Por: Paola Guarín/ En los últimos días nuestra capital turística, San Gil, sus habitantes fueron testigos y damnificados de una súbita creciente de varias quebradas producto de las fuertes lluvias desatando un colapso del sistema de alcantarillado y afectaciones estructurales en varios sectores, así mismo una avalancha afectó considerablemente un barrio y lamentablemente la muerte de un infante por el desplome de un muro colindante a una cancha de fútbol donde antes de su deceso, se desarrollaba un partido.
Algunos afectados manifiestan que la emergencia ocurrió al reventarse tanques de Acuasan (Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de este Municipio) y no por el desbordamiento de ríos tras las fuertes lluvias. El desbordante hecho quedó registrado por sus habitantes donde grabaron los momentos de horror que vivieron con la avalancha que los sorprendió en la noche del jueves, videos que circulan en diferentes redes sociales y que de una u otra manera dieron serios indicios de las posibles causas que desataron tan lamentable suceso.
Según los comunicados realizados por la autoridad ambiental CAS, la avalancha fue desencadenada por un pozo que se rebosó por las fuertes lluvias y la desviación de una quebrada habrían sido las causas que originaron la emergencia el pasado jueves en la noche.
Juan Gabriel Álvarez, director de la CAS explicó que «en la parte alta encontramos unos jagüeyes y estos en su momento estaban llenos y empezaron a rebosar. También vemos que en la quebrada hubo una desviación pero eso es materia de investigación, y estamos haciendo todos los requerimientos y procedimientos correspondientes».
Es lamentable lo sucedido en este municipio destacado por su atractivo turístico rodeado de una riqueza hídrica invaluable, la práctica de innumerables deportes extremos e incontables lugares que hacen una gran oda al esplendor paisajístico, recreación y descanso. Por ello, el reto para cada uno de los santandereanos que expresen su solidaridad a tal municipio es incentivar el turismo regional, contribuyendo a la reconstrucción significativa de nuestra Capital Turística del Departamento.
Por otra parte, este suceso deja un sin sabor a sus víctimas, pues pese a sostenerse una teoría de las causas que originaron este fatídico hecho, algunos expertos dictaminan que la ausencia de un expedito seguimiento ambiental por parte de la CAS a sus recursos naturales y en especial a sus fuentes hídricas, es un reto muy ambicioso indilgado por la Ley 99 de 1993, que pudo de una u otra manera evitar tan lamentable fenómeno natural. Por otra parte, existen posturas que sostienen sobre la imposibilidad de prevenir un fenómeno natural, dictaminándolo como una tarea compleja, debido a la envergadura y consecuencias que pueden desencadenar estos siniestros.
Las enseñanzas surgidas por estos fatídicos hechos, resaltan desafíos que deben abordarse desde la gobernanza de la administración municipal y departamental de los diferentes organismos vinculados en las investigaciones y reconstrucción de nuestra capital turística, pues es en estos momentos donde se hace necesario forjar medidas que prepositivamente forjen políticas públicas en pro de la protección de los recursos naturales, especialmente de nuestras fuentes hídricas en nuestro hermoso departamento destacado por su pujanza, turismo y fervor comercial.
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