Una palma llamada híbrido, que es la resultante del cruce de palma africana y palma americana, gana fuerza en Colombia al pasar de 70 mil hectáreas sembradas a 80 mil y con tendencia a crecer.
¿Qué hace tan atractiva esta palma llamada híbrido? Respondió Juan Fernando Lezaca Mendoza, director de Asuntos Institucionales de Fedepalma, quien aceptó el diálogo con los periodistas en medio de la asamblea de palmicultores de la Zona Central que se realizó en Bucaramanga, una de las cuatro zonas en que se divide el país en ese sector.
El alto funcionario de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite -Fedepalma- también se refirió a los tiempos que vivió la palmicultura en los dos años de pandemia y de cómo se regulan los precios del aceite de palma a nivel internacional y cómo le afectan a Colombia.
Reconoció que Colombia es el cuarto productor de aceite de palma en el mundo y el primero a nivel latinoamericano, pese a que el rendimiento de fruto por hectárea sembrada de palma está apenas por encima del promedio y todavía lejos del objetivo que se propone cumplir.
Corrillos: ¿Cuál es el balance general de Fedepalma en los más recientes meses háblese del año 2021 y lo que va corrido del 2022?
Juan Fernando Lezaca Mendoza, director de Asuntos Institucionales de Fedepalma: Al sector palmero colombiano le ha ido muy bien este año, ha mantenido los buenos precios que se vieron en el 2021, que hicieron que fuera año récord en la producción y el valor de la producción del aceite de Palma Nacional. Este año hemos visto un incremento importante en la producción, cercano al 13% en el primer trimestre, que esperamos se sostenga y que bajo la coyuntura actual, pues permita que el sector palmero siga siendo motor en el campo colombiano.
Corrillos: ¿Cuál es la causa de que el sector palmero esté creciendo en hectáreas en Colombia?
El sector palmero es uno de los sectores que ha mantenido una dinámica de crecimiento durante las últimas dos décadas. Básicamente porque genera ingresos estables, es un producto que tiene demanda en el mercado mundial, que permite todavía seguir creciendo porque hay distintos países que por su consumo siguen pidiendo los distintos aceites, entre esos el aceite de Palma. Entonces mantiene esa dinámica. Es una dinámica más Orgánica, no es una dinámica de un crecimiento extraordinario, que ha permitido que el sector, lento pero seguro, continúe contribuyendo al bienestar de las regiones en las que se encuentra.
Corrillos: ¿Cuál es la posición de Colombia a nivel mundial en el campo del aceite de palma?
Colombia es el cuarto productor de aceite de Palma a nivel mundial y el primero en América Latina, más que duplicando la producción del siguiente productor en esta región.
Corrillos: ¿Cómo se maneja el precio del aceite de palma con respecto al dólar?, ¿cómo afecta el precio interno? y ¿cómo se maneja a nivel internacional?
Colombia es un productor, si bien es el cuarto productor de aceite de Palma a nivel mundial, es un productor pequeño que hace que sea realmente tomador de precios internacionales, es decir, que los precios a nivel internacional los definen los principales productores, que en este caso son Indonesia y Malasia, que producen el 85% de los aceites de Palma y palmiste a nivel mundial. Como se define a nivel internacional, lo que hace Colombia es recibir ese precio y por supuesto adecuarlo también a las variaciones del dólar, que es el otro gran factor que termina afectando los precios. Entonces, el precio interno del aceite de Palma se termina definiendo por los precios internacionales, que básicamente han venido incrementándose y por eso también se ve reflejado en un incremento en el precio interno.
Corrillos: ¿Cómo ha evolucionado en Colombia la productividad por cada hectárea sembrada de aceite de palma en estos últimos años?
La productividad sigue relativamente estable, es uno de los grandes retos que tenemos en el sector. Nosotros consideramos que hay que abordar rápidamente la adopción de tecnología para lograr que los productores incrementen esa productividad, que está alrededor de 15.5 toneladas de fruto por hectárea, que es un promedio relativamente bajo. Vale la pena mencionar que nuestra meta es llegar al menos a 25 toneladas de fruto por hectárea, que es un reto ambicioso para la palmicultura colombiana, pero muy posible, con el apoyo de nuestro Centro de Investigaciones en Palma -Cenipalma-, con el apoyo de distintas empresas y de las alianzas entre grandes y pequeños que están desarrollando programas de asistencia técnica y con el ímpetu y la disciplina que se requiere para ser más productivo en la palmicultura y en cualquier cultivo.
Corrillos: ¿Cómo le fue a la palmicultura en tiempos de la pandemia en Colombia?
