Por: Magda Milena Amado Gaona/ En esta crisis que afronta el país se ha reiterado desde todos los sectores sociales y económicos la necesidad de unión solidaria entre gobierno y el sector privado para superar los efectos trágicos que trae la Pandemia en la economía de todos los hogares desde la perspectiva del empleo y la empresa. Todos abogamos por una economía fraterna con un único objetivo: una Colombia sin hambre y con salud.
Empero existe un sector económico del país que pareciere que la crisis no lo afectara y su insensibilidad social aflora sin pena alguna. Información que fue noticia solo un día en los medios de comunicación arrojándola al olvido sin darle su considerable importancia.
Se trata del sector de la banca en este caso representada por Banco Davivienda; Banco Caja Social; Bancolombia, Banco Av Villas; Bancamia, Movii, Banco Agrario de Colombia. Estas solventes entidades bancarias suscribieron sendos contratos de prestación de servicios con el Ministerio de Hacienda con el objeto de garantizar la dispersión de transferencias a cuentas de depósito y giros a la población beneficiaria de los diferentes programas sociales del Estado dirigidos a garantizar el mínimo vital a las poblaciones más afectadas por efectos de la Pandemia.
Estos contratos no fueron gratuitos ni con intención de brindar una mano al Estado, estos contratos son onerosos y cargados al presupuesto del Fondo de Mitigación de Emergencias FOME. Las entidades bancarias están cobrando por cada pago recibido la suma entre 1.900 y 2.300 pesos, lo cual al final de los contratos superarán la suma de seis mil millones de pesos que serán cancelados con los dineros del Fondo creado para atender las necesidades del mínimo vital de los colombianos.
La banca sale a defender los contratos afirmando que el ciudadano no paga nada al recibir su ingreso solidario olvidando que dichos recursos del FOME se originan del aporte de todos los colombianos en el pago de impuestos, tasas, contribuciones y reiteramos su objetivo específico es afrontar la crisis generada del Covid-19 e impedir la generalización de sus efectos negativos en el territorio nacional.
No soy economista, pero estoy segura que la banca si tuviese una voluntad empática, fraterna y sincera para coadyuvar la crisis del país apoyando la población en situación de pobreza y vulnerabilidad podría regresar ese dinero cobrado al FOME y sus finanzas no serían afectadas. La banca en el año 2019 tuvo utilidades que superaron los $13 billones de pesos con gran aumento frente al año 2018. Y en la presente vigencia superan los 2 billones entre enero y marzo. Es decir, la banca no tiene perdidas sino utilidades evidenciadas en el 2019 con un gran crecimiento.
¿Ustedes creen que 6 mil millones les hacen mella? Además, que no dudaríamos que pedirían la exención tributaria del descuento de renta por una generosa donación por gratuidad en sus servicios.
Así como la banca presento su desistimiento al Consejo de Estado de la demanda por cobro de la sobretasa del 4% a la renta que incluía la ley de crecimiento para apoyar la crisis del covid19 porque no desistir del cobro de estos contratos de prestación de servicios con el fin de que esos más de 6 mil millones de pesos se destinen a su objetivo primordial garantizar el mínimo vital de los hogares colombianos. Es insensible que la banca realice cobros sacando provecho particular de una política social del estado en esta crisis mundial.
Asobancaria anunció que el sistema financiero tiene como directriz el apoyo al Gobierno en esta emergencia, proclamó que están consciente de la crisis y por ello se implementaron medidas como reducción en tasas de interés crédito, gratuidad en muchos de los servicios bancarios y la ampliación de topes en transferencias y retiros. Entonces ¿Ante lo anterior me pregunto dónde está la responsabilidad social de este sector de la economía?
El sector bancario pareciera que desconocen los conceptos de justicia social, equidad, bien común. Se atreven a cobrar por un servicio bancario destinado exclusivamente a garantizar el mínimo vital de los colombianos más vulnerables para evitar el hambre en plena crisis social y económica. Tenemos entonces una Banca ciega ante el drama social que vive el país, ante la pobreza, y el hambre que sufren nuestros compatriotas. La banca no asume verdaderamente su deber de responsabilidad social al contrario actúa de forma indiferente. ¡Mezquinos e indolentes!
El éxito de una entidad bancaria no puede limitarse a generar exclusivamente utilidad financiera debe ir en conexidad con brindar apoyo a la comunidad donde opera porque esta es quien le brinda la posibilidad de rendimiento. Por una Colombia sin hambre señores de la Banca: Únanse a la economía fraterna dejen de ser ruines y desistan del cobro de esos más de 6 mil millones pesos o restitúyanlos en bonos de mercado para tantos hogares que hoy sufren pobreza.
Pertinente la frase de la periodista Vicky Dávila: “los bancos pelaron el cobre”.
*Abogada y Mágister en Gobierno.
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