Tras un largo escrutinio, este lunes las autoridades electorales de Turquía anunciaron los resultados definitivos: 49,5 % de las papeletas para actual mandatario Recep Tayyip Erdogan, frente al 44,8 % del opositor Kemal Kiliçdaroglu. No obstante, al no alcanzar el umbral del 50 % necesario para convertirse en presidente en la primera vuelta, los turcos tienen una segunda cita electoral el 28 de mayo. ¿Cuáles son los principales claves de estos nuevos comicios?
Tras no lograr una mayoría este domingo, Turquía irá a una segunda vuelta el 28 de mayo, según anunció este lunes 15 de mayo el Consejo Supremo Electoral turco (YSK) luego de publicar los resultados finales.
Tocado, pero no hundido: la hegemonía de Erdogan
Era su mayor reto como político desde hace 20 años, cuando ascendió por primera vez al poder. Recep Tayyip Erdogan no había perdido ni una sola elección desde que se presentó a alcalde de Estambul en 1994. Pero, esta vez, las encuestas vaticinaban su derrota en medio del aumento del costo de vida en Turquía. Un contexto en el que todos los medidores daban la victoria a Kemal Kiliçdaroglu, el mayor representante de la oposición. Pero se equivocaron.
Ergogan ha obtenido el 49,5 % de los votos y no solo ha ganado a Kiliçdaroglu –que se hizo con el 44,9 % de las papeletas–, sino que ha estado a las puertas de conseguir la mayoría necesaria para reelegirse como presidente por tercera vez, apenas a cinco puntos del umbral necesario del 50 % del balotaje.
«Prácticamente todas las encuestas aseguraban que Erdogan iba a perder, eso ha hecho que el golpe de las elecciones y la sorpresa para los seguidores del mandatario hayan sido mucho más fuertes», dice Carlos Ortega Sánchez, doctorando en Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Estambul.
Si bien es cierto que Ergdogan ha retrocedido en comparación con 2018, cuando consiguió más del 52,5 % de los votos, lo ha hecho en proporciones muy pequeñas.
“Nuestra nación, a pesar de la ingeniería política de la oposición, las redes sociales y las portadas de periódicos extranjeros, ha protegido su libre albedrío. Que Alá nos ayude a ganar el próximo 28 de mayo”, sostuvo Erdogan a través de redes sociales.
Ni el aumento de la inflación, ni la oposición unificada en seis partidos –conocida como Alianza de la Nación- ni las acusaciones de la deriva autócrata en su contra han sido suficiente para hacerle bajar del poder. Y tanto las encuestas como muchos analistas políticos han errado en sus estimaciones. Para Albert Naya, periodista en Turquía de France 24, uno de los motivos reside en la diferencia entre el “voto protesta” y el “voto real”.
“Quien vota a Erdogan no lo dice, pero quien vota a Kilicdaroglu, sí. Recuerdo que muchas personas se negaron a responder por quién iban a votar en un barrio opositor de Estambul”, apunta Naya al respecto.
La propaganda estatal, que ha intentado establecer conexiones entre la oposición con el terrorismo –en concreto con los kurdos del PKK–, también ha funcionado y ha hecho que muchos se decantaran por la alianza más conservadora. No obstante, según los analistas, la principal baza de Ergodan sigue siendo la sensación de seguridad y estabilidad que da a sus votantes.
“Erdogan es un símbolo de seguridad en Turquía. Hay gente que no imagina un país sin él”, sostiene Naya al respecto.
Y no es el único que así lo cree. Los políticos aliados del presidente han resaltado este punto como algo positivo e incluso como eslogan de campaña.
“El 28 de mayo en la segunda vuelta, Turquía elegirá la estabilidad”, apuntó Devlet Bahçeli, aliado del mandatario, este lunes tras la publicación de los resultados definitivos.
Por el momento, el “hombre fuerte” turco ha resistido el embate de esta primera vuelta. Incluso tras las críticas por la gestión de los terremotos de febrero, en los que perdieron la vida cerca de 50.000 personas. Quizás uno de los puntos que más dificulta entender la victoria de Erdogan en esta primera vuelta.
¿Voto de castigo?: las consecuencias del terremoto
Momentos de terror, casas destrozadas, personas enterradas vivas por días y miles de muertos. Fue el saldo de los terremotos que vivió Turquía en febrero y que, a tan solo tres meses de las elecciones, muchos pensaron que pasarían factura al actual mandatario en forma del conocido como “voto de castigo”. Pero, una vez más, no fue así.
