Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ En días pasados me encontré con mi gran amiga Colombia, siempre que me encuentro con ella, me da mucha alegría, por el gran amor que le profeso, la conozco de toda la vida y obvio no se puede perdonar el café, para preguntarle cómo va, que ha sido de ella, cuáles son sus planes, hablar de sus alegrías y sus tristezas, antes de contarles lo que me contó en ese café, les cuento porque la admiro y la aprecio mucho:
Tengo recuerdos de Colombia desde muy niño, con ella compartí mi familia, mi niñez, la juventud y esta bella etapa de la adultez, también con ella crecieron mis hijos; mis padres siempre me hablaron bien de ella y de lo orgullosos que se sentían de ser parte de su vida.
A Colombia la vida la privilegió dándole unos amplios terrenos muy bien ubicados y llenos de riquezas, ella consciente de eso, decidió que esos terrenos por su gran extensión e innumerables riquezas los debían administrar, personas diferentes y que además fuesen elegidas por quienes los habitan, para tener una democracia donde hubiese un administrador general o central y otros en cada parcela y que estos a su vez fueran rotando por períodos, con el fin de contar con nuevas ideas y programas de administración que hicieran de esa tierra un paraíso, por sus grandes riquezas y que éstas a su vez fueran creciendo para bien de todos sus habitantes.
Por eso hablar con ella es algo enriquecedor por las experiencias que ha tenido con sus terrenos, aunque tengo mi propia percepción de cómo le está yendo con ese proyecto, con ese sueño, decidí dentro de tantos temas que hablamos preguntarle cómo le va en los últimos años con ese magno proyecto.
Después de adelantar cuaderno, de varios tintos, de hablarme de la cantidad de pretendientes que curiosamente por estas épocas le han salido, que como nunca antes los había tenido; le dije bueno ahí los va espantando, pero cuéntame cómo va ese proyecto en todos los aspectos, cómo va en lo económico?, es decir sus finanzas, cómo están esas riquezas hídricas, marítimas, mineras, su agricultura y ganadería, su petróleo, el carbón, el oro, esas extensas y bellas selvas, su fauna, su flora, obvio por su maravilloso café, le pregunté por uno de sus sueños la educación y la salud le dije que cuantos hospitales y universidades públicas han construido en los últimos 20 años, estaba yo enumerando todas estas preguntas, cuando irrumpió en llanto… ¡Que susto! y que pena me dio, la gente me empezó a mirar feo, creyendo que la hice llorar, otros miraron a la mesa con tristeza, el mesero se apresuró a traerle un vaso de agua y yo no encontraba palabras para calmarla, cuando más miraba esos ojos de mirada triste, mojados por su llanto, más me invadía un sentimiento de dolor de pesar, de frustración, porque se de ese sueño que ella tiene con sus gentes y sus riquezas.
Ya calmada, más tranquila se tomó su vaso de agua, el momento ameritaba pedir, un café de esos con licor, en mis épocas le llamábamos carajillo hoy tienen otros nombres y valen más, el nuestro era tinto con guaro y a seguir trabajando.
Me empezó a contar que desde hace años ella ha visto que los administradores no han sido los más honestos, pero que la economía y sus riquezas se mantenían, así como la de sus gentes, que mantenían unos trabajos dignos con ingresos justos, no los mejores, pero se les reconocían derechos y privilegios merecidos, (cesantías con retroactividad, horas extras incrementos salariales, etc.) tenían salud, mejor acceso a la educación y que cada parcela unas más que otras y los terrenos en general estaban bien posicionados, eso sí me aclara podía ser mejor.
Pero que de unos años para acá, vio como quienes son elegidos para ocupar esos cargos administrativos los llaman (Presidente, Congresistas, Gobernadores, Alcaldes etc.) cuya misión es administrar para bien común esos terrenos, están haciendo todo lo contrario y que con actos de corrupción y en contubernio empezaron a ser más y más ricas y sus habitantes más pobres, que le dieron otros usos a sus tierras, que les quitaron a las gentes los derechos laborales que tenían, no volvieron a construir universidades, ni hospitales, están usando las tierras para fincas de recreo personal, para cultivar unas plantas para producir cocaína, heroína y otras drogas y así enriquecerse fácilmente.
Que un grupo de personas se unieron para delinquir usando como escudo un falso inconformismo y lo llamaron guerrilla y que a través de él cometieron crímenes atroces contra sus gentes, que producto de esto nació otro grupo para combatir a la denominada guerrilla y se llamaron paramilitares quienes actuaron de la misma forma.
Otros se aprovecharon de la ubicación de sus terrenos, de la variedad y riqueza de sus suelos y se dedicaron a cultivar plantas con las cuales al procesarlas se obtienen productos alucinógenos dañinos para la salud de sus gentes, que estas plantas a su vez son dañinas para las tierras, pero que a través de esos negocios obtienen grandes ganancias, las cuales son usadas para financiar políticos, y actividades criminales.
