Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ En medio de una gran concertación de todos los partidos políticos, el Congreso de la República aprobó esta semana el nuevo código electoral, que modificará las normas electorales por los próximos años y en las que resaltó la llamada equidad de género.
La equidad de género o paridad en las listas electorales, en el contexto de esta reforma, significa que en adelante los partidos políticos deberán, al momento de conformar sus listas para corporaciones públicas (Concejos Municipales, Asambleas Departamentales, Senado y Cámara de representantes) incluir mitad hombres y mitad mujeres, hasta hoy era obligatorio conformar las listas con mínimo el 30% de mujeres.
La paridad en las listas electorales sin lugar a dudas es un logro importante para las mujeres, ya que les permitirá, ocupar más espacios dentro de los escenarios políticos y de toma de decisiones del país y que se hagan cargo, defiendan y argumenten sobre los temas y los intereses que nos son comunes.
Ahora bien, aunque valoro el esfuerzo de los Parlamentarios en implementar esta paridad en las listas, en tiempos en que se cuestiona la desigualdad entre hombres y mujeres en escenarios laborales y la exclusión de las mujeres de la representación y los procesos de decisión política, por si sola, esta norma no garantiza la paridad en las curules de las Corporaciones e igualdad real en los escenarios de toma de decisiones. Hablamos de más mujeres candidatas, no de más mujeres electas.
Con la implementación de Ley 581 del 2000, “Por la cual se reglamentó la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de las diferentes ramas y órganos del poder público…”, se buscaba desde esa época lograr más participación de la mujer en las instancias de decisión política y por ello se implementó como obligatorio la participación de mínimo el 30% de las mujeres en las listas de aspirantes a las Corporaciones. Aunque esta norma mejoró la participación femenina, el resultado no fue el esperado, pues siempre hay “jugaditas” para hacerle la trampa a la normas y evitar que cumplan su finalidad.
Las listas para elegir los miembros de las corporaciones se han estado conformando desde el año 2000, con el 30% de mujeres, pero desafortunadamente en muchos casos, estas mujeres no aspiran realmente a ocupar una curul, simplemente ocupan un lugar en la lista para cumplir con la norma y prueba de ello es que por ejemplo de los 16 Diputados de Santander solo 3 son mujeres, el 18% y de los 108 Senadores, solo 22 corresponden a mujeres, el 20%.
De lo anterior se puede deducir que lo que se está haciendo es inscribir mujeres para cumplir la norma, pero no se están inscribiendo realmente candidatas con el deseo de salir electas. Si lo que el Congreso de la Republica busca es que se respete la equidad de género para ocupar las Corporaciones, lo que debería hacer es por ejemplo entre otras alternativas, dividir las curules entre hombres y mujeres y de esa forma si tendríamos un gran número de mujeres candidatas y electas, representando idóneamente a sus comunidades y tomando sus decisiones.
La aprobación de la reforma política de esta semana, aunque protege directamente los interés de las mujeres, también exige de ellas un mayor liderazgo, un mayor interés por los temas comunitarios, mayor responsabilidad en la administración de estos derechos adquiridos y un mayor empoderamiento para empezar a ocupar esos cargos de toma decisiones que tradicionalmente han sido ocupados por hombres, más por costumbre y machismo que por resultados en su gestión.
Resalto la gestión del Congreso en la formulación de esta reforma, en cuanto al tema de equidad de género se refiere, por cuanto avanzamos hacia un país más justo y equitativo, pero le queda una tarea grande, junto a los órganos de control y partidos políticos, para que esta norma realmente sea efectiva, pues como ya está demostrado, es fácil burlar su cometido y realmente nuestra democracia requiere de corporaciones en donde los debates sean más profundos, con diferentes puntos de vista, que representen a la mayor cantidad de habitantes y minorías y de esta forma se tomen decisiones cada vez más acertadas, solidarias y equitativas.
¡Necesitamos más mujeres en el poder!
*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.