Por: Camilo Andrés Maldonado Bautista/ En la década de los ochenta Colombia vivía una de las etapas más violentas y sanguinarias, alimentadas por el fácil y maldecido dinero del narcotráfico, el cual había permeado todos los estamentos sociales y públicos en el país. Pero la peor mezcla o fusión fue la que se articuló entre políticos y traquetos, quienes se valieron de las instituciones del Estado para asesinar de manera sistemática a líderes políticos y sociales de la época y aún lo siguen haciendo, todo lo cual conllevó a la eliminación y exilio de miles de colombianos que se encontraban en total indefensión frente al accionar de estas estructuras criminales.
Dos grupos políticos en especial fueron sistemáticamente atacados en la búsqueda de su destierro y desaparición; se determinaron por una persecución demoledora que buscaba reprimir el fortalecimiento de las nacientes colectividades, asfixiar sus bases sociales y atacar sus estructuras organizativas locales y nacionales, entre estas la Unión Patriótica y el Nuevo Liberalismo.
En efecto, a la UP le fueron asesinados dos candidatos presidenciales, Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa, eliminaron senadores, concejales, diputados, alcaldes y líderes sociales que ascendieron a la pavorosa cifra de más de 3500 de sus militantes, circunstancias que determinaron la pérdida de su personería jurídica, la cual le había sido eliminada debido a que en las elecciones legislativas de 2002 no obtuvo representación en el Congreso al no presentarse a las elecciones. A través de su lucha jurídica por recuperarla, la UP solicitó al Consejo Nacional Electoral su reconocimiento y devolución de su personería jurídica la cual fue negada; pero el Consejo de Estado conceptualizó que el CNE hizo un estudio sencillamente formal y no contextual y por tal motivo en el año 2013 recuperó su personería jurídica, ya que el fallo del CE determinó que los militantes de la UP fueron víctimas de persecución política, cuando grupos desconocidos decidieron eliminar a sus miembros con el único propósito de eliminar el partido, impidiéndoles participar democráticamente en los asuntos políticos de la nación, declarando la nulidad de las resoluciones que el CNE había realizado para liquidar la personería jurídica de la UP, de esta forma se restablecieron los derechos jurídicos electorales de un importante grupo de ciudadanos.
Igual suerte están padeciendo en estos momentos los miembros del Nuevo Liberalismo, partido creado por Luis Carlos Galán en los años 80, el CNE les ha negado en varias ocasiones los recursos interpuestos para que le devuelvan la personería jurídica al NL, partido al cual también le asesinaron a sus más importantes dirigentes por parte del Cartel de Medellín en alianza con políticos manchados con los dineros de la mafia. Variados pero muy poco convincentes son los argumentos que ha esgrimido el CNE para negarse a devolverle los derechos políticos a este gran grupo de colombianos que ven en el NL una alternativa ideológica diferente y que fue también exterminada con el asesinato de su candidato y entonces muy probable presidente Luis Carlos Galán y numerosos dirigentes políticos y sociales, diezmando igualmente su militancia.
Así las cosas, el Nuevo Liberalismo está librando una batalla jurídica pues el CNE aplazó nuevamente para enero de 2019 la decisión de reconocer o negar la personería jurídica. No han valido las declaraciones de muchos seguidores y personalidades que hacen parte de esta ideología demócrata y los hechos que hacen parte de la historia política del país, para que se le hubiese reconocido ya su anhelada personería. Esperamos una decisión positiva que permita una democracia más participativa, para cambiar esa imagen de institución politiquera del “Conejo” Nacional Electoral, quienes hoy tienen en sus manos una oportunidad de tomar una decisión histórica, porque el NL debe seguir “… ¡Siempre adelante y lo que fuera menester sea!”.
Les deseo éxitos para el 2019, un abrazo.
Twitter: @camilo36858836