La flotilla de aviones de combate son armas disuasorias que poseen la mayoría países para “garantizar su soberanía”, en caso de que haya una violación de su espacio aéreo o en caso de que se entre en algún conflicto bélico.
Por: Jhon F Mieles Rueda/ En los últimos días se ha acrecentado el debate por causa del anuncio del Gobierno Nacional en cabeza del Presidente Gustavo Petro en el que dieron a conocer que Colombia renovará la flota de superioridad aérea compuesta por los veteranos aviones Kfir de 3.5 generación de fabricación israelí por los modernos y potentes cazas polivalentes Rafale C/F3 de 4.5 generación de fabricación francesa.
Más allá de si Colombia debe o no comprar dichos aviones, paradójicamente es ahora el Presidente Gustavo Petro quien hace el anuncio de la compra mientras antes cuando era senador era quien más se oponía a dicha adquisición alegando que Colombia no tenía enemigos externos y que esos recursos deberían destinarse a inversión social.
Más allá del debate y la controversia, el presidente como comandante en jefe de las fuerzas militares es consiente que Colombia necesita renovar la flota de superioridad aérea compuesta por los Kfir que ya está llegando al borde de su vida útil después de más de 30 años de servicio en Colombia puesto que ya casi no se les consiguen repuestos, tienen un costo de operación muy elevado y son inseguros para los pilotos, esto a pesar que se hicieron modernizaciones de los sistemas y de la electrónica de los aviones.
En cuanto al proceso para elegir el nuevo avión de caza, se manejaron 4 opciones de aviones, entre las que estaban: Rafale, Gripen, F16 y Eurofighter, pasando así en una primera instancia a descartar la compra del último por su elevado valor y dejando un completo estudio sobre el que se recomendaría para comprar.
Finalmente, el avión preseleccionado para ser adquirido se trata del Rafale de fabricación francesa, el caza más moderno de dicho país; el cual, realizó su primer vuelo el 4 de julio de 1986, entrando en servicio en el Ejército del Aire francés a finales del año 2000, y más tarde en la Aviación Naval Francesa.
Los costos de logística en entrenamiento de pilotos y mantenimiento de aeronaves resultan ser más económicos que sus competidores en el mediano y largo plazo. En cuanto al Rafale, puede tener un costo similar a los F-16, pero al parecer hay un mayor plazo de financiación lo que los haría presupuestalmente más viables.
Según los expertos, esta aeronave le brinda a Colombia las mejores opciones en cuanto a capacidad operacional y en cuanto a los retos futuros que se puedan presentar en temas de soberanía, en temas de protección de nuestros activos estratégicos en el país y la lucha contra el crimen trasnacional.
La flotilla de aviones de combate son armas disuasorias que poseen la mayoría países para “garantizar su soberanía”, en caso de que haya una violación de su espacio aéreo o en caso de que se entre en algún conflicto bélico.
Un logro del gobierno Petro es haber restablecido las relaciones políticas con Venezuela, lo que en cierta forma baja la tensión y premura de la adquisición de los aviones de combate, pero la flotilla de guerra es necesaria ya que aún continúan las disputas territoriales con Nicaragua y para poder ejercer la diplomacia, también es necesario tener un mayor poderío que el rival de manera que se tenga una ventaja ante eventuales negociaciones.
El gobierno colombiano y la firma francesa Dassault Aviation, la empresa fabricante, sellarán la adquisición de un total de 16 de estos aviones (12 monoplazas y cuatro biplazas), pero el contrato inicial será por entre tres y cuatro unidades que llegarían en tres años al país por valores aproximados 678 millones de dólares.
Esta es la primera fase del proyecto, esperándose entonces la expedición de un nuevo Conpes (así como de un nuevo Confis) el próximo año, en donde se detallen las cifras (aproximadamente 2.800 millones de dólares) para la adquisición de las restantes 13 unidades. Según diversos medios, la adquisición de estos aviones será financiada por el Gobierno Francés a 20 años, con un periodo de gracia de cinco años.
Este primer acuerdo incluye, además de los aviones, aspectos tales como la integración de sistemas y armas, simuladores para el adiestramiento de las tripulaciones, capacitación de personal técnico y asistencia por parte del Ejército del Aire y del Espacio de Francia, en desarrollo del documento Conpes 4078.
Así mismo, la Fuerza Aérea Colombiana – FAC debe cambiar radicalmente la infraestructura de sus bases para adaptarla a los nuevos aviones y equipos, lo que también supone una inversión significativa para el país.
Una vez el presidente Petro firme la orden de compra, empezará el ocaso de la era de los Kfir y la FAC podrá renovar progresivamente su flota de superioridad aérea para hacerle frente a los Sukoi venezolanos que de momento son la mayor amenaza bélica para el país, a la vez que Colombia tendrá una de las fuerzas aéreas más fuertes de Latinoamérica solo por detrás de Brasil.
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Escritor, agroforestal y político local.
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