Por: Carlos A. Gómez/ Este es el título de un libro lanzado este año, escrito por Nicolás Reyes. El libro hace referencia a algunos comportamientos de los animales que pueden servir de ejemplo en la vida diaria o en la vida profesional.
Es una costumbre en nuestra región referirse a una persona como «animal» cuando comete algún error. Coloquialmente se ha naturalizado este término y es normal escucharlo entre los jóvenes y adultos. Nicolás Reyes hace una interesante reflexión sobre el comportamiento de algunos animales y los trae como ejemplo para salir adelante en lo «difícil» que es la vida para algunas personas.
Por estos tiempos, parece que la vida es dura para todo el mundo. Un virus se convirtió en pandemia en menos de tres meses; ahora cientos de miles estamos en casa, esperando que pase la cuarentena y con la esperanza de poder volver a la normalidad.
El libro presenta a los salmones como una especie decidida a ser persistente. Estos peces hacen recorridos por más de 2000 kilómetros para volver al lugar de su nacimiento, desovar y morir. En ese intento, tienen que nadar contra la corriente de los ríos y se enfrentan a los peligros de ser devorados por osos hambrientos o por pescadores. Esa persistencia es un gran ejemplo para nosotros. En estos tiempos, ¿qué tan persistente somos? ¿Cuánto tiempo podemos estar en casa sin exponernos a enfermarnos de Covid-19? ¡Compórtate como un animal!
Otro ejemplo que el autor describe es el camaleón, que gracias a su pigmentación se puede camuflar en cualquier lugar y fácilmente cambia al color de su entorno, lo cual es una ventaja frente a cualquiera de sus depredadores en la naturaleza. En nuestros días es importante hacer los cambios necesarios para no ser afectados o «devorados por nuestros enemigos». La competencia profesional y los cambios en la manera de trabajar han presionado a todos a innovar rápidamente, no se puede estar preguntando todavía qué está pasando y esperar a que todo vuelva a la normalidad. ¡Compórtate como un animal!
En las últimas semanas se han incrementado los casos de infectados por el coronavirus en el área metropolitana de Bucaramanga. De hecho, la ocupación de las UCI llegó a más del 70 % por lo que fue necesario que el gobernador decretara la alerta roja. Todo esto es consecuencia de no tener los cuidados necesarios, precisamente por no tener la capacidad de «persistir» y quedarse en casa, y al mismo tiempo «innovar» como sí lo hacen esos animales.
Hechos presentados en la ciudad, como los motociclistas en horas de la noche en grandes caravanas y personas sin tapabocas por las calles y no acatando las restricciones, hasta convocan encuentros para apoyar a cierto político que tiene detención domiciliaria, generan que cada semana sean más las personas contagiadas por el virus. Plazas de mercado cerradas de manera temporal y medidas como decretar la alerta roja, demuestran que hace falta tener un mejor comportamiento.
Las personas a lo largo de los años al referirse a sus paisanos con frases como «mucha bestia», «mucho animal» o «mucha mula», acusándolos de parecerse a tales con su comportamiento, tal vez están tratando de decirles que no se comporten como un ser humano irracional. Los animales se comportan de acuerdo con su naturaleza, no se extralimitan y hacen lo que para ellos es natural. Pasa lo contrario con nosotros, los seres humanos, los seres «inteligentes», los que hemos «evolucionado» que para usar el tapabocas hay que imponer comparendos.
Que se pueda salir bien librado económica y físicamente de todo lo que está pasando no depende de los demás, depende exclusivamente de no ser indiferente ante lo que está sucediendo. Posiblemente hasta que el virus no llegue a afectar a un familiar, amigo cercano o vecino, usted no se dará cuenta de la gravedad de lo que puede ser esta enfermedad.
Entonces, ¿es bueno «comportarse como un animal»? Es una opción más favorable tomar el ejemplo no solo de los que se han contagiado sino de los cientos de seres que se encuentran en la naturaleza, que ha sido maltratada por los que no se denominan «animales». Practicar las buenas costumbres nos ayudará a ser animales; tanta falta le hace al área metropolitana más cultura y civismo.
Bueno, mano… ¡Compórtese como un animal!
*Ingeniero Industrial y Magister en Responsabilidad Social y Sostenibilidad
Twitter: @carlosgpar
