A la Consulta Anticorrupción le hicieron falta 474.452 votos para ser aprobada, necesitaba alrededor de 12,1 millones de sufragios, lo que equivale a un tercio del censo electoral colombiano, para que sus resultados como mecanismo de participación ciudadana fueran válidos.
Esta fue la cifra a nivel nacional, pero en algunas zonas como Bogotá, por ejemplo, el umbral fue superado de lejos. En otras, como La Guajira, la baja participación marcó la jornada.
Los lugares que recogieron más votos fueron Bogotá D.C., Cundinamarca y Boyacá, superando la participación del 40% de las personas habilitadas para votar. A estos le siguieron Santander, Caldas, Quindío, Risaralda, Meta, Nariño, Valle, Huila y Casanare, todos con una votación mayor al umbral del 33,33%.
Lo contrario sucedió en departamentos como San Andrés, Magdalena, Córdoba y Amazonas, en los que se registró un muy bajo interés en participar en la consulta anticorrupción, recogiendo menos del 20 % de los votos de su censo electoral.
Este fenómeno sucedió también en Chocó, Guainía, Vaupés, Vichada y La Guajira, este último con apenas la participación del 12,78% de su población, cuando en las presidenciales, por ejemplo, había participado más del 37% de sus votantes.
Llama la atención que la situación sea crítica en departamentos donde, según el Índice de Transparencia de las Entidades Públicas (ITEP), realizado entre 2015 y 2016 por la corporación Transparencia por Colombia, existe riesgo “Muy alto” y “Alto” de corrupción en el país.
Esto, teniendo en cuenta que la consulta no se valió de maquinarias para recoger sufragios, deja en evidencia, precisamente, la influencia de los actos corruptos en las elecciones. Así mismo, la ausencia de una cultura política que impulse a las poblaciones a expresarse mediante el sufragio.