No como tal. Digamos que las circunstancias que aportan al crecimiento de la palmicultura tienen que ver más con que hay una demanda global por los aceites y grasas, con que hay tierra disponible en Colombia para poder producir. Colombia tiene bastante tierra apta, sin deforestar, sin afectar los bosques, reemplazando cultivos o reemplazando pasturas que existen o bien en el país.
Lo que sí generó la pandemia fue un crecimiento en los precios a nivel internacional. De nuevo, como recibimos los precios internacionales, hay que verlo en ese entorno. ¿Qué sucedió? La pandemia hizo que la mano de obra en uno de los principales países productores se disminuyera, porque depende mucho de mano de obra de otros países. La migración y la mano de obra migratoria disminuyó en Malasia y eso hizo que no se produjera la misma cantidad de aceite y comenzara a incrementarse el precio.
El segundo factor fue todo el tema logístico y de transporte que ustedes han escuchado, que se revolvió con la pandemia. Que hizo que prácticamente todos los productos que se tranzan y que se comercian a nivel mundial también tuvieron un incremento.
Y finalmente, ya este año el efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania también está afectando los precios porque Rusia y Ucrania producen mucho aceite de girasol y al no producir aceite de girasol, pues por supuesto, cuando baja la producción de algún aceite, otro lo reemplaza y en este caso el aceite de palma fue el que lo reemplazó, pues palma tiene una mayor demanda y eso hace que vayan para arriba los precios.
Corrillos: ¿Cuál es la mayor inquietud de los palmeros en una reunión como la que se hizo en Bucaramanga con todos los palmeros de la Zona Central, una de las cuatro que hay en el país?
Los palmicultores nos expresaron diversas inquietudes, muy interesantes, entre otras, ya que los precios están buenos y el sector ha podido repuntar ¿qué hacer con esos recursos? que han venido a darle un nuevo empuje al sector después de haber pasado por varios años de muy bajos precios, y lo que nosotros estamos encontrando es un deseo muy importante, los palmicultores por invertir, por ser más productivos, por hacer la tarea de sostenibilidad.
Unas inquietudes alrededor, por supuesto, de problemáticas locales, como tienen que ver con las lluvias, las inundaciones que eso afecta a todos los cultivos. La infraestructura, las vías terciarias que son necesarias para poder sacar los productos en Colombia, así que encontramos un poco de las distintas inquietudes alrededor del sector, alrededor del cultivo, ¿cómo hacer mejor la tarea? y por supuesto, la coyuntura política que define también muchas de las cosas que se pueden o no se pueden hacer en el país.
Corrillos: ¿Cuál es el nivel o la calidad de la palma que se cultiva en Colombia?
La palma colombiana se encuentra un poco en el promedio de la productividad y de las condiciones mundiales, pero recientemente y por cuenta de algunos de los problemas que ha tenido la misma palma ha venido creciendo un cultivo que es el cultivo llamado híbrido, que es la mezcla entre Palma africana, que es la tradicional, con Palma americana, presente en el continente. Eso produce un híbrido que es distinto, que produce distinto, que se trabaja distinto. Y que tiene características distintas en muchos sentidos.
Ese híbrido produce un aceite alto oleico, que es una calidad distinta. Alto oleico quiere decir que tiene más componentes de aceite que componente sólido, que es una de las cosas que tiene palma y tiene otras características también que lo hacen muy atractivo.
Entonces, podemos decir que la Palma hoy tiene un producto nuevo a través del híbrido, que cada vez gana más adopción. Entre otras para combatir estos temas fitosanitarios. Ya Colombia tiene entre 70 mil y 80 mil hectáreas de ese cultivo híbrido y está incrementándose la producción. Y estamos viendo precisamente cómo podemos aprovechar ese producto distinto para empezar a vender las bondades de la calidad del uno versus la calidad del otro y encontrar los mercados correctos para cada uno.
Corrillos: ¿En Santander se han superado los problemas fitosanitarios, especialmente de la pudrición del cogollo?
No podemos decir que se haya superado, sigue siendo algo que está presente, especialmente en Santander, tanto en Puerto Wilches como en Sabana de Torres. Seguimos viendo la presencia de la enfermedad, no es una situación totalmente resuelta, pero sí podemos dar un parte de tranquilidad en el sentido de que existe la tecnología, existen los tratamientos, existe el acompañamiento de nuestro Centro de Investigación Cenipalma para mitigar los efectos y permitir que la pudrición del cogollo no afecte de una manera tan dramática a los productores.
Hemos visto casos donde, cuando se aplican las prácticas, cuando se hace la sanidad del cultivo, queda controlada la enfermedad, entonces hay un llamado muy importante a los palmicultores para que se acompañen de la asistencia técnica para que hablen con Cenipalma, con las empresas ancla de los núcleos palmeros y apliquen esas prácticas que les ayuda a evitar el impacto de una enfermedad que es muy crítica para el cultivo.
