Por: Jhon F. Mieles Rueda/ Colombia, al contemplar tu bandera gloriosa al ondearse por los aires, todos nuestros corazones logran ver en ti una gran luz de esperanza, que nos motiva a seguir luchando para poner fin a esta guerra cruel y sin sentido, que ha irrumpido durante años la tranquilidad de tus hermosos paisajes y que ha entristecido las almas de tu pueblo.
Es tiempo de dejar atrás los vestigios de la violencia para avanzar como hermanos en la construcción de una nación sostenible y de oportunidades para todos.
Colombia, es tiempo de encender una antorcha que ilumine al mundo en medio de la oscuridad de esta guerra que por mucho tiempo nos ha oprimido y que ha derramado en tu tierra muchas lágrimas y sangre.
Es tiempo de demostrarle al mundo lo que en verdad somos, un pueblo de gente amable, trabajadora y visionaria, un país de exuberante riqueza y de paisajes bañados por aguas cristalinas que roban el aliento y donde los sueños también se hacen realidad.
Colombia, es tiempo de luchar por nuestros sueños y de evitar que las ambiciones de unos pocos, logren arrebatarle la tranquilidad y la felicidad a un pueblo tan grande, es tiempo de evitar que más almas siguán cautivas por las crueles cadenas del secuestro.
Es tiempo de devolver la esperanza a aquellos quienes un día los violentos les arrebataron sus tierras, obligándoles a dejar atrás todo el trabajo de sus manos para enfrentarse a un futuro incierto y a un mundo desconocido.
Colombia, es tiempo de reconciliarnos, de perdonar y de sanar las heridas para evitar que más niños sigan creciendo sin el amor y caricias de sus padres por causa de esta guerra absurda, es tiempo de remover las piedras del camino y así continuar nuestro caminar libres de odios y de rencores.
Es tiempo de lograr una paz estable y duradera que nos permita visitar libremente tus productivos campos que producen esperanza, felicidad y progreso durante todos los meses del año gracias a las manos trabajadoras de nuestros campesinos que son el pilar de nuestra abundancia.
Colombia, tus hijos somos un solo corazón lleno de vida. Vibramos cuando entonamos tu himno, sentimos que se nos quema el alma cuando escuchamos el ritmo de un bambuco o un vallenato, disfrutamos los triunfos de nuestros deportistas y trabajamos día a día para verte siempre grande, respetada y libre.
Es tiempo de actuar con diligencia construyendo sobre lo construido, paso a paso y hombro a hombro para engrandecer esta nación que cuenta con un interesante pasado, un gran presente y un extraordinario futuro.
Colombia, no tienes por qué estar condenada a la violencia ni al mal, por ello debemos luchar con todas nuestras fuerzas para lograr la tan anhelada paz, con decisión y esperanza, tampoco podemos permitir que las diferencias políticas e ideológicas dividan a este gran pueblo.
Hoy tenemos más motivos para estar juntos y para progresar juntos. Compartimos los mismos problemas y los mismos anhelos. Por eso mismo, a todos nos incumbe poner un grano de arena para sacar a nuestra amada nación adelante.
¡Colombia! la hora ha llegado no te rindas jamás, pues mi corazón junto con el todos tus hijos laten con gran fuerza aguardando la esperanza de verte como un país próspero en el que las sonrisas de los niños adornen tus mágicos atardeceres y en el que todos los colombianos luchemos juntos a la luz de cada amanecer para que la crueldad de la guerra no sea más que un triste recuerdo que logro nublar nuestro pasado pero que nos motiva seguir luchando para construir un gran futuro en el que toda Colombia por fin pueda vivir en paz.
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*TG. Agroforestal, pensador y político.
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