Por: Luis Eduardo Jaimes Bautista J.B./ La historia de la podredumbre de administraciones corruptas hiede en las basuras del Carrasco. Seguimos con una historia de nunca acabar en el municipio de Bucaramanga, con más de 40 años, donde todos los desechos orgánicos e inorgánicos, siguen descomponiéndose como las mismas gerencias que pasaron con intereses lucrativos dictados por sus jefes alcaldes, desde (1978 Roberto Cadena Arenas, quien jamás vio que iba hacer del futuro de las basuras generadoras gananciosas, hasta Rodolfo Hernández, quién él si sabía del jugoso negocio y fracasó, ahora investigado por el supuesto y hundido negociado de Vitalogic.
Este novelón como dicen los escritores, se inicia en 2007, cuando la Bucaramanga ha crecido en población y construcción de vivienda donde eran fincas; los habitantes llegados a este sector empiezan a padecer una serie de enfermedades por los malos olores de la descomposición de las basuras, zancudos, ratas, chulos, vectores que empiezan a ser analizados por las universidades sobre esta problemática que no tenía solución; hasta que los líderes de estas comunidades con la constitución del 91 se empoderan de las normas legislativas, para defender sus derechos y tener una vida digna y saludable.
Se han contado 16 emergencias sanitarias. Su cronología no para. La historia del cierre del Carrasco tiene su partida de defunción desde el año 2007, cuando la autoridad ambiental advertía que cerraría el vertedero, si la Empresa de Aseo no lograba la aprobación de una licencia ambiental que certificara el buen manejo de las basuras.
Ese año, el basurero no cerró, pues la solución de la EMAB habilitó lo que ellos llaman una “celda transitoria”, un espacio más para aumentar la capacidad del relleno. Lo mismo que hicieron después y lo siguen haciendo, sin el manejo que le corresponde a las basuras, contaminando los entornos y vertiendo lixiviados a las aguas subterráneas.
Qué solución han tomado los concejos municipales y las administraciones del área metropolitana ante este despropósito y mal manejo del negocio de las basuras que pagamos los usuarios mes a mes para que se llenen los bolsillos, sin solucionar, ni siquiera el reciclaje para que exista el valor que tienen las basuras. Jamás irán a solucionarlo con discursos.
Haciendo este recuento, para refrescar las memorias olvidadizas, durante el 2009, 2011, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, todos esos años las administraciones reconocían que el basurero colapsaba y se decretaron emergencias sanitarias. Mecanismos usados por los gerentes para extender más los plazos de cierre definitivo del basurero, con la anuencia de los jueces y las autoridades ambientales, sin que nadie se hiciera responsable. Que irresponsabilidad frente a los habitantes del Porvenir y los habitantes del área metropolitana.
Toda esta responsabilidad en los últimos 10 años, recae en los alcaldes, la CDMB, la EMAB, el AMB, la Defensoría, los tribunales y Procuraduría, ante los enredos o silencios jurídicos. Inclusive los POT, que dejan pasar estudios de posibles soluciones como Monteredondo Piedecuesta, el corregimiento la Uribe en Lebrija o Peñas en Girón.
De qué valen tantos estudios, venas rotas en contratos y convenios con universidades que valen miles de millones, sin que exista una realidad meridiana ante una situación que crece en miles de toneladas de basuras que buscan ser enterradas, que procesadas. Para las empresas prestadoras del servicio de recolección es un negocio jugoso. Un ejemplo, en la gerencia de José María Peñaranda con Proactiva se hizo un contrato por 27 mil millones de pesos, hubo demandas, investigaciones y no pasó nada, la descomposición de la corrupción siguió con pésimos olores.
Existen tantos documentos en las investigaciones del Carrasco, que unos están pudriéndose y otros se salvaron en el reciclaje de papel. A ciencia cierta nadie sabe que va a pasar con las basuras y las mentiras que se ocupan de dar solución creando cárcavas con estudios de geólogos para seguir enterrando la basura y ahora con el rescate ambiental de los parques contemplativos construidos sobre las basuras, que siguen emanando gases o la bomba de tiempo sino contratan la tecnología para el aprovechamiento de emergías limpias. El Carrasco es un novelón, como el Páramo de Santurban. Esperen la segunda parte: Los chulos y aviones.
Twitter: @LuisEduardoJB1