Por: César Camilo Hernández Hernández/ Mi última columna culminó con un término de gran relevancia en la reactivación y trascendencia de Colombia. El reshoring, en palabras castizas, es volver a comprar y creer en lo de nosotros. A construir la cadena de valor en las regiones, por medio del usufructo de la materia prima y el talento humano local.
La crisis de la pandemia, debe despertar el sentido patrio de los gobernantes y empresarios en los territorios. Su gestión debe dar un giro a rescatar las bondades y atributos propios. La reactivación económica va ligada a una estrategia de reshoring o relocalización nacional, esta acción fomenta la generación de empleo, el aumento de índices de productividad y competitividad regional. El rumbo de la tendencia comercial será a realizar alianzas, convenios, joint ventures u outsourcings entre paisanos.
El mensaje del replanteamiento estratégico hacia adentro, debe venir desde el gobierno central, con políticas claras en alivios a empresarios que compren o contraten insumos locales, limitar los canales al mínimo en importaciones y apalancamiento a nuevos productores de lo que se importaba. Colombia y sus habitantes tienen una gran cantidad de oportunidades y fortalezas que no hemos explotado de buena forma. No es permisible, que le hagamos el feo al producto colombiano y vayamos a traerlo de afuera.
Desde la revolución industrial, la necesidad de estar a la moda, conseguir experiencia internacional, bajo costo, entrar al mundo de la tecnología y la automatización, llevó a que el país abriera sus fronteras para traer esos atributos que pedía la industria. Acuerdos y tratados comerciales de toda índole, han ayudado a un crecimiento a las grandes masas, pero ha afectado el grueso de la economía, los pequeños y medianos empresarios. Las relaciones comerciales con otros países, son buenas, como en todo, hasta cierto punto, bienvenido lo que nos falta, pero gracias por lo que nos sobra.
Y es que, de Colombia, como lo manifestó el Banco Mundial que ya no se debe utilizar dicha terminología, todavía lo tratan como subdesarrollado o en vías de desarrollo. Pero por favor, no hay desarrollo o producción en nuestras tierras para vivir como príncipes, de los países que he podido visitar la gastronomía colombiana y el don de gente están en la cúspide de los rankings. Somos ricos en agroindustria, calidad de gente, biodiversidad, paisajes, gastronomía, definitivamente somos multimillonarios y no nos habíamos dado cuenta.
Hablando en el contexto técnico sobre los requerimientos empresariales, en aspectos tecnológicos, de automatización e innovación, ya podemos encontrar muchos productos tangibles e intangibles en nuestro territorio. Gran cantidad de coterráneos que han salido a otros países para empaparse de aprendizajes que pueden aplicarse en los diferentes sectores, pero también muchos hemos formado un perfil competitivo en los claustros de nuestro país. El profesional colombiano es tan completo que es materia de exportación para diferentes compañías internacionales.
Son más los pros que los contras en el proceso de aplicar el reshoring. En estos momentos de solventar la penuria del colombiano de a pie, es necesario a nivel regional un crecimiento horizontal de atrás para adelante. En este cambio cabemos todos, la reingeniería debe ser desde y en la casa. Es necesario volver a creer y crecer entre nosotros, es el tiempo de renacer como nación.
Cuando esto pase, quiero abrazar al amigo, bendecir al vecino, recorrer mi País, visitar los hoteles, comprarle al campesino, comer en el restaurante, comprarle al minorista, tomar un tinto en la calle, comprar ropa, cantar las canciones, ir a la discoteca y muchas cosas más, pero todas que sean Hecho en Colombia. Pero lo más importante es que quiero como muchos otros, trabajar en y para mi tierra querida.
*Ingeniero Industrial, Especialista en Gerencia de Proyectos y Magister en Administración.
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