Que sus riquezas naturales como el oro, el carbón, el petróleo, se lo vendieron a grupos extranjeros, que las tierras fértiles las han acabado con químicos, que sus ríos están contaminados, que sus fuentes de agua las están llenando de veneno en busca de oro para empresas de afuera.
Que esos administradores están trabajando solo para un selecto grupo de gente que se enriqueció a costa de sus terrenos, que lo que ella soñó para todos sus habitantes solo se está dando para unos cuantos y lo que es peor que sus recursos son cada vez mas escasos.
Que le duele ver como últimamente la violencia reina en las ciudades y los campos, que su sueño de ver como esa tierra fértil, rica en todo y además bañada por dos mares, hoy se encuentra bañada en sangre, corrupción, violencia, pobreza y muerte.
Sollozando me dice: duele ver como el afán de poder, de amasar grandes fortunas, por parte de esos dirigentes políticos acabo con un sueño y que esa bendición que Dios le dio, al darle unos terrenos, quizá uno de los mejores ubicados del planeta donde se pudo vivir en un remanso de paz y prosperidad, lo han convertido en un sitio lleno de impunidad, de violencia, de corrupción, de injusticia, que además la ausencia de equipo es muy grande, reina la intolerancia, la división, y es común ver como se atacan unos a otros.
Me dijo ¿no sé qué hice mal? si confié demasiado? y me dijo algo que me impacto, ¿sabes que es lo más curioso? que sus gentes quienes son las que sufren al no tener trabajos dignos, educación, salud, vivienda, tienen el poder de cambiar esos gobernantes que son los causantes de esta hecatombe, y no lo hacen, ¿y sabes por qué no lo hacen?, me dijo, por su falta de unión, de conocimientos, su autismo es tal que llevan años sufriendo esas inclemencias y que los culpables de que estén así, en épocas de elecciones, los compran, les llevan unos tamales, unas cervezas y les dicen que ahora sí esto va a cambiar, que los elijan; oiga y lo siguen haciendo, y otros dicen “eso de votar y de política no es conmigo” o se van de rumbas y no votan y luego salen como lobos a caminar por las calles gritándole a una gente que nada puede hacer y a unos muros que no escuchan, que se necesita un cambio, gritan, que ellos tienen derechos, que los que gobiernan son corruptos etc. Toda clase de arengas y además actúan con violencia contra gente que nada tiene que ver y nada puede hacer, pero cuando lo pueden hacer mediante el voto están ausentes, que paragógico y que falta de inteligencia.
Ante tanta tristeza reflejada en los ojos de mi amiga Colombia y después de escucharla, decidí cambiarle el tema y hablar de los pretendientes que me dijo “ahora ultimo me estaban lloviendo como dicen los jóvenes” le dije cuente a ver cómo es eso?, aunque francamente con lo linda que esta es obvio, insistí en que me contara y vaya imprudencia la mía, me dijo, de eso sí que me da pena hablar, porque los últimos que me gobernaron, vaya que lo hicieron mal y me hicieron sufrir mucho me dijo, pero este último ha sido lo más caótico, lo más barato y nefasto, a raíz de eso ya cualquiera se cree con derecho de pretenderme y hasta tienen razón con lo incapaz e inepto que salió dirán ¡si él pudo porque yo no¡.
Ya con todo esto le dije salgamos de acá, vamos a tomar aire fresco démonos una vuelta por estas hermosas calles de Bucaramanga y la verdad no sé qué me paso ese día que no atinaba a nada, no me acordé que estas calles de mi Bucaramanga están llenas de vendedores ambulantes sin la más minina norma de seguridad por la pandemia, que el transporte informal invadió cada esquina, que la inseguridad es reinante, por lo que decidí llevarla a casa.
Ya camino a casa me contó que también le da alegría ver que sus gentes son trabajadoras, que aún con todas esas situaciones no desmayan en su afán de salir adelante, que ha visto como otros países les abren sus puertas a los colombianos, quienes con su capacidad de trabajo, sus conocimientos logran triunfar, así mismo que se siente orgullosa de sus deportistas quienes ponen en alto su nombre con los grandes triunfos que obtienen y de ver como sus jóvenes están ahora ultimo tomando conciencia para realizar un cambio de rumbo para esa tierra.
Me despedí dándole un abrazo y agradeciéndole por ser tan de buenos sentimientos, tan hospitalaria, tan alegre y decirle que de mi parte haré todo lo posible por ayudar a que esto cambie y vuelva a ver en su rostro la alegría de una Colombia en paz, trabajadora, líder, con sus gentes alegres, gozando de salud, educación, trabajo digno y eso es posible ya que los buenos somos más y que esos nefastos dirigentes no volverán a esos puestos.
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*Profesional en Mercadeo
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