Por: Julio Cesar Ardila Torres/ Cuando nos referimos a la izquierda o a la derecha pareciera estar hablando de nuestras manos, de alguna dirección que debemos tomar o porque no, del extremo de alguna cosa que al mirarlas son muy iguales. Pero en realidad estas dos palabritas se las tomó la política, pues ya, si pensamos o decimos cualquier cosa, la tendencia es a enmarcarnos como de derecha o de izquierda, y si para colmo nos referimos al individuo como centro de políticas públicas, pero con énfasis en el conjunto de la sociedad, entonces no llaman mezclados y nos enrolan en el centro.
Pero esta forma de diferenciación entre los de izquierda y los de derecha no es para nada novedosa toda vez, tuvo sus orígenes en Francia en 1.789 a inicios de la Revolución Francesa entre los meses de agosto y septiembre del mismo año en que los miembros de la asamblea discutían sobre si mantener o no la facultad que tenía el rey de invocar el veto real y así poder rebatir u oponerse a cualquier ley ya aprobada por el Parlamento.
Y llegando al punto de la votación, los partidarios del rey que apoyaban la continuidad de la facultad del veto real se situaron a la derecha y, por el contrario, los detractores u opositores al monarca y al veto real se situaron a la izquierda, naciendo así esta dualidad llevada al debate e ideología política que aún existe en muchos países bajo diferentes nombres que identifican tendencias o partidos políticos.
Pero muy a la colombiana, la verdadera derecha o la real izquierda no existe debido ello en gran medida a la organización política del país, al poder público y sus ramas independientes y autónomas, conllevando a que las nociones de izquierda y de derecha no sean más que una forma de polarización política entre unos y otros para el recaudo de votos y la correspondiente división del potencial electoral.
A ello se debe el que se acuda a dividir entre nombres de personas: Uribe – Petro. Pero ellos mismos, Uribe y Petro, a su vez niegan ser de derecha o de izquierda y buscan diferentes métodos para parecer de centro acogiendo el estado de bienestar junto con la iniciativa privada revolviéndolo con la libre empresa y el intervencionismo estatal todo ello porque no se esta pensando en con cual enfoque e ideología gobernar sino en estrategias de polarización para el divide y ganarás.
Esa dependencia de nombres por encima de un verdaderos enfoque e ideología hacen que Uribe necesite a Petro y que Petro necesite a Uribe para, como enemigos necesarios, lograr que todos los procedimientos electorales giren en torno a ellos dos y de esta manera hacer que lo electoral no se escurra a otros lares los cuales tampoco en medio de la polarización han logrado romper este dúo ni afianzar verdaderas ideologías que aglutinen a una considerable masa electoral y pueda desviar su atención.
Mientras no surja, ni se permita que surja, una verdadera corriente ideológica que conciba un enfoque diferente de gobernar estaremos asistiendo a definir curules y cargos por el que diga el uno o el otro y en ultimas por el que va a ganar o simplemente contra el uno o contra el otro, pero no porque su corriente de izquierda o de derecha den certeza de lo que será su enfoque a la hora de gobernar.
Seguiremos entonces esperando que Uribe diga cual es su candidato para la próxima presidencia y que Petro se señale o indique cual es su candidato, sin esperar ningún cambio ni en el discurso.
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Abogado.
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