El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propondrá recortar miles de millones de dólares en ayuda al exterior en el presupuesto del año fiscal 2021, al tiempo que buscará incrementar los fondos para contrarrestar la influencia económica de China y Rusia, dijo a Reuters un alto funcionario del Gobierno.
Trump, un mandatario republicano, buscó en la propuesta presupuestaria del año pasado reducir la ayuda de Estados Unidos al exterior pero enfrentó resistencia del Congreso y no pudo concretar su objetivo.
Su más reciente proyecto de presupuesto, que será revelado el lunes antes de ser enviado al Congreso, recoge políticas de gasto de su gobierno que posiblemente tendrán pocas chances de ser aprobadas, especialmente en un año electoral para Estados Unidos.
Trump buscará hacer un recorte del 21% en la ayuda exterior en la propuesta, que solicita 44.100 millones de dólares para el próximo año fiscal en comparación con 55.700 millones de dólares autorizados el periodo fiscal del 2020, dijo un funcionario del Gobierno.
Los fondos de ayuda a Ucrania se mantendrán en sus niveles del 2020 bajo la nueva propuesta, dijo el funcionario.
Trump fue absuelto la semana pasada de cargos de abuso de autoridad en un juicio político en el Congreso por supuestamente haber retenido ayuda a Ucrania para alentar a Kiev a investigar a su rival político Joe Biden, un candidato presidencial demócrata y exvicepresidente de Estados Unidos.
Funcionarios del Gobierno dijeron a Reuters que Trump solicitaría un aumento en los fondos para la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (DFC) a 700 millones de dólares, en comparación con 150 millones de dólares del año anterior.
La DFC (por sus siglas en inglés) se formó en gran parte para contrarrestar la creciente influencia económica de China. Sirve como un banco de desarrollo que se asocia con el sector privado para otorgar préstamos en países con economías emergentes y es también una opción financiación alternativa a lo que Washington considera como prácticas depredadoras de Pekín.
Las autoridades estadounidenses quieren minar el poder que China ha ejercido con dichos préstamos y ayudar a los países a evitar lo que llama una estrategia de “trampa de la deuda” de Pekín, en la que los estados abandonan el control de puertos, carreteras u otros activos importantes cuando financian proyectos de infraestructura con créditos chinos que después no pueden pagar.