Por: Javier García Gelvez/ Astronautas se les denominan a las personas que luego de haber pasado por un entrenamiento riguroso, tiene la capacidad de operar o pilotear o hacer parte de una tripulación de una nave espacial.
Y es que no es para menos cuando se trata de despegar hacia el profundo e intrigante cosmos de la tributación en Colombia.
David Rosenbloom, Brian Arnold, Jeffrey Owens, Pascal Saint-Amans y Kent Smetters; tienen nombres de astronautas, pero no lo son, tampoco los conoce nadie en Colombia, sin embargo, se embarcaron en la nave que los conducirá a la constelación fiscal en nuestro país para descubrir lo que ya está descubierto.
Estos señores no son ningunos navegantes espaciales, pero integran “la comisión de expertos en beneficios tributarios” contratada por el estado para descifrar porque en Colombia no rinde la plática; y decirnos que tenemos que hacer para tapar la tronera que dejo la pandemia.
Oh sorpresa, descubrieron que $92,43 billones de pesos se están perdiendo en los exagerados costos por beneficios tributarios a las empresas, entre las que se encuentran Ecopetrol y las mineroenergéticas nacionales e internacionales además de todas las del sector financiero.
Se supone que los beneficios tributarios deben permitir la reactivación de la economía, fomentar el empleo, el emprendimiento y propender hacia la formalización laboral, empresarial y tributaria, fundamentados en los principios que rigen el sistema tributario nacional, pero por lo visto esto no ha funcionado toda vez que los indicadores de desempleo son los más altos en la historia de nuestro País, y los niveles de pobreza han llegado a extremos prácticamente incontrolables.
Además, “descubrieron” que otro factor que incide en el detrimento de los ingresos tributarios es el de la evasión, por allí se escabullen 43,2 billones de pesos y las estrategias de la DIAN para cerrar esta brecha no dan los resultados esperados.
Nuevamente sale el gobierno a decir con rimbombancia que “en el 2021 se atacara este flagelo que tanto daño le hace al país”.
Estas revelaciones de la comisión, serán las bases de la próxima reforma fiscal llamada Ley De Reactivación Económica, la tercera de la administración de Iván Duque, que se presentará ante el Congreso que pretende superar la crisis económica, y que buscará 2% del PIB, es decir 20 billones de pesos.
Las soluciones propuestas son obvias; gravar más bienes y servicios de la canasta familiar, ampliar el rango para que más personas naturales paguen impuestos, formalizar los micro negocios y famiempresas para someterlos al régimen tributario y por supuesto los grandes capitales de las grandes empresas continuaran gozando de sus exenciones.
Es como si tuviera un “deja vu” es decir; la sensación de haber pasado con anterioridad por una situación que se está produciendo por primera vez. Y es que en la primera reforma tributaria de este gobierno denominada Ley de Financiamiento que fue tumbada por la Corte Constitucional a juicio de los conocedores debió llamarse ley de desfinanciamiento porque, aunque la Comisión de expertos tributarios advirtió, con absoluta claridad, que no conviene otorgar tantos beneficios y exenciones, el gobierno no le prestó ninguna atención.
Posteriormente, el gobierno impulsa su segunda reforma tributaria la cual llamo Ley de Crecimiento Económico, allí se adoptan medidas para la promoción del crecimiento económico, el empleo, la inversión, el fortalecimiento de las finanzas públicas y la progresividad, equidad y eficiencia del sistema tributario; más de lo mismo, lo novedoso es la creación de los tres días sin IVA para la enajenación de bienes corporales muebles y la implementación del régimen simple.
Desde el primer día de su posesión, Iván Duque asumió la reforma tributaria como el centro de su gestión; eso no tiene absolutamente nada de malo, sin embargo, parece haber olvidado que el sistema impositivo debe contribuir a consolidar la economía, a impulsar sectores como la industria, la agricultura y el turismo, y depender menos de los hidrocarburos. Los impuestos deben propender por la equidad, por la disminución de la pobreza, por el bienestar social y por el desarrollo de las comunidades; No sé quién le habla al oído, pero hasta su jefe lo ha regañado, es como si le hubiera dejado esta tarea a su ministro que desde hace lustros lo único que le interesa es favorecer a los poderosos y dejar a merced de la desesperanza a los más pobres.
*Contador Público y Especialista en Revisoría Fiscal y Contraloría.
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