Desde expresidentes hasta caricaturistas, y desde Ecuador hasta Colombia, voces del mundo político y social protestan desde hace varios días contra la visita de Francisco Barbosa, el fiscal general de Colombia, al país vecino, sumido en pleno periodo electoral.
Barbosa se desplazó a Quito, la capital ecuatoriana, el pasado 12 de febrero para entregarle a su homóloga, Diana Salazar, una serie de informaciones relacionadas con la guerrilla del ELN y sus finanzas, después de que la revista colombiana ‘Semana’ asegurara que en esos documentos se muestra un supuesto financiamiento de los insurgentes a la campaña del candidato a la Presidencia de Ecuador Andrés Arauz, quien se ubicó primero en los comicios el pasado 7 de febrero, que se definirán en segunda vuelta.
Arauz negó la acusación: «Rechazo categóricamente esta noticia falsa», aseguró en un video publicado en redes sociales. El candidato considera que se trata de un intento de «descalificarlo por vías antidemocráticas» y calificó la noticia de «burda mentira».
En la misma línea, el expresidente colombiano Ernesto Samper tachó la visita de «juego sucio» y de «infamia»; el expresidente boliviano Evo Morales lo calificó de acción «intervencionista e intimidatoria»; y por supuesto, el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, el padrino político de Arauz, consideró que era una «vergüenza».
Otros diputados de formaciones políticas variadas también criticaron esta actuación por el efecto que puede tener sobre el ciclo electoral de Ecuador, que elegirá presidente el próximo 11 de abril en una segunda vuelta que todavía no tiene claros sus contendientes.
Arauz, el ganador de los primeros comicios, podría enfrentarse al centroderechista Guillermo Lasso o al indigenista Yaku Pérez, enredados en un recuento de votos que el Consejo Electoral del país todavía trata de resolver.
Fiscalía colombiana justifica la visita como una «cooperación bilateral»
La Fiscalía colombiana justificó la visita de Barbosa al ente investigador público ecuatoriano como «parte de la cooperación bilateral de las dos entidades en un trabajo conjunto contra organizaciones criminales que afectan a los dos países».
Y es que la información entregada por Barbosa a Salazar son los archivos que estaban en posesión de alias ‘Uriel’, uno de los principales mandos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), después de que el Ejército colombiano lo matara en octubre de 2020.
La revista ‘Semana’ publicó que ‘Uriel’ reportó un préstamo de 80.000 dólares a una campaña electoral de Ecuador, sin especificar cuál se trataba. Sin embargo, el medio afirmó haber encontrado pistas y datos que vincularían este préstamo a la campaña de Arauz, el principal líder izquierdista en las elecciones ecuatorianas.
Esta información hizo que Salazar, la fiscal de Ecuador, pidiera más información a su entidad homóloga de Colombia, por lo que Barbosa se desplazó hasta Quito para compartir los documentos con seguridad.
Pero para algunos, estas explicaciones encubren en realidad una voluntad de injerencia en las elecciones ecuatorianas al poner en tela de juicio, sin aportar pruebas concluyentes, la legitimidad de Arauz y el correísmo, que podría volver al poder después de cuatro años de presidencia de Lenín Moreno.
Ecuador y Colombia, un historial de tensiones
Las relaciones entre Ecuador y Colombia tienen un historial de tensiones que se remonta al 2008, cuando el izquierdista Rafael Correa todavía era presidente de Ecuador y el derechista Álvaro Uribe de Colombia. En esa ocasión, Uribe impulsó la «Operación Fénix», una operación militar sobre territorio ecuatoriano que terminó con la muerte de alias ‘Raúl Reyes’, el entonces segundo al mando de la ya extinta guerrilla de las FARC.
La presencia y actuación del Ejército colombiano en Ecuador desencadenó un conflicto diplomático de grandes dimensiones que profundizó todavía más en la rivalidad entre los dos presidentes y sus respectivos bloques ideológicos.
Las relaciones mejoraron con las presidencias de Juan Manuel Santos en Colombia y de Lenín Moreno en Ecuador. Sin embargo, nunca han estado exentas de tensiones: en 2018, tres periodistas ecuatorianos fueron secuestrados y asesinados por una banda criminal heredera de las FARC en la frontera entre ambos países.
La gestión de esta crisis avivó las diferencias entre Colombia y Ecuador, hasta tal punto que Moreno cerró las puertas a la mesa de diálogo entre el Gobierno colombiano y el ELN, que se desarrollaba desde hacía un año en Quito con el objetivo de acercarse a un acuerdo de paz.