Por: Fray Andrés Julián Herrera Porras, O.P./ Al comienzo de cada año solemos hacer listados de compromisos, de sueños, de metas para desarrollar a lo largo del año y esa fue mi primera intención para esta columna, sin embargo, luego de pensar en esté y en otros posibles temas para la primera columna del año, he optado por escribir la columna que me gustaría tener que escribir en enero del 2023, quisiera pensar que ojalá es un “spoiler” de lo que será este año.
Es enero del 2023 y estoy muy feliz de poder escribir estas líneas en las que simplemente haré un breve recuento de los logros más significativos del 2022 y el gran cambio que este año ha generado en todo el planeta.
En primer lugar, después de la iniciativa que tuvo Francia en los primeros días de enero de restringir el uso de empaques plásticos para frutas y vegetales, ahora podemos decir con alegría que, la prohibición se ha extendido en toda la Unión Europea y luego los han seguido Estados Unidos y buena parte de América Latina; los ambientalistas pronostican que está práctica quedará totalmente erradicada de estos y otros alimentos, para febrero de este año.
El fantasma de la pandemia se ha ido desvaneciendo en todo el mundo gracias a la combinación entre vacunación y conciencia, incluso en África se llegó al 85% de la población con el esquema completo, todo gracias a la renuncia de las patentes por parte de los laboratorios y a la decisión mundial de cambiar la destinación de los presupuestos de compra de armamentos por la inversión en la lucha contra el Covid−19.
Aún estoy celebrando los cambios logrados desde junio en materia de lucha contra el cambio climático, luego de que se implementaron políticas públicas serias al respecto, tales como la inversión en la reforestación de algunas zonas, entre ellas el Amazonas, el cierre de fábricas cuyas emisiones de dióxido de carbono eran excesivas y la implementación del “carro único” por núcleo familiar, además de políticas locales como la implementada en nuestro departamento de Santander de incentivar el uso de la bicicleta brindando servicio de mantenimiento gratuito e incluso incentivos salariales a quienes la usan como medio de transporte diario.
Con todo esto, la mayor alegría me la da el saber que este año descendió la cifra de niños con desnutrición a nivel mundial y en Colombia llevamos una racha de seis meses sin que muera ningún menor de edad a causa del hambre.
Estos cambios en Colombia se dieron en buena medida gracias a la renovación del congreso, al parecer la desarticulación de los poderes hegemónicos que por años se habían sucedido en las curules permitió por fin pensar en el bien común, al punto que después de tanto tiempo de despilfarro se nombró por fin un fiscal general que sabe un poco más de derecho penal que de almuerzos gourmet.
Este cambio de paradigma político permitió también retomar los compromisos con la paz. Gracias al liderazgo de la Comisión de la Verdad, los ex combatientes de la extinta guerrilla de las FARC han asumido con mayor seriedad los compromisos adquiridos y el nuevo gobierno ha venido cumpliendo su parte, todos en favor de las víctimas y de la construcción de un país por fin reconciliado.
Hablando de reconciliación, los diálogos con el ELN ya llevan tres meses y está a punto de firmarse el acuerdo que pondrá fin a esta guerrilla y a algunas disidencias de las FARC que se sumaron a las negociaciones.
Sigue avanzando la apuesta por la energía limpia en el país, desde que se solucionaron los inconvenientes con las comunidades indígenas se ha logrado avanzar con la construcción de los parques de energía eólica y la instalación de paneles solares en el departamento de La Guajira, que también reportó por fin una escolaridad del 100% de todos sus niños, niñas y adolescentes.
Se dieron muchas otras cosas en el bendecido 2022, la implementación de la política del “consumo local” logró fortalecer el agro, el acuerdo político contra la polarización y la “desmantelación” de los clanes que tenían el poder político en las regiones, la selección Colombia fue al mundial, pero esta vez el fútbol no tuvo que servir de cortina de humo para nadie. Quiera Dios que este 2023 sigamos unidos en medio de las diferencias construyendo un país mejor que responda siempre al gran principio del bien común.
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*Abogado. Estudiante de la licenciatura en Filosofía y Letras. Miembro activo del grupo de investigación Raimundo de Peñafort. Afiliado de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino
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