Colombia adelanta posiciones en la adopción de la factura electrónica en Latinoamérica y en poco tiempo se pondrá al día respecto a países como Brasil y México, que lideran el ranking en la Región.
En esta evolución ha sido decisivo el papel de la DIAN y la obligatoriedad progresiva de su utilización en diferentes grupos de empresas.
Desde el primero de enero de 2020, las empresas colombianas debieron empezar a reducir de forma gradual el porcentaje de emisión de facturas en papel.
Desde esa fecha entró en vigor la nueva normativa de la DIAN, que cifra en el 30 por ciento el máximo de facturas en formato no electrónico que podrán emitir las empresas en 2020.
Único formato validado
A partir de este año 2020, el único formato validado para requerir deducciones de gastos o impuestos será la factura electrónica. Esta medida es un claro incentivo para impulsar aún más el uso del formato electrónico, pieza clave para la aportar transparencia y eficacia a la actividad económica en el país y al control fiscal.
Según este estudio, la factura electrónica en Latinoamérica comenzó a utilizarse en la década de los 90 del siglo pasado y, con la entrada del nuevo siglo, su puesta en uso se aceleró significativamente.
El primer modelo de facturación electrónica fue liderado por Chile en 2003 con el objetivo de incrementar la competitividad y la eficiencia del mercado, mejorar el cumplimiento, los procesos de administración, cobranza y fiscalización y potenciar el control tributario.
La factura electrónica ya se ha extendido a lo largo de Centroamérica, Sudamérica y comienza a estar presente en el Caribe, situándose por delante de los países de la Unión Europea.
Validez legal en Colombia
El uso de la factura electrónica en Colombia tiene validez legal desde que, en 1995 la DIAN publicara la Ley 223.
Sin embargo, no fue sino hasta 2016, cuando comenzó el proceso de masificación y obligatoriedad, a través de la publicación de la Ley 1819.
Con ello, se materializaba la obligatoriedad de uso de la e-factura en Colombia y se indicaba la futura publicación del calendario de obligados.
Nuevo impulso
Desde el pasado primero de enero de 2020 entró en vigor la nueva normativa de la DIAN, que cifra en el 30% el máximo de facturas en formato no electrónico que podrán emitir las empresas en 2020.
La nueva norma se enmarca en el programa de implantación general de la Factura Electrónica impulsado por la DIAN con un doble objetivo: mejorar la recaudación fiscal, evitando el fraude, y mejorar la gestión de las empresas y, con ella, impulsar el crecimiento de la economía colombiana.
La DIAN reducirá en forma progresiva este porcentaje de facturas en papel. Así, en 2021 las empresas solo podrán facturar no electrónicamente el 20% de sus facturas y, en 2022 el porcentaje se reducirá al 10%.
De esta forma, las empresas colombianas podrán tener un control más efectivo de su facturación.
Impuestos solo en formato digital
Hoy la DIAN tiene habilitadas las facturas en papel como documentos válidos para requerir deducciones de gastos o impuestos, pero, desde este año, el único formato validado para esas deducciones será la factura electrónica.
Esta medida es un claro incentivo para impulsar aún más el uso del formato electrónico, pieza clave para la aportar transparencia y eficacia a la actividad económica en el país y al control fiscal.
Evolución en Latam
El primer país en hacer obligatoria la facturación electrónica en Latinoamérica, para determinadas actividades o por tamaño de empresa, fue Argentina en 2007, le siguieron la mayoría de los países de la zona que, paulatinamente implantaron diferentes modalidades de obligación.
Como ejemplos de este éxito destacan los casos de México, Chile o Brasil que llevan años facturando electrónicamente.
La factura electrónica también es obligatoria en las relaciones entre empresas y administraciones (B2G) en la Guayana Francesa, Guadalupe y Martinica, donde se aplica la misma normativa de facturación que en Francia.
En el resto de Latinoamérica, son numerosos los países que cuentan con la obligación de uso de la factura electrónica en todas sus transacciones; lo que ha permitido mejorar la gestión tributaria y las relaciones empresariales a nivel internacional.
Entre estos se destacan: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guadalupe, Guatemala, Guayana Francesa, Honduras, Martinica, México, Perú y Uruguay.
Unos más juiciosos que otros
En cambio, algunos países de la región, aunque, a día de hoy, el uso de la e-factura no es obligatorio, se trabaja en la implantación de este tipo de sistemas de facturación. Ejemplos de esta situación son Paraguay, El Salvador, República Dominicana y Venezuela.
Otros territorios como, por ejemplo: el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, todavía trabajan con una visión primitiva de la facturación electrónica, en la cual, envían la factura en formato PDF al Área de Contabilidad Central de Gobierno, además, de presentar la factura en formato físico.
A pesar de las múltiples ventajas que aporta el uso de la factura electrónica, todavía existen en Latinoamérica algunas regiones que no usan la factura electrónica en sus relaciones comerciales. Entre estos territorios se destacan: Belice, Cuba, Haití, Nicaragua, San Bartolomé y San Martín.