De las 11 provincias afectadas por los seísmos de febrero —Kahramanmaras, Hatay, Gaziantep, Malatya, Diyarbakir, Kilis, Sanliurfa, Adiyaman, Osmaniye, Adana y Elazig—, ocho apoyaron a Erdogan en estas elecciones presidenciales. Solo Adana, Hatay y Diyarbakir prefirieron a Kiliçdaroglu. Un movimiento que, aunque puede parecer difícil de entender, atiende a varios motivos.
“Se registró un enfado transitorio con Erdogan, pero al final sus seguidores no se lo han tenido realmente en cuenta. La catástrofe no ha hecho que voten a un candidato totalmente en contra a sus ideales”, señala Naya al respecto, tras recabar varios testimonios de ciudadanos que lo perdieron todo con los terremotos.
Y es que el perfil de Kiliçdaroglu como miembro de la minoría musulmana aleví y como secularista no atrae a la población islamista suní, predominante en la mayoría de esas regiones. Por eso, han preferido apoyar a Erdogan una vez más, que es uno de los padres del islamismo político en el país.
Algo que se suma a que, a pesar de la mala gestión de los terremotos, muchos creen que el líder político será el único capaz de reconstruir las zonas afectadas.
«Los ciudadanos dijeron: ‘Si alguien puede construirme una casa, es Erdogan'», afirmó Mehmet Ali Kulat, un encuestador turco, al ‘The New York Times’.
Los politólogos han interpretado este movimiento como una muestra más de la gran base electoral con la que el mandatario cuenta. El resultado: la mayoría de los votantes que lo han acompañado durante estos veinte años han decidido volver a ser “fieles” a Erdogan, a pesar de los daños y las pérdidas humanas que han enfrentado tras los terremotos.
Configuración del Parlamento y panorama político turco
El domingo la cita electoral en Turquía fue doble: para elegir al presidente pero también para definir los asientos de la Meclis, como se conoce al Parlamento turco. Y el resultado fue otra victoria para Erdogan, ya que la Alianza oficialista consiguió el 49,4 % de los asientos frente al 35 % de la Alianza Nacional de Kiliçdaroglu.
El AKP en solitario obtuvo el 35,58% de los votos, que es el peor resultado que registra desde sus primeras elecciones en 2002 –cuando consiguió el 34,2 % del balotaje–. Aunque eso no le ha hecho perder su delantera, según indican los analistas.
«El partido gobernante pedirá coherencia a la población turca para evitar una cohabitación de poderes. Hay muchas posibilidades de que la ventaja en el Parlamento también dé una ventaja en la segunda vuelta», afirma Bayram Balci, politólogo y experto en asuntos de Asia central de la Universidad Sciences Po.
Y es que los 214 escaños que ha obtenido la oposición no son suficientes para cumplir sus promesas de campaña, como celebrar un referendo para cambiar la Constitución o convertir a Turquía en un sistema parlamentario. Es decir, si finalmente gana Kiliçdaroglu, no podrá efectuar cambios en muchas instituciones que dependen del Parlamento.
“En el caso de que ganara Kiliçdaroglu, Turquía tendría una transición democrática mucho más tediosa, porque la coalición del AKP tiene la mayoría en el Parlamento. Muchas instituciones públicas seguirán dependiendo del partido de Erdogan y eso haría de la transición algo complejo”, apunta Ortega sobre esta problemática.
En cambio, los 323 escaños de la alianza oficialista sí servirán para abrir muchas puertas y efectuar cambios o, al menos, para bloquear aquellas modificaciones que los nacionalistas no desean. Entre estas, ampliar los derechos de la comunidad LGTBIQ+ o los derechos de las mujeres.
Sinan Ogan y las posibles alianzas para la segunda vuelta
Tras esta primera vuelta electoral, un nombre que ha empezado a escucharse mucho: Sinan Ogan. Y es que, al convertirse en la tercera fuerza política del país, con el 5,3 % de los votos, su figura política ha cobrado mucha importancia de cara a la segunda vuelta.
Es probable que Ogan desempeñe un papel crucial en la segunda vuelta, ya que tanto Erdogan como Kiliçdaroglu intentarán ganarse su apoyo y sus votos. Aunque hay indicios de que se decantará por el líder de la nación.
