Por: Fredy Horacio Chinchilla Reyes/ Primero fue Antanas Mockus, Senador de la Republica con más de 500 mil votos, luego fue la cabeza de Ángela María Robledo, Representante a la Cámara, excandidata a la vicepresidencia y ahora buscan descabezar -políticamente hablando- a Gustavo Petro excandidato a la presidencia con más de 8 millones de votos, quienes han sido una oposición férrea frente a un gobierno que según criterio de esa oposición no gobierna para el ciudadano sino para las grandes compañías nacionales y multinacionales, en detrimento del bienestar de las clases medias, especialmente.
Ya no es secreto que dicha avanzada más allá que se encamine contra la izquierda que busca acallar las voces contrarias a la postura del gobierno actual y en cabeza de Iván Duque Márquez, que fuera elegido por el Centro Democrático, partido liderado por un ideólogo de extrema derecha como lo es Álvaro Uribe Vélez y que busca desaparecer políticamente y desde supuestamente lo jurídico o dicho de otra manera poner manos abajo a una oposición que gran brega ha dado frente a propuestas altamente lesivas para los intereses económicos de millones de colombianos modificando un aspecto vital en la calidad de vida como lo es el régimen pensional, a través del articulado del Plan Nacional de Desarrollo.
Pero el centro del presente artículo al margen de la aprobación de normas se orienta principalmente a la estrategia por vías jurídicas acabar con la izquierda y de esa forma querer impedir el verdadero debate que una verdadera democracia requiere, es por esto que esa avanzada jurídica contra la oposición es al parecer muy grave o, ¿se podría decir que es un ataque a la democracia?
Pero esto no es nada nuevo según algunas fuentes, desde hace unos 12 años desde los Estados Unidos se han registrado ataques a la democracia en varios estados soberanos por vías jurídicas, esto se sustenta como la formación de abogados y jueces en latinoamérica especialmente. Ya los golpes de Estado no lucen desde las vías armadas pues los muertos y la sangre desde esta perspectiva es muy mal vista y deja un desagradable sabor e imagen para quienes los promueven, los auspician, los ejecutan de forma directa o indirecta, o también quienes los financian de forma abierta o tras el escenario geopolítico.
Ahora los golpes de Estado se han refinado desde sacar del juego político a voces disonantes frente a un gobierno o bien quienes estando en oposición vean con gran dificultad ejercer la oposición, esto es realmente muy peligroso contra democracias reales y sólidas, en donde casos como el de Venezuela es latente pues se reprime fuertemente la oposición con todo tipo de artimañas jurídicas y en Colombia ese camino ya hecho andar con ya dos importantes líderes de oposición fuera de combate y otro u otros más que están en la mira de quienes les incomoda una oposición argumentada.
Quien ostenta esta columna de opinión no hace parte de movimientos o partidos políticos de izquierda pues distan en muchos aspectos ideológicos de lo que creo y pienso en diversos aspectos, pero otra cosa muy distinta es aceptar que se liquide la oposición por las vías que sean y esto me trae a la memoria el exterminio de miles de líderes y militantes de la Unión Patriótica en décadas anteriores y en donde esas voces disonantes frente a un gobierno son de vital importancia para llegar a un equilibrio político, social, económico y humano.
No es aceptable ese nuevo embate contra la oposición en donde supuesta legalidades a más bien leguleyadas terminan impactando el corazón del entendimiento de nuestra sociedad y para el caso jugando con la democracia, derechos y libertades so pretexto de crear un supuesto clima de estabilidad económica, política, social y de bienestar general, impactar la izquierda de Colombia ya está dejando un fuerte sabor a dictadura y en este orden de ideas preguntaría o más bien cuestionaría si nuestro vecino, Venezuela se tilda de dictadura, de régimen sin libertades o, ¿en Colombia casi 60 años de conflicto no denota ese mismo escenario como respuesta a un Estado indiferente de los grandes males del país?
Es precisamente esto lo que dio origen a las guerrillas revolucionarias de izquierda en Colombia que si bien fue grande el daño hecho en ese lapso de tiempo no ha sido menos dañino la concentración de riqueza y corrupción aterradora de quienes han manejado a su antojo el país.
No es acallando la oposición y en este caso a la izquierda democrática la mejor contribución al desarrollo del nuestra sufrida Colombia, pero especialmente a una democracia plena, realmente participativa, sin palos en la rueda. Una democracia de garantías verdaderas y reales, una democracia alejada de esa mercantilización criminal por los estragos que provoca en cuanto al impacto social negativo que nos lleva en 60 años de guerra no declarada a pesar de estar de consolidar un proceso de paz con todas las imperfecciones que pueda tener pero que se tendrán que ir corrigiendo y avanzando como sociedad y como democracia.
¿Cercenar la oposición no es acaso es un ataque a la democracia?
Twitter: @fredy_asesor