Por: Diego Ruiz Thorrens/ Un nuevo escándalo conmociona al departamento de Santander. Una grave denuncia y un vídeo que involucra al diputado Jesús Alfredo Ariza, actual presidente de la Asamblea Departamental de Santander, donde se observa agrediendo verbal, emocional y psicológicamente a su compañera sentimental (llegando incluso a amenazarla con golpearla) encendió las alarmas de las organizaciones sociales defensoras de los derechos de la mujer y elevó las voces que rechazan el actuar del diputado. Las reacciones no se hicieron esperar. Desde varios sectores políticos, institucionales y, principalmente sociales, exigen su inmediata renuncia.
El vídeo, que ha sido compartido por redes sociales (Twitter o X, Facebook, WhastApp, Instagram entre otros) sigue generando todo tipo de reacciones, la mayoría, del más contundente y rotundo rechazo. Y utilizo la palabra “mayoría” dado que, a pesar de la denuncia, del dolor, miedo y de la reacción manifiesta de parte de la compañera sentimental del diputado, muchos “machos” y “varones” cómodos desde la oscuridad y el anonimato de las redes sociales, se “solidarizaron” con el agresor mofándose de la víctima, dejando al desnudo cuán enferma está nuestra sociedad y cuán lejos estamos del reconocimiento y la erradicación de las violencias basadas en género.
Desde hace mucho tiempo un video no causaba tanto repudio. Días anteriores, previo a la filtración del mismo, se conoció la denuncia de las agresiones a las que fue sometida la víctima, información develada por medios de comunicación local quienes sin ningún tipo de consideración, ética profesional o respeto por la identidad y privacidad de la víctima, decidieron exponerla publicando su nombre, aumentando las agresiones en redes sociales y poniendo así su vida en peligro.
La compañera sentimental de diputado, al igual que muchas mujeres que viven en nuestra región, continúan enfrentando una realidad que pareciera no importarle a muchos. A pesar de las evidencias y denuncias, el problema sigue allí, como un gran elefante en la habitación, animal que nadie quiere ver o al menos reconocer que está ahí presente. Las violencias basadas en género se repiten una y otra y otra vez, afectando la integridad y la vida de niñas, adolescentes y mujeres del departamento. ¿Hasta cuándo continuaremos ignorando estas violencias y su mortal impacto tanto en las vidas de cientos de miles de mujeres en el departamento de Santander como en nuestra sociedad?
El diputado, siguiendo el estilo del agresor, ha salido a dar “explicaciones” de sus acciones. A pesar del rechazo que ha generado la publicación del vídeo y de las “disculpas” que ofreció a su familia por sus actos “bochornosos” como él los definió, no ofreció una disculpa directa a su pareja sentimental. “Lo que le falta es voltearle la jeta, hijueputa”, dice en uno de los apartes del vídeo. Negar la injusticia, desconocer o minimizar la violencia infringida, es jugar con el dolor de la víctima, re victimizándola.
En un departamento como Santander, donde el 2024 inició con un feminicidio y Enero cerró con un saldo de 4 feminicidios, siendo uno de ellos el de una menor de edad; donde las victimas de violencias basadas en género siguen encontrando múltiples barreras para acceder a la justicia, y donde prevalece la desconfianza institucional debido a que, muchas veces, quienes deben garantizar la protección de los derechos son precisamente quienes primeramente los vulneran, esta denuncia no debe pasar por alto, menos como una cifra más de la violencia que sufren las mujeres en Santander.
El gran elefante en la habitación ha estado presente ante la mirada de todo el mundo, pero aun así, nadie lo ve. Todo el mundo le sigue ignorando. ¿Qué más debemos esperar para despertar y abrir los ojos? Las vidas de las mujeres en Santander continúan corriendo peligro, y es hora que hagamos algo.
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*Estudiante de Maestría en Derechos Humanos y Gestión del posconflicto de la ESAP – Sede Santander.
X: @DiegoR_Thorrens