Por: Hernando Ardila González/ Como lo dije en las redes sociales, puede que mi opinión sobre lo ocurrido en las elecciones de la Juventud me genere impopularidad en sectores no propiamente jóvenes, vale la pena el riesgo.
Triunfó la falta de difusión institucional que no le interesaba por el riesgo. Triunfó la pobreza, – no la intelectual y de cultura política porque nuestros muchachos demostraron en el Estallido Social su sindéresis, (Facultad de pensar y juzgar con rectitud y lucidez, fue sin duda la pobreza de no tener para el bus o acaso no tener el documento) -. Triunfó la indiferencia que provoca el fútbol, netflix, el partido de barriada con cerveza para celebrar incluso la derrota. Triunfó el clientelismo a juzgar por las resultas, (El derechizado Partido Liberal obtuvo 91.527 votos; los derechistas Partidos Conservador 69.085, Cambio Radical 55.780 y el Partido de la U 52.507; el Neofascista Centro Democrático 40.421 y los sectores progresistas como la Alianza Verde 38.768, el MAIS 21.455 y Colombia Humana 21.436. Triunfó la tesis del divisionismo y la incoherente cobarde tesis del abstencionismo promulgada por sectores que se tomaron el Paro Nacional.
¡Qué horror! y muy lamentable para la memoria de cientos de jóvenes víctimas de desaparición, mutilación, violación, encarcelamiento y perfilamiento y sobre todo, ¡que lánguido homenaje a los jóvenes asesinados por el Estado Terrorista gobernado por una élite mafiosa, genocida y corrupta, fue ese escaso 15 % de aquellos que valientes sufragaron!, (1.200.000 aproximadamente de 12,7 millones), a ellas y ellos, (al menos a los del sector progresista), les espera un camino de riesgos que los francotiradores de la clase política tradicional les pondrán con tentaciones a su usanza, trampas para incurrir en corrupción o incluso las mismas amenazas y atentados sufridos en el paro; de eso acaso ni se salvarán esos muchachos marcados con el fierro de los partidos que han gobernado y que les utilizan para ocultarse tras ellas y ellos e instrumentalizarlos al servicio de sus criminales intereses.
Ese cuarto de la población que constituye la mayor riqueza de la nación y la potencial fuerza de transformación social, hoy le falló a las esperanzas de su pueblo, ese del cual provienen, claro, hay múltiples razones como las antes señaladas, pero que no se pretenda decir que fue falta de cultura, formación, conocimiento, porque nuestros jóvenes cuando quieran volver activarse, ojalá para 2022, serán la fuerza implacable que marque el punto de quiebre que ponga rumbo hacia el modelo social, económico, cultural y ambiental que ellos saben deben asumir y para lo cual tienen el fundamento para hacerlo y no sucumbir porque son los excluidos, los carentes de oportunidades, los multiplicadores de pobreza no porque sea su destino sino el que le han marcado, son carne de cañón de todo conflicto, las victimas de toda violencia, los de menor expectativa de movilidad social y menor expectativa de vida, esto si se compara con los demás países de América, son ellas y ellos, o como poetizara el Maestro Eduardo Galeano: “Los nadie, los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos… Que no son, aunque sean…Que no son seres humanos, sino recursos humanos…Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata”.
Pero no hay duda que son los más estructurados, audaces y valientes, forjados por más de medio siglo de guerras, privaciones, violación de Derechos Humanos, desolación y muerte.
Colombia tiene un joven supuestamente presidente ya a punto de pensionarse a sus 46 años, edad que está lejos de la posibilidad de millones de colombianos incluidos los jóvenes de hoy. Tiene congresistas, gobernadores, alcaldes y funcionarios jóvenes, los que me pregunto si representan a los jóvenes del pueblo o a los intereses de la élite que los utiliza para seguir con sus prácticas criminales atornillados al poder tras bambalinas. También tiene jóvenes empresarios y contratistas, hechos por sus padres políticos, amantes políticos o socios políticos. ¡Esos no son los jóvenes que necesitamos haciendo gobierno o empresa! Los jóvenes que necesitamos son los actores no de futuro sino de presente y capaces de protagonizar al lado de sus veteranos revolucionarios, los cambios que puedan mejorar la sociedad.
Dijo el Poeta Rubén Darío: “Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver”, y hoy lo parafraseo porque “Yo también tuve 20 años” … ¡Yo también fui, último modelo!
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*Abogado Penalista, postulado a Maestría en Derecho Constitucional. Presidente Colegio Nacional de Abogados de Colombia Conalbos Santander y Vicepresidente Nacional.
Twitter: @HernandoArdila6
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).