Por: César Mauricio Olaya/ Concluyó la semana anterior el primero de los conteos de especies aviarias que en dos momentos, primer sábado de mayo y tercer sábado de diciembre, se realiza a nivel mundial bajo el nombre del Global Big Day y que tiene por objeto, contar oficialmente el número de aves avistadas en esas fechas, en distintos países del mundo; previa inscripción de sitios y apertura oficial de estos listados ante el organismo rector del evento.
Por segundo año consecutivo, Colombia ocupa el primer lugar como el país con mayor número de aves del planeta, en un registro que determinó el avistamiento de 1.590 especies en 6.641 puntos del territorio nacional, desde donde grupos de expertos y aficionados ornitólogos enviaron los correspondientes listados.
A nivel mundial, el conteo de este 4 de mayo reportó la cuenta de 6.816 especies, contadas por un total de 32.500 pajareros en 171 países.
Muchas conclusiones para tener en cuenta y que subrayan la importancia de este logro para nuestro país, pues en solo términos de proyección del turismo ambiental o ecológico, traduce en una base de capital importancia si se tiene en cuenta que esta actividad, suma en participantes cada año y son millones de dólares lo que esta trae consigo de parte de sus entusiastas participantes.
Pero veamos detalles que pueden extraerse de este proceso, muchos de ellos que tienen como diana nuestro departamento de Santander, donde debe decirse, lamentablemente retrocedimos, pues siendo reconocido por el Instituto Humbolt como uno de los primeros departamentos en variedad de aves en Colombia, pasamos en este conteo de estar en un poco destacado puesto 14, a un muy pobre 19 lugar.
Lo anterior por supuesto no quiere decir que las aves hayan volado de nuestro territorio, sino que no se le ha dado el suficiente impulso a esta actividad, que de estructurarse seriamente como una política de gobierno, sin duda revertería en importantes créditos para sectores campesinos tradicionalmente al garete de oportunidades.
Nubia Kalisch que con sus propios recursos y un muy menguado apoyo de la alcaldía, viene impulsando y promocionando esta actividad en Charalá, en cuya geografía se localiza el Santuario de Fauna y Flora Alto Río Fonce, mejor conocido como Virolín, uno de los templos sagrados de esta actividad en el departamento, manifestaba con cierto sarcasmo que a pesar de tocar las puertas de la Secretaría de Cultura y Turismo de Santander, en procura de apoyo a sus actividades para promocionar el avistamiento de aves, las respuestas oficiales siempre se chocaron con que la destinación para las ferias y fiestas habían acabado con cualquier presupuesto para otras actividades.
Destacado el papel que viene cumpliendo la UIS en apoyo y consolidación de esta actividad, a partir de la organización del Semillero de Ornitología, que desde el programa de Biología, fomenta esta línea de la investigación y está en primera fila con sus estudiantes y profesorado, en la organización y coordinación del Global Big Day, así como de algunos gestores y entidades privadas como es el caso de ProAves que cuenta con tres importantes reservas en Santander; Reserva Natural de Aves El Pajuil entre los municipios de Cimitarra y Bolívar, Cucarachero del Chicamocha en cercanías a Zapatoca y Reinita Cielo Azul en San Vicente, la que a propósito, ocupó el primer lugar del departamento con 541 especies dateadas entre 443 listas (cada lista puede ser el reporte de un pajarero o un grupo de ellos).
Merecen destacarse los esfuerzos privados que se lideran en el departamento, como es el caso de la citada organización Nubia Avistabird en Charalá, así como la del señor Reynaldo Díaz en Zapatoca, donde en inmediaciones del Parque Natural Yariguies ha estructurado el proyecto La Montaña Mágica y la de la Hacienda El Roble en la Mesa de las Santos, donde además de cultivarse uno de los mejores y más apetecidos cafés de origen de Colombia, como valor agregado de su producto, exhibe el reconocimiento ¨Bird Friendly Coffe¨, o café amigo de las aves, que destaca el rol de polinizadoras que cumplen nuestras aladas y coloridas amigas de los cielos.
Desde el seno de la Universidad Industrial de Santander, además del rol académico que cumple el semillero, hoy algunos de sus egresados impulsan proyectos propios de investigación y emprendimiento en la materia, como es el caso de la organización Sonora (Sociedad Ornitológica del Nororiente Andino) liderada por un pequeño grupo de egresados y que le apunta a brindar sus servicios de apoyo a proyectos de investigación, turismo ambiental, acompañamiento y guianza para actividades relacionadas con el avistamiento y la fotografía de aves en Santander.
Muchos renglones por llenar en la materia, pero hoy a través de esta columna de opinión, llamo la atención a que las administraciones municipales se pongan la camiseta a favor de esta oportunidad que la naturaleza nos brinda y para no ir muy lejos, por ejemplo, la alcaldía de Floridablanca debería hoy tener como uno de sus capitales turísticos al Parque Natural Regional Cerro La Judía, territorio donde de acuerdo con los estudios realizados por los expertos ornitólogos Jorge Enrique Avendaño y Elkin Briceño, goza de una de las mayores riquezas avifaunísticas de la región, con un reporte de más de 300 especies, entre las que se destaca el Chango de Montaña (Macroagelaius subalaris), endémico de estas montañas y hoy tristemente, haciendo parte de la lista roja de especies en amenaza.
La tarea está planteada y es solo mirar hacia ese oriente, para apuntarle a hacer de la actividad pajarera, un baluarte para el futuro desarrollo del turismo regional. Por ahora, a seguir disfrutando de esta actividad de observar, integrarse y amar la naturaleza y sus regalos.
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