Por: Carmen Elisa Balaguera Reyes/ “Soy Emigrante Latino que llora en su lejanía añoro el pueblo querido que ha dado luz a mi vida”: (Canción)
La modalidad del proceso migratorio de Colombia a Venezuela nos hace reflexionar cuantos colombianos se beneficiaron y regresaron a nuestra patria con mejor calidad de Vida.
En las barriadas se veía un nuevo desarrollo por los mercados, los electrodomésticos de marcas no muy conocidas en el país, que eran la envidia de vecinos y vecinas que anhelaban tener un familiar para que les enviara los mismos productos.
Los campesinos, las clases bajas y medias se desplazaron hasta el vecino país en los años 50, según estadísticas se dice que entraron 326.573 colombianos (Tabla estadística Cuadro I: Colombianos y resto de extranjeros en Venezuela. Censo por años. Fuente: Niño Corredor y Hernández Tejeiro 1998) (Ver más)
“Realmente nunca se ha tenido una cifra precisa. Se llegó a hablar, en los 80 y 90, de alrededor de cinco millones de personas de origen colombiano en Venezuela. Pero eso nunca fue demostrado. Algunos de los gobiernos hicieron su discurso diciendo que la crisis que empezaba a evidenciarse era debido a la gran presencia de colombianos, pero no hay una contabilidad clara al respecto (Ver más).
Muchos migrantes colombianos destacaban el maltrato que recibían de los venezolanos, a muchos por no pagarle sus salarios terminaban deportados por la PTJ, esas son historias que se han venido escuchando pero las circunstancias han cambiado, hoy la migración es al revés.
Día a día el paso de grupos de personas venezolanas que llegan a la ciudad a quedarse o a seguir de paso a otras ciudades; muchas quieren buscar trabajo pero en su gran mayoría ubicados en esquinas, lugares de confluencia, semáforos, avenidas con sus familias despiertan compasión.
Desarraigados de su terruño, pero hay un fenómeno que se visibiliza es una generación juvenil que llega acompañada de niñas y niños muy pequeños que en todos los rincones o en todos los semáforos esperan una moneda que se dé a esa pequeña bolsa de dulces; esa moda ha desplazado a muchos de nuestros pobres históricos, no sé qué se han hecho los que se subían a los buses a vender sus productos o los que se estacionaban en los semáforos ¿Han cambiado los vendedores?
Pero hay un detalle más preocupante sabiendo la cantidad de personas que se quedaron en Bucaramanga se les está cerrando la oportunidad de recibir ayudas humanitarias.
La inclusión social y los programas que se ejecutaron desde la Alcaldía de Bucaramanga para aliviarles un poco la carga recibió muchos comentarios y quejas, poco a poco no sabemos porque se está desestimulando y cerrando entidades que aportan, ayudan y asesoran, al día de hoy son dos centros importantes los que se les ha cortado la posibilidad de seguir esas tareas.
La último es la fundación que queda dentro de la Primera Iglesia Bautista de Bucaramanga, situada en la Calle 37 con carrera 23 junto al parque Bolívar, la fundación Toque de Vida fue objeto de un comparendo por parte de tres agentes de policía, desconocemos los motivos, pero sabemos que para prestar ayuda al prójimo se han creado. Que siendo sitios amparados en la aplicación del artículo 19 de la Constitución Política que garantiza la libertad de cultos y establece que toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva, derecho fundamental que fue desarrollado por el legislador en la Ley Estatutaria 133 de 1994 y Decreto 437 del 6 de marzo de 2018 ¿Una entidad que está ofreciendo ayudas por qué perseguirla? (Ver más)
Nos queda la preocupación a quienes hacemos nuestras actividades a pie, que será de esas pobres madres con sus hijos en brazos si la alcaldía de Bucaramanga sigue aplicando comparendos a los sitios de aportan ayudas humanitarias por no estar ubicados donde correspondería según el POT ¿O será que estoy equivocada?
Correo: celisabreyes2008@hotmail.com
Twitter: @celisabalaguera