Por: Claudia Acevedo/ Reflexionemos después de terminar una relación estamos dolidos, tristes y decepcionados de nosotros mismos, de la ex pareja, de nuestras decisiones y si llegan nuevas personas a intentar conquistarnos y se nos pasa por la mente iniciar una nueva relación por alivianar el dolor que sentimos, pues estamos en un error porque un clavo nunca quitará otro clavo.
Empezar una relación estando dolidos o heridos no es bueno porque no podríamos dar cariño, amor, confianza, sinceridad a esa nueva persona que llego a nuestra vida, lo mejor es ser sincero desde un principio y dejar todo claro.
La expresión de que “un clavo quita otro clavo” aparece por primera vez en el libro de Marco Tulio Cicerón Disputaciones Tusculanas, sobre el año 44 a.C. Este texto iba dirigido a Marco Bruto y, al hablar del mal de amores escribe lo siguiente:“Novo amore, veteram amorem, tamquam clavo clavum, eficiendum putant” (‘el nuevo amor saca al viejo amor, como un clavo a otro”).
Esta expresión también tiene un origen de un proverbio grecolatino, que utilizaron filósofos tan notables como Aristóteles y Cicerón, en el sentido de “un nuevo amor saca al viejo amor, como un clavo a otro”. Utilizado para referirse a las penas de amor, aunque también puede aplicarse a una situación conflictiva, en que la aparición de un nuevo problema hace olvidarse del primero.
Lucy Brown es neurocientífica de la Universidad de Medicina Einstein y experta en las respuestas del cerebro en el amor. Explica que, por término medio, superar una ruptura emocional puede costarnos entre 6 meses y dos años. Hay muchas diferencias individuales. Sin embargo, según diversos estudios, son los hombres los que tardan más en recuperarse. Las mujeres, por su parte, sufren un impacto emocional más fuerte, pero superan antes las rupturas.
El final de una relación se experimenta como un acto traumático porque nuestro cerebro está programado para conectarnos con otras personas. Así, cuando construimos ese tendón psíquico basado en el afecto y el amor, pocas cosas pueden ser tan gratificantes.
Iniciar una nueva relación al poco tiempo de haber terminado una de forma compleja y dolorosa no significa que no pueda aliviarnos, distraernos, hacernos reír y disfrutar. Ahora bien, no hacer el duelo de forma adecuada puede generar que nos “lancemos” al vacío, y que lo hagamos con todos nuestros sentidos al máximo.
Tenemos hambre de amor, de ser consolados, buscamos la intensidad y no esa calma que seguramente nos haría recordar a quien ya no nos quiere. Esto que quizás para nosotros en el momento este bien puede provocar efectos colateralescomo que la otra persona por ejemplo se enamore cuando nosotros solo buscamos alguien que nos de cariño y afecto, “un anestésico” emocional.
Hay un tiempo para llorar y un tiempo para volver a amar, pero no para amar a otros, sino para querernos de nuevo a nosotros mismos. Porque la mente que carga resentimientos y sueños rotos alimenta la baja autoestima en el corazón. Nadie, absolutamente nadie, puede volver a ser feliz con este tipo de equipaje. Por lo tanto, la idea de sacar un clavo con otro clavo, es cuanto menos desafortunada, ya que evidenciará que somos dependientes de otras personas para ser felices.
Apóyate en aquellos que te rodean, abre tu círculo social, date la oportunidad de conocer gente nueva. Pero, ¡cuidado! Existe la creencia errónea de que es posible sustituir a esa persona por otra de manera inmediata, lo que llamamos popularmente un clavo saca otro clavo.
Al finalizar una relación tenemos una herida que debemos curar. Eso se consigue con tiempo y sobre todo cuidados. De nada sirve intentar quitar un clavo para poner otro sin antes habernos curado. Con eso lo único que podemos conseguir es mantener relaciones tóxicas, fomentar nuestra dependencia emocional, evitar estar solos y tener una autoestima por los suelos. La verdad es que no hay respuesta definitiva sobre cómo se debe afrontar una ruptura salvo lo que ya sabemos todos, rodearnos de nuestros seres queridos, potenciar nuestras relaciones sociales, aprender a manejar la soledad y cuidado con el alcohol y las defensas bajas.
¿Es posible que un clavo saque a otro clavo? “De hecho, es un mecanismo frecuente en personas que evitan conectarse con sentimientos de dolor, soledad o de fracaso. Esto aumenta más aún en nuestra cultura, donde la idea del consumo se asocia a bienestar y felicidad. Estas relaciones pueden servir de alivio momentáneo, por la euforia y excitación que implica establecer un vínculo nuevo. Sin embargo, no deja de ser una estrategia de evitación y escape, como lo puede ser recurrir al consumo de alcohol o drogas para curar las penas o para el olvido”.
Iniciar una nueva relación afectiva como quien busca un analgésico para el dolor ante esa ruptura reciente no es lo más acertado.
