Por: Carlos Roberto Ávila Aguilar/ “Bienvenido, estoy acá para atenderlo, esta es la carta, ¿en qué podemos servirle?”
Creo que son palabras que muchos extrañan, antes de marzo de 2020 salíamos a compartir en familia, con amigos o por negocios en algún restaurante, bar, discoteca, hotel o evento social y éramos atendidos por aquel hombre o mujer que nos recibía con el mayor respeto buscando cumplir su labor y posiblemente ser merecedor a una buena propina por el servicio.
El mesero como trabajador es uno de los tantos perdedores de esta crisis. Según la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica – Acodres, en Colombia el sector gastronómico ha sido uno de los más afectado por la pandemia, de 90 mil establecimientos formales e informales que operaban en Colombia, hoy solo están activos 16.200 bajo la modalidad de domicilios y atención en puerta y 27.600 no volverán a funcionar por no tener acceso a recursos financieros.
Este sector siendo uno de los reglones más importantes de la economía nacional que ha obtenido 8.4 billones de pesos en ventas anuales, hoy está en dificultades, en marzo las ventas cayeron el 81% y el domicilio no ha sido suficiente durante estos meses de cuarentena para sostener la vitalidad de los negocios.
La gran mayoría de comerciantes hacen esfuerzos para poder sostener su marca o su Good Will, construida con gran sacrificio por años, en muchos negocios los mismos dueños dejaron de ser quienes recibían a los clientes y pasaron a ser los cocineros junto con su familia para mantenerse en el mercado, pensando en un futuro promisorio y confiando que el gobierno tenga salvavidas reales para que los negocios puedan volver a reactivarse antes y después de la pandemia.
Este sector generaba más de 500 mil empleos formales, un (1) millón de empleos indirectos y un (1) millón de trabajos informales, la gran mayoría de estas personas están hoy sin trabajo y por lo tanto con cero (0) ingresos por esta labor. Un duro golpe ha sufrido sin duda todos los empresarios de la gastronomía, hotelería, turismo y otros, quienes generaban empleo. Por lo tanto, los meseros como otros empleados del sector, son directos perjudicados y a pesar de sus protestas o solicitudes no han tenido eco, están bastante desprovistos de seguridad en salud, alimentación y servicios básicos, es decir su mínimo vital.
Aquellos meseros de hoteles, restaurantes, casas de eventos, bares, cafeterías, que trabajaban por turnos, con o sin seguridad social, aquellos que bajo la formalidad o informalidad atendían fiestas, turnos en restaurantes o en el lugar que los requerían, hoy en día engrosan las cifras del desempleo, ya que la tasa pasó de 10,5% en mayo de 2019 a 21,4 % en mayo de 2020, según informe del Dane.
En Colombia son cerca de 50 mil meseros en todo el país que debido a la cuarentena cesaron sus actividades, la mayoría de ellos viven de su sueldo o el turno y propina, y ahora sin negocios abiertos, difícil que vuelvan a su labor, espero que el gobierno nacional y los gobiernos territoriales los escuchen e identifiquen una ruta de ayudas para sostenerlos en esta crisis, el aporte solidario por familia mejoraría las condiciones de muchos colombianos, estarían en casa por algunos meses sin la preocupación de como cubrir sus necesidades para sobrevivir, así bajaría la curva del contagio y evitaríamos mayores problemas de inseguridad.
Apreciado lector, los meseros quienes nos han atendido durante décadas, están abandonados, en el olvido, ellos también son padres y madres de familia, son estudiantes, son seres humanos de todas las edades que dependían de esa labor, ellos piden a gritos ser atendidos.
*Abogado Especialista en Derecho Público, Contratación Estatal y Derecho Penal y Magister en Derecho del Estado.
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