Por: Laura María Jaimes Muñoz/ Se escucha decir a viva voz que en los momentos difíciles es donde se conoce a los verdaderos amigos, a los familiares sinceros y a los padres responsables comprometidos con su familia, pues con casi seis meses de pasar por dificultades y por el estrés que representa el aislamiento social, es decir, el encierro, la distancia y las dificultades económicas, los niños y los jóvenes son quienes están pasando por una adaptación en pleno desarrollo de su temperamento y personalidad, así como también los adultos mayores que sufren por tener la oportunidad de reunirse con sus hijos; ha sido un cambio transcendental en el estilo de vida de todos.
Ahora bien, reconocer que la vida es corta y que esto ha cambiado al mundo, no es fácil para nadie, pero lo peor es darse cuenta que a muchos este “trastorno de la cotidianidad” no los ha cambiado nada, pues los corruptos siguen robando, los pobres siguen siendo más pobres, los ricos siguen siendo más ricos y las madres cabeza de familia siguen respondiendo por sus hijos pues los padres ahora tienen una excusa más para no estar con ellos.
Reconocer que estamos en una sociedad bastante deteriorada por el consumismo donde es más importante tener “televisor” que educar a su familia, o mejor aún, cuidar de su familia, es una sociedad preocupada por saber qué pasará con los centros comerciales, con el nuevo candidato a las diferentes corporaciones pues lograr saber quién será el que seguirá aprovechando el momento, como se puede ver que hasta salen en las redes o medio de comunicación a contarle al mundo que tienen Covid-19 en su mansión donde muestra sus cuidados, esto sólo para tener seguidores, sin pensar que mucha gente que nadie conoce y que sólo son cifras, su familia si está sufriendo la inclemencia de una enfermedad que de un momento a otro se lleva sus seres queridos.
Qué falta de sensibilidad social, qué falta de temor hacia lo que realmente está afectando a un mundo donde “nadie es eterno” y en cualquier momento puede llegar a nuestras casas, necesitamos un cambio, pero un cambio real, es urgente ser solidarios, es urgente demostrar el amor a quienes lo necesitan, es urgente no tener miedo… pero no para salir a la calle a defender a “Uribe” (él se defiende sólo) no tener miedo pero para defender nuestros valores, nuestros derechos, a nuestros niños que necesitan un futuro mejor construido en un presente que sólo nosotros podemos proporcionarles .
Estamos rodeados de personas enfermas pero de ansias de poder, cuando pasan los límites de la desfachatez, cuando salen en sus discursos como por poner un ejemplo “a defender el páramo de Santurbán” cuando ni siquiera puede defender a su familia, cuando no es una persona honesta, cuando defiende los derechos de otros pero no puede defender los propios porque no tiene el valor moral para hacerlo, “enfermos” con su fachada para continuar con sus adeptos quienes en medio de su ingenuidad esperan un mundo mejor.
Tenemos que hacer algo… ¡Es urgente! Tenemos que salir, pero a fortalecer la educación, a fortalecer los hábitos saludables, a cuidar el medio ambiente desde nuestra casa y a cuidar a nuestras familias, podemos empezar porque realmente sí se logra en los momentos difíciles saber quién es quién.
*Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica y de la Salud.
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