Y para recordar …El mejor estado de la vida no es estar enamorados, es estar tranquilos
Las relaciones de pareja son ilusionantes, fuentes de buenos momentos y recuerdos, pero si terminan pueden llegar a hundirnos emocionalmente. No podemos controlar la aparición de esa sensación de vacío, frustración y tristeza que nos invade cuando termina una relaciónen la que querríamos seguir viviendo, pero sí podemos aprender a gestionar de un modo eficaz cómo adaptarnos a este cambio. Muchas personas consiguen superar este duro golpe, pero otras se niegan a aceptar su nueva situación y tratan de enmascarar la realidad.
Cambiar de pareja, de golpe, implica no detenerse a ponderar lo que está pasando interiormente. En tanto, el 90% de las “relaciones rebote” (rebound relationships, en inglés), se terminan al cabo de tres meses, según estudios recientes.
Las relaciones rebote, que se producen después de haber pasado por una ruptura amorosa de la que aún no nos hemos recuperado, son justamente aquellas en las que lo que mantiene unida la pareja es la manipulación y el miedo por afrontar esa sensación de vacío y que, a la vez, se ven alimentadas por nuestra incapacidad de reconocer lo que realmente sentimos. Estas relaciones son una de las estrategias utilizadas para conseguirlo.
Iniciar una de esas relaciones rebote es una manera de engañarnos a nosotros mismos obligándonos a actuar y sentir de un modo parecido a como lo hacíamos con esa persona a la que echamos de menos. Lo malo no es solo que manipulemos a alguien para conseguirlo; además, normalmente no somos plenamente conscientes de que lo hacemos.
Las relaciones rebote son altamente injustas, dado que en ellas hay alguien que está desperdiciando su tiempo, su esfuerzo y sus ilusiones en un proyecto que no tiene futuro porque es el remiendo a una carencia afectiva. Pero significa, además, que en la persona que ha iniciado una de estas relaciones rebote hay un problema psicológico no resuelto: la dependencia emocional.
Llamamos dependencia afectiva a un modo de relacionarnos que está muy interiorizado en ciertas personas y que nos pone en una situación de vulnerabilidad sin que nos demos cuenta. Tiene dos facetas: una cognitiva, otra emocional y otra conductual.
Cognitivamente, hace que transformemos nuestro autoconcepto (es decir, la idea que tenemos de nosotros mismos) en algo compuesto por dos personas, de modo que no concebimos nuestra vida sin la persona amada. Emocionalmente, hace que a lo largo del día cualquier cosa nos haga recordar emociones ligadas a la pareja, con lo cual es muy fácil pensar obsesivamente en ella. Conductualmente, hace que emprendamos las acciones necesarias para evitar el malestar que produce la ausencia de esa persona. En estas situaciones de añoranza la metáfora del amor concebido como droga queda más clara.
Las relaciones rebote son consecuencia de estos tres efectos. Por un lado, todo lo que nos ocurre nos hace centrar la atención en el malestar que produce no seguir estando en la relación de pareja que añoramos. Por otro, llegamos al extremo de dar falsas esperanzas a otra persona para aliviar ese malestar, y por el otro, en los momentos en los que podamos pensar que estamos manipulando a alguien, el autoconcepto nos lleva a pensar que aunque fuese cierto que salimos con dos personas a la vez (una real y otra imaginada) eso no es malo en sí.
Las llamadas relaciones rebote sólo pueden ser detectadas por quien esta intentando suplir la ausencia de su expareja incorporando un nuevo amor a su vida. Dentro de esta nueva pareja puede dar situaciones relacionadas a infidelidad. Para identificar si usted está creando o iniciando una de esas relaciones rebote, hágase las siguientes preguntas:
¿Has salido hace poco de una ruptura amorosa y hace poco ha decidió iniciar una nueva relación? En cuanto más reciente sea la ruptura de una relación e inicies otra lo más probable será que se trate de una relación rebote. Sin embargo, este hecho por sí solo no es un indicio.
¿Intenta buscar en esa persona a su ex o que se parezca a él? Esperar que la persona sea igual o parecido a nuestra ex pareja en el contexto de romance, detalles, llamadas, salidas, situaciones que van orientadas a que la persona se asemeje más a la expareja física o mentalmente, la alarma de probable relación rebote debería empezar a sonar.
¿Piensa de manera frecuente en tu ex en el marco de la relación? Al compartir con la otra persona es recurrente que evoque recuerdos de su ex pareja la cual echa de menos, es probable que revivir estos momentos felices sea lo que busca en esta nueva relación.
Conclusión: Primero conócete, amate, aprende a reconocer que es lo que quieres en tu vida, cuáles son tus metas, tus anhelos, que esperas de una relación, y cuando ya te sientas listo para iniciar una nueva relación eso sí que las heridas del corazón hayan sanado, puedes darte esa nueva oportunidad de querer y recibir amor.
*Psicóloga y Co-fundadora de la LICMA Liga del Conocimiento y Salud Mental.
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(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).