Por: Holger Díaz Hernández/ “Cuando los gobiernos temen a la gente, hay libertad. Cuando el pueblo teme al gobierno, hay tiranía”: Thomas Jeferson, Padre Fundador de los Estados Unidos, Tercer Presidente elegido.
A menos de tres meses para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos la contienda está que arde, hoy de acuerdo a las encuestas el actual presidente Trump perdería en las urnas.
El sistema electoral norteamericano es relativamente complejo, en este artículo trataré de explicarlo para que podamos tener mayor claridad de su funcionamiento.
Es un régimen de democracia presidencialista donde los ciudadanos mayores de 18 años eligen el congreso y al presidente de la república, en un sistema que es Federal y que tiene distintos niveles de gobierno: el federal, el estatal y el condal o local.
El país está conformado por 50 estados que son autónomos en su régimen interno, de acuerdo a su Constitución del 17 de septiembre de 1787 con sus 7 artículos y 27 enmiendas, es una República con tres poderes definidos y con un presidente que es jefe de estado y de gobierno y comandante en jefe del Ejército.
El poder legislativo recae en el congreso que es bicameral, con una cámara alta: -el Senado- compuesta por 100 miembros (dos por cada estado de la Unión) que tienen periodos de seis años y son reemplazados rotatoriamente en los años pares, cada dos años se renueva un tercio del Senado. Y una cámara baja -la Cámara de Representantes- con 435 miembros elegidos cada dos años, el número depende de la población de cada estado y son escogidos igual que el senado de manera directa por el pueblo. El sistema electoral se divide en distritos electorales que escogen un solo candidato, el de mayor votación.
Los presidentes son elegidos para periodos de cuatro años y pueden presentarse por una vez para una reelección, esto validado por la Vigésima Segunda enmienda a la Constitución, desde 1992 ningún mandatario estadounidense en ejercicio es derrotado en su segunda postulación; el último fue George W. Bush quien lo hizo a manos de Bill Clinton.
Estados Unidos es considerado una democracia bipartidista con dos partidos muy fuertes: el Demócrata y el Republicano y a pesar de que existen otros partidos como el Verde, el Partido de la Constitución, el Comunista y el Libertario, estos son considerados irrelevantes ya que representan menos del 5% de los votos.
El poder ejecutivo es encarnado por el presidente y el vicepresidente, escogidos mediante elecciones indirectas en una serie de etapas que hacen muy interesante el proceso. En cada partido se postulan los candidatos para ganar el derecho a ser escogidos para representarlo, esto es denominado: -elecciones primarias- llamadas también caucus, que arrancan meses antes, este proceso es también una elección indirecta donde los votantes lo hacen por una lista de delegados para una convención de nominación dentro del partido.
Estas primarias eligen al candidato de cada partido camino a la Casa Blanca, una vez ocurre esto y realizados los debates presidenciales, las elecciones son el primer martes del mes de noviembre (coincidiendo con los años múltiplos de cuatro). Cada ciudadano vota por su candidato favorito, aunque esto no implica que sea un voto directo para él sino para elegir a los compromisarios o delegados asignados a cada estado de acuerdo a su población.
El Presidente de los Estados Unidos se elige en una asamblea formada por 538 delegados escogidos entre los 50 estados de la Unión y el Distrito de Columbia, cada uno de estos Estados tiene un elector por cada uno de los miembros del congreso que lo representen: uno por cada senador (100) y uno por cada representante a la cámara (435), más 3 delegados de Washington D.C. que no tiene senadores pero sí delegados.
La mayoría de los estados conceden todos sus votos electorales a quien haya ganado la votación popular en su estado, para ganar se requieren 270 votos. La labor de los compromisarios en el Colegio Electoral consiste en validar la elección popular presidencial, cada papeleta contiene el nombre del candidato a presidente y adjunto el de su vicepresidente y el del partido al que pertenece. Si hay empate, la Cámara de Representantes decide quien se convertirá en Presidente y el Senado el Vicepresidente.
El sistema de elección indirecta puede generar un desfase entre los votos electoral y popular. En cuatro ocasiones ha ganado la Presidencia un candidato que no ha recibido la mayoría de los votos en el sufragio popular: en 1876 Ulysses S. Grant a Rutherford Hayes en la elección más reñida de la historia política de este país, en 1888 fue Benjamin Harrison a Glover Cleveland, en el 2000 el republicano G. Bush a Al Gore y en el 2016 Donald Trump a Hillary Clinton, Trump logró el 46,09% de los votos y Hillary el 48,18% pero Trump fue elegido por 304 votos electorales contra 227 de esta. Esto significa que lo importante no es colocar la mayoría de los votos del pueblo sino lograr ganar en los estados que eligen el mayor número de compromisarios o delegados, es un sistema vigente desde el siglo XVIII con la idea de que los estados preservarán su independencia y poder dentro de la federación, esto suena antidemocrático, pero así funciona la considerada mayor democracia del mundo.
El próximo 3 de noviembre los estadounidenses elegirán al 46avo presidente de su historia, a 34 senadores y a la totalidad de la cámara de representantes en una contienda marcada por la polarización, la violencia racial ha provocado que el país se incendie tras las movilizaciones por la muerte de George Floyd, las constantes polémicas por las salidas de tono del presidente Trump, una economía en crisis como no había ocurrido desde la Gran Recesión de los 30 y el pésimo manejo de la pandemia que ya deja más de cinco millones de contagios y más de 160.000 muertos, lo convierte de lejos en el país del mundo más afectado por el Covid-19.
El presidente Donald Trump se enfrenta al candidato del partido Demócrata, Joe Biden que a pesar de su poco carisma es una figura pragmática y amable, que ganó las primarias demócratas sin ser el favorito y a quien estar distante del escenario público de campaña le ha servido en demasía y ha logrado canalizar el gran descontento de la mayoría que votó en 2016 por Trump incluida la población de hombres blancos no universitarios. Los sondeos de opinión le dan una ventaja importante que según los expertos le permitirá ganar las próximas elecciones a Biden, ocho de cada 10 americanos consideran que el país va por el camino equivocado.
Aún falta mucho tiempo y en política no hay nada escrito, pero se avizora que el partido demócrata regresará al poder.
*Médico cirujano y Magister en Administración.