportunidad de hacer historia.
Votaré por Gustavo Petro, esperando que le cumpla al país con un gobierno que respete la Constitución de 1991, que se ajuste a los límites institucionales allí trazados, que ofrezca garantías a los empresarios legítimos abriendo canales de diálogo y que atienda el buen consejo de la tecnocracia que lo sepa rodear, especialmente cuando se atrevan a cuestionarlo. Un proyecto más amplio y más duradero que la figura de Gustavo Petro, que sepa valorar el gran aporte que ha hecho ‘Coalición Colombia’ a nuestra imperfecta democracia.
Me rehúso a aceptar con resignación el resultado inmediato de esta primera vuelta como una verdad inmutable. Creo en la paz como valor supremo y en la reconciliación como objetivo nacional, de manera que este breve texto es apenas la manifestación de mi posición personal, fruto natural del ejercicio reflexivo íntimo que implica el voto. Agradezco a todos su comprensión.
Twitter: @JulianSilvaCala