Por: Daniel Haad/ Hace dos años que el presidente Gustavo Petro llegó al poder, y consigo trajo una agenda política la cual su naturaleza extremista ya muchos preveíamos, en la cual la exploración y explotación de hidrocarburos no iba a ser tomada en cuenta por el ejecutivo a pesar de representar históricamente un valor agregado importante para la economía colombiana.
Acudiendo a un sinfín de lugares comunes en su retórica, este gobierno ha dejado claro su intención de acelerar la descarbonización en Colombia y orientar el país hacia las energías limpias sin tener aún claro la viabilidad de estas políticas frente a la demanda doméstica y extranjera de petróleo, carbón, y gas natural.
La satanización de este sector de la economía por parte del gobierno nacional viene afectando lo construido en el esfuerzo de administraciones pasadas que venían posicionando a Colombia como un referente en la industria petrolera a nivel mundial, libre de injerencia política, con una huella importante en capital humano, inversión en los territorios productores, y con cifras récord en utilidades.
Para tener un poco de contexto, es importante saber que este pasado martes 13 de agosto Ecopetrol presentó su segundo reporte trimestral del 2024, en el cual la compañía confirmó la tendencia a la baja de sus utilidades, registrando una caída del 17,4% con una utilidad neta de 3,37 billones de pesos. Caída la cual fue atribuida por su presidente Ricardo Roa a variables externas como la revalorización de la moneda colombiana, presiones inflacionarias y la desvalorización de productos refinados.
Cabe recordar que, para el primer trimestre, la compañía ya había presentado un déficit de en promedio 140,000 barriles de producción, derivando en una caída en sus utilidades del 21,9% con una utilidad neta de $4,0 billones de pesos. Esta cifra contrasta significativamente con las utilidades del mismo periodo en 2023, cuando la empresa generó 5,6 billones de pesos.
Frente a este panorama preocupante para las finanzas de nuestra industria energética, ¿cuál ha sido la respuesta del gobierno Petro?
En lugar de fortalecer a Ecopetrol, el Gobierno ha puesto como prioridad su radical agenda verde pasando por encima de la independencia de quienes son los encargados de dirigir la empresa.
Tal es el caso de ‘Oslo’, como se le conoce a este proyecto dentro de las operaciones de Ecopetrol, el cual se trataba de una opción de adquisición del 30% de activos de Occidental Petroleum Corporation ‘Oxy’ en la Cuenca Pérmica de Estados Unidos, con una participación avaluada en $3.6 billones de dólares de la sociedad CrownRock L.P. Proyecto de suma importancia para la compañía en el que se proyectaba un potencial crecimiento en producción de aproximadamente 9% para 2025, pasando de 760.000 a 860.000 barriles diarios. Ya todo estaba listo, el proyecto estaba aprobado por la junta directiva, sin embargo, fue vetado “a pupitrazo” por el presidente Petro a principios de agosto, negándole a Colombia la expansión en estas importantes esferas de la industria petrolera.
Pierde el país con esta decisión arbitraria del presidente que se impone sobre quienes tienen la enorme responsabilidad de dirigir la empresa más importante de los colombianos, en la cual contamos como nación con un 88,5% de participación, y que además representa un valor importante en cuanto a crecimiento y desarrollo económico del país con aportes significativos a estructura vial, educación, pensiones, y suministro de servicios básicos para todos los colombianos.
Vetando la participación en un proyecto tan importante como este, Petro no le hace ningún favor al medio ambiente, ni mucho menos impulsa el crecimiento de la estructura del país en energías ecológicas, otras corporaciones petroleras ejecutarán sin ningún inconveniente esta operación, ocupando además el espacio que deja Ecopetrol en cuanto a un crecimiento visible en campos fuera del país. Esos agregados 50,000 barriles por día que deja de producir Colombia van a terminar generando valor agregado en otros territorios donde seguramente entienden la importancia de esta industria para las harcas de su nación.
Mal augurio es la politización de Ecopetrol en decisiones tan trascendentales como estas en un momento crítico donde se necesitan alternativas para aumentar las reservas de hidrocarburos, y consigo balancear las finanzas de la empresa, y estabilizar el valor de la acción, y especialmente en el inestable momento económico en el que transitan los mercados internacionales.
Este capricho del presidente no pone en riesgo solamente la independencia en la que pueda actuar la junta directiva de Ecopetrol, sino que además afecta directamente la seguridad energética del país, botando a la basura un crecimiento de cerca del 11% en reservas de petróleo, las cuales hoy darían en promedio 7,1 años de reservas si no se continúa con la actividad exploratoria, como lo ha manifestado en repetidas ocasiones nuestro mandatario.
No queda más que hacer votos para que desde el gobierno nacional se acate el llamado de las diferentes voces que pedimos se priorice la independencia energética del país y se trabaje en una transición energética responsable y no radical como la han querido imponer. Estamos a tiempo de retomar el rumbo antes de que sea tarde y el desastre económico causado por decisiones arbitrarias como esta sea irreversible.
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*Estudiante de Especialización en Economía de la Universidad Concordia, Canadá.
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