Por: Alfonso Prieto García/ Se viene repitiendo con ahínco, que la solución a una reactivación económica post pandemia, es la estrategia del emprendimiento, o lo que es mejor, la posibilidad de que el ciudadano afine su proyecto económico de subsistencia o crecimiento personal, familiar y empresarial, para generar los recursos de sostenibilidad familiar en el corto y mediano plazo; esta afirmación suena obvia en el argot general, que no en el marco de los modelos económico políticos y sistemas productivos que corresponden a un sostenimiento de un estado, el cual requiere de todo un aparato productivo que jalone los sectores económicos y genere el producto interno bruto suficiente y necesario, para garantizar la oferta de bienes y servicios, el ingreso per cápita, los impuestos, tasas y contribuciones que garanticen el funcionamiento de la infraestructura territorial y los desempeños a cabalidad de los sectores del poder del estado para su adecuado funcionamiento.
Pero cuánto de todo esto puede ser recuperado por emprendimientos a pequeña escala, donde la mayoría de los subsidios se concentran en el asistencialismo micro emprendedor, en el mayor de los casos del sector terciario o de servicios, el cual no aporta productos o valor agregado a los mismos que demande capital, tecnología y talento humano, en cada una de las etapas de un proceso productivo, que requiera vinculación laboral a todo nivel de formación y experiencia, participación de vinculados indirectos, requerimiento de maquinarias, insumos, materias primas, empaques y embalaje de mercancías, todo ello como parte de la dinámica económica productiva a escala.
Las anteriores reflexiones no conducen a aseverar, que se requiere retirar el apoyo a quienes con la iniciativa y sin los recursos aspiran a ser apoyados, por el contrario, es preciso lograr una economía planificadamente concertada, donde se establezcan las falencias de oferta y se acompañen procesos en los que se garantice un mínimo nivel de certidumbre donde el sector productivo genere y la sociedad encuentre sus satisfactores de demanda.
Que importante sería poder canalizar los emprendimientos al fortalecimiento de las cadenas productivas, donde se puedan especializar por procesos cada uno de ellos y al final, concentrar su producción en una matriz empresarial, donde los emprendedores de la periferia sean igualmente propietarios de la organización de centro, lo suficientemente robusta de recursos, fuentes, estrategias, contactos, mercadeo y en general niveles de competitividad que le permitan participar al mismo nivel con las grandes empresas; este modelo se llamó en otrora, centro periferia, con ventajas y favorecimientos de los iniciados en actividades productivas, que al no contar con el musculo financiero, de mercado, de presencia territorial, son sometidos en precios, calidad y diseños en menores condiciones, para competir en negocios de grandes dimensiones y por altas ventajas competitivas de economías de escala.
Cuando dejará Bucaramanga de ser la capital nacional de la microempresa, que sumada a la condición de laboriosidad laboral informal, sentencia no una acertada jornada de renacimiento ni fortalecimiento empresarial post pandemia, sino un numero mayor de nuevas pequeñas empresas a despensas de su desventajosa participación en un desigual y no regulado mercado en calidad de lo que se produce y se comercializa, con bemoles de impuestos que agobian a los formales y matan a las nuevas generaciones de emprendedores.
*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga, exdirector seccional UCC Bucaramanga, Asesor nacional de calidad UCC, Investigador Colciencias y Asesor de proyectos.