«Consultaremos a nuestra base electoral antes de tomar una decisión para la segunda vuelta. Pero ya hemos dejado claro que la lucha contra el terrorismo y el retorno de los refugiados son nuestras líneas rojas», declaró Ogan en una entrevista a la agencia Reuters, en lo que los expertos han interpretado como una alusión a la coalición opositora.
Algo que complica un posible pacto entre Kiliçdaroglu —que tiene un acuerdo con los kurdos de izquierda— y el partido de extrema derecha. Esto, a su vez, le da ventaja a Erdogan. No obstante, aún no hay nada definido oficialmente sobre las alianzas de cara a la segunda vuelta.
“La ventaja de Erdogan reside no solo en la gran capacidad de movilización del electorado fiel, sino en la capacidad de movilizar al electorado nacionalista. Y eso significa que lo más probable es que Ogan pacte con él, ya que las conexiones entre Kiliçdaroglu y los kurdos van frontalmente en contra de los valores de la ultraderecha. Kiliçdaroglu tendría que ofrecerle mucho para que accediera a apoyarlo”, sostiene Ortega.
«Nuestras posibilidades en la segunda vuelta son muy, muy altas. Ogan tiene ahora la llave», declaró a Reuters un alto cargo del partido gobernante de Erdogan, el AKP.
Se espera que tanto Erdogan como Kiliçdaroglu se reúnan personalmente con Ogan en los próximos días y resuelva la incógnita cuáles serán las alianzas de la segunda ronda electoral turca.
Discursos cruzados, una batalla de cifras e información
Repleta de acusaciones cruzadas, así se podría resumir la cobertura mediática de las elecciones de Turquía. Desde el interior, opositores y observadores internacionales han acusado a los medios de comunicación relacionados con el Gobierno de tener un “claro sesgo” a favor de Erdogan.
Por su parte, los seguidores del líder islamista han acusado de «representar una realidad politizada» a los medios internacionales y a las encuestadoras.
Tanto el alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu, como el de Ankara, Mansur Yavaş, han denunciado a la agencia de noticias estatal ‘Anadolu’ por su cobertura de los resultados electorales del domingo, «exagerando» la ventaja de Erdogan y generando una «sensación de victoria».
Algo que, según acusan los líderes locales, desincentivó el voto de la oposición. En un principio, ‘Anadolu’ pronosticó una victoria de Erdogan del 54 % frente a un 40 % de Kilicdaroglu.
Acusaciones a las que se sumaron la Misión de Observación Electoral de la OSCE y otros observadores internacionales.
«Entre los aspectos positivos figura la alta participación, una elección real entre alternativas claras. Pero, por otra parte, nos preocupa la parcialidad en los medios de comunicación», sostuvo Jan Petersen, de la misión en Turquía de la OSCE, respecto al ambiente electoral al medio de comunicación Al Jazeera.
Comportamientos que los expertos y críticos señalan como un método más del mandatario para mantenerse en el poder.
“Erdogan se ha servido de todas las maquinarias posibles, no para interferir directamente en el proceso electoral, pero sí en la percepción del voto. La agencia ‘Anadolu’ está directamente a su servicio, se adelantaban constantemente a los resultados para dar ventaja a Ergodan incluso cuando no estaba tan claro”, acusa Ortega al respecto.
Un discurso completamente diferente al del mandatario, que se centró en alabar la «voluntad democrática» de los turcos y en criticar el sesgo de las encuestadoras, lideradas en su mayoría por empresas ligadas a la oposición.
«Con la madurez que demostró ayer, Turquía ha demostrado que es uno de los países con la cultura democrática más avanzada del mundo», apuntó Erdogan a través de Twitter.
Y sí es cierto que la participación, cercana al 90 %, ha estado entre las más altas de la historia de Turquía y muy por encima de la de muchos países europeos.
«Creo que esa participación se debe al momento que está viviendo Turquía: con una crisis económica, gran parte del país en reconstrucción por los terremotos y una oposición organizada. Aunque este voto no se haya reflejado en una victoria de la oposición”, asegura Naya.
Ahora, los ciudadanos turcos deberán acudir a las urnas por segunda vez el 28 de mayo para decidir quién gobernará Turquía durante los próximos cinco años. Una elección entre Kiliçdaroglu y su promesa de cambio democrático o Erdogan y su apuesta de líder fuerte capaz de proteger al país frente a las amenazas internas y externas. Dos futuros muy distintos para una de las principales veinte economías del mundo.