Las misiones de rescate y ayuda trabajan a toda marcha en Marruecos, a cuatro días del seísmo de 6,8 en la escala Richter que ya se ha cobrado la vida de más de 2.900 personas. En medio de las operaciones de ayuda nacionales e internacionales, decenas de damnificados marroquíes en zonas remotas han señalado al gobierno por la mala gestión del desastre y la falta de ayuda. Algunas personas que se han quedado sin hogar se han visto obligadas a cobijarse entre mantas a la intemperie.
Indignación. Es lo que sienten decenas de supervivientes del terremoto de Marruecos, de magnitud 6,8 en la escala Richter. Muchos de ellos continúan en refugios improvisados en su cuarta noche a la intemperie después del terremoto.
Algunos, como Mehdi Ait Bouyali, se han visto obligados a acampar a la intemperie porque no tienen dónde ir después de que el seísmo destrozara su aldea.
«Los pueblos del valle han sido olvidados (…) Necesitamos cualquier tipo de ayuda. Necesitamos tiendas de campaña», dijo Ait Bouyali en medio de la carretera de Tizi n’Test, que conecta valles remotos con Marrakech.
El marroquí de 24 años sostuvo que él y otros desplazados que están acampando en la carretera habían recibido comida y mantas de las personas que pasaban por la zona. Pero nada por parte del Gobierno.
El número de víctimas por el terremoto ya ha aumentado a más de 2.900 y las autoridades locales han asegurado que esperan que aumente aún más. Los heridos ya sobrepasan los 5.300 en el que ha sido el terremoto más mortífero en el país desde 1960.
En medio del caos, las misiones de rescate nacionales e internacionales continúan las 24 horas del día. Países, como España, Qatar y Reino Unido han mandado misiones de ayuda a Marruecos, que ya están trabajando sobre el terreno.
Ciudadanos de todo el país también se han movilizado ayudar a los afectados. Algunos intentan encontrar a supervivientes entre los escombros y otros, como Brahim Daldali de Marrakech, reparten comida y agua a los damnificados.
«No tienen nada y la gente se muere de hambre», dijo Daldali.
Las probabilidades de encontrar a supervivientes son cada vez más bajas con el paso del tiempo. En la zona del Alto Atlas, muchas casas tradicionales de adobe se desmoronaron sin dejar bolsas de aire. Además, los corrimientos de tierra provocados por el terremoto han bloqueado las carreteras y el ya difícil acceso a las localidades más remotas.
En estos momentos, los expertos aseguran que la forma más directa de proporcionar ayuda a los afectados en la ciudad de Marrakech y las zonas rurales de las montañas del Atlas es donar a organizaciones que tienen operaciones sobre terreno.
El sonoro rechazo de Rabat a la ayuda internacional
El movimiento de Rabat respecto a la ayuda del extranjero ha sorprendido a la comunidad internacional. Mientras que el país ha aceptado la ayuda de España, Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos no lo ha hecho con la de Italia, Bélgica, Francia y Alemania, cuyas propuestas de ayuda no han sido aprobadas.
Francia y Alemania han negado que este movimiento se trate de un mensaje político. Pero no todos piensan igual. El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Taji, dijo este martes a la emisora de radio ‘RTL’ que el país solo había aceptado la ayuda de los países más cercanos al reinado de Mohamed VI.
No obstante, Marruecos ha asegurado que se trata de un tema de logística y organización para poder aprovechar al máximo los recursos y la ayuda proporcionada.
“Marruecos acoge favorablemente todas las iniciativas de solidaridad procedentes de todo el mundo (…) El rey Mohamed VI ha expresado el sincero agradecimiento del Reino (…) a la solidaridad con el pueblo marroquí en estos difíciles momentos”, apuntaba un comunicado del Ministerio del Interior de Marruecos.
No obstante, muchos desplazados no han visto con buenos ojos esta decisión. En la localidad de Amizmiz, al pie de las montañas, algunas personas que perdieron sus casas han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero otras no. Algunos siguen refugiados bajo mantas.
«Tengo mucho miedo. ¿Qué haremos si llueve?», dijo Noureddine Bo Ikerouane a la agencia Reuters, a la que explicó acampaba a la intemperie con mantas junto a su mujer, su suegra y sus dos hijos, uno de ellos autista.
Mientras, el rey Mohamed VI visitó este martes el Centro Hospitalario Universitario Mohamed VI de Marrakech y saludó y mostró su apoyo a algunos de los heridos.
Pero, para algunos de los damnificados que están viviendo a la intemperie, la visita del rey al hospital no es suficiente.
Cancelaciones masivas: el terremoto espanta a los turistas
Los teléfonos de las agencias de viajes de Marrakech han estado sonando mucho durante los últimos días. El motivo de la llamada se repite: cancelar sus viajes y recorridos por la capital turística de la nación y también por la zona del Alto Atlas después del terremoto.
«Un grupo de 1.000 españoles iba a venir a Marrakech y tenía previsto hacer circuitos por la zona de Al Haouz, pero la agencia española que organizaba el viaje nos contactó para aplazarlo hasta el mes de noviembre», contó un operador turístico en condición de anonimato.
Abdelali Shouli, guía turística desde hace 15 años, también ha notado el impacto del terremoto en su trabajo.
«Ha venido muy poca gente, antes tenía grupos de 20 personas, ahora solo tengo visitas con dos o tres turistas», indicó Shouli a la agencia EFE, a lo que añadió que mucha gente había expresado temor a posibles réplicas.
Gran parte de la economía afectada por el seísmo depende del turismo. Por ello, el Sindicato de Empresas Tour Operating aseguró que el aeropuerto de Marrakech funciona con absoluta normalidad y otras personalidades públicas, como el embajador francés en Marruecos, Christophe Lecourtier, han animado a sus compatriotas a visitar el país en estos momentos tan complejos.
“En estos tiempos difíciles, nuestro corazón está con Marruecos”, aseguró Lecourtier.
Los expertos señalan que aún es muy pronto para dar datos sobre el impacto en el sector turístico. No obstante, la asociación hotelera del país ya ha expresado que también espera recibir el apoyo del Gobierno.