El Departamento de Santander cuenta con una red vial de un poco más de 13.000 kilómetros, de los cuales 1.320 corresponden a vías nacionales concesionadas y no concesionadas, de ellos solo el 85% están pavimentadas; 2.500 Km de red departamental o secundaria, el 20% pavimentadas y más de 10.200 Km de red terciaria o interveredales, con menos del 1% en pavimento.
Apenas empiezan las primeras temporadas de lluvias comienzan los derrumbes, los bloqueos, las emergencias e incluso los desastres con pérdida de vidas humanas. En los últimos días estaban completamente bloqueadas y por muchos días, vías tan importantes como la de Bucaramanga – Cúcuta, Bucaramanga – San Gil, Curos – Málaga, San Vicente – Lisboa, Socorro – Simacota, Chima – Contratación, Barichara – Guane, Enciso – Carcasi, Berlín – Galán – Zapatoca, y muchas más.
Y es que quedar aislado del resto del país, entre municipios y entre estos y sus veredas, no es solo un problema de comunicación, es que ello genera graves implicaciones negativas para la economía del departamento, un grave problema para la competitividad, para la inversión y el turismo ¿Cómo vamos a hacer para que nuestro departamento siga siendo el quinto aportante al PIB Nacional, si tenemos la peor malla vial del país?
¿Qué están haciendo nuestros gobernantes para jalonar y sacar adelante las inversiones que necesita el Departamento en su red vial? Porqué se ha aplazado y casi descartado la concesión vial Zipaquira – Chiquinquira – Palenque, con la construcción de las variantes de Barbosa, Socorro y Sangil. Qué ha pasado con el proyecto de la doble calzada Barbosa – Bucaramanga, que se descartó para solo dejarlo en simples y esporádicos “carriles de adelantamiento” pero no vemos que en el corto plazo vaya a ser una realidad.
Se ha hablado mucho y algunos avances se han logrado en el proyecto de la variante de San Gil (Se encuentra en el Invias en proceso licitatorio), pero la obra aún no se ha iniciado y está proyectada para ejecutar en tres años, por lo tanto todavía tenemos que esperar para verlo una realidad.
Que ha pasado con el tramo 2 de la ruta del Sol, entre Cimitarra y Sabana de Torres, que luego de darse por terminado el contrato con la firma Odebrecht, la ANI y el Invias se comprometieron a terminar en pocos meses las obras inconclusas y pagar a todos los proveedores y ninguna de esas promesas se ha cumplido, luego de casi dos años.
Qué ha pasado con la pavimentación de la vía Curos – Málaga que cada vez le invierten cuantiosos recursos y muy pocos son los kilómetros de pavimento que se avanza; siempre con la misma disculpa: “primero las obras de arte y mitigación”, como por ejemplo la inversión cuantiosa que se está haciendo en la construcción del puente Hisgaura, que más parece una vanidad de una y actual cuestionada “ingeniería Nacional”, que la intensión de avanzar en la solución del problema.
La actual Administración Departamental de Didier Tavera ha sido ineficiente en gestionar y jalonar recursos para solucionar esta problemática, pues las únicas gestiones en ese sentido es la terminación de algunos proyectos de la anterior administración y específicamente del “contrato plan” que firmó Richard Aguilar, como la pavimentación de la vía San Gil- Charalá – Duitama que se quedó corta en ejecución, pues el objetivo era pavimentar unos 45 kilómetros hasta el sitio la cantera y escasamente se va a llegar a Charalá, en un contrato de $198.000 millones que debe terminar este mes de junio, o la pavimentación de la vía de acceso al aeropuerto de San Gil en donde se invierten $6.452 millones.
Especial atención merece este proyecto pues su gestión está muy demorada, desde su mismo proceso de contratación, el que duró cerca de un año, en un proceso que demora dos meses y medio y ahora comprometida su ejecución, pues a tres meses de iniciar las obras (El plazo de ejecución es de 11 meses) el contratista no ha terminado aún la primera alcantarilla y según lo informado por las veedurías, se están variando las cantidades de obra (Práctica dañina que avizora problemas de transparencia y eficiencia), para incluir más alcantarillas, en desmedro de los kilómetros pavimentados, por lo que desde ahora se presagia que con los recursos asignados no se va a lograr ni recuperar el pavimento que existía y que fue lo primero que levantaron dejando un completo lodazal (acción que se podría cuestionar si era necesario, o se podría haber recuperado estos 4 kilómetros de pavimento existente, con drenajes, reparcheo y una nueva capa asfáltica).
Que ha pasado con las obras de infraestructura propuestas en el plan de desarrollo de Didier Tavera; en que se han invertido los recursos de las regalías; que obras se estarían gestionando sino hubiera sido porque la Nación finalmente aceptó asignar y trasladar los recursos por la venta de Isagén; pues de estos $239.000 millones, el Gobernador asignó recursos por cerca de $70.000 para la red vial Departamental: $32.000 millones como aporte del Departamento a la variante de San Gil, $20.000 para la pavimentación Girón – Zapatoca, 11.800 para la Renta – San Vicente y $7.300 para la vía Guavatá – Puente Nacional; sin embargo causa desazón que ninguno de estos proyectos se ha iniciado y algunos ni siquiera esté en proceso de prepliegos, por lo que se deduce que a menos de 18 meses de terminar esta administración, los proyectos no serán una realidad.
Otra de las razones de esta crisis y especialmente la demora en las soluciones de los constantes embotellamientos, es la desacertada decisión del actual mandatario Departamental de liquidar el proyecto del “Banco de Maquinarias” que fue un éxito de gestión en la pasada administración de Richard Aguilar y que a pesar de los cuestionamientos sobre los procesos contractuales, no hay que negar que llegó a cubrir más de 8.500 kilómetros por año de red vial terciaria y mejorar así uno de los problemas más sentidos del sector rural como son sus vías de acceso.
Gobernar con espejo retrovisor, buscando acabar con los proyectos buenos (Igual que el caso Panachi), solo porque son el sello del anterior mandatario, es una de las practicas más dañinas en la gestión pública y que tanto repercute negativamente en la necesaria eficiencia en la inversión de los recursos públicos, practica inadecuada que desnaturaliza y desprestigia lo público y de paso la decaída clase política nuestra.
Correo: argemirocastro@hotmail.com – Facebook: Argemiro Castro Granados
