La oposición venezolana y el gobierno de Nicolás Maduro volvieron a sentarse a dialogar en la mesa. Sucedió en el marco del Foro de París por la Paz, donde Francia albergó la reunión entre oficialismo y oposición para acercar posturas en los diálogos de paz, que hasta el momento han acumulado más frustraciones que progresos.
Acompañando a Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento de Venezuela, y Gerardo Blyde, hombre negociador de Guaidó, estuvieron Gustavo Petro y Alberto Fernández, mandatarios de Colombia y Argentina respectivamente.
A pesar de que ni desde el bando de Maduro ni el de Guaidó han realizado declaraciones o detallado los asuntos, los representantes internacionales encabezados por Emmanuel Macron informaron que las reuniones del viernes fueron “un acercamiento mayor” entre las partes y que debería permitir la reanudación de los coloquios en México.
No obstante, aclararon que las fechas para regresar a las mesas en Ciudad de México son un asunto exclusivo de los actores venezolanos.
A través de un comunicado también recalcaron que la reunión giró entorno a la celebración de elecciones en 2024, la liberación de presos por cuestiones políticas y la reinstalación democrática.
El proceso continuará con el apoyo de los cancilleres de Francia, Colombia, Argentina y Noruega, presente en el Foro con la ministra de Exteriores noruega, Anniken Huitfeldt, aseguraron fuentes de la delegación argentina.
La influencia de Petro y Fernández, a quienes Macron ha destacado por sus esfuerzos en la reconciliación venezolana, está a tono con el viraje a la izquierda de América Latina. Recientemente, Bogotá ha restaurado canales de comunicación con Caracas reabriendo sus fronteras y reactivando los vuelos directos entre naciones.
Por su parte, Buenos Aires ha sido, con excepción del mandato de Mauricio Macri, un aliado sólido de Venezuela en este siglo. Bajo las direcciones del peronismo (2003 – 2015 y 2019 hasta la actualidad), el país ha sostenido una posición relativamente cercana a Hugo Chávez en su momento y respaldó la legitimidad de Maduro en el poder.
La crisis energética espolea el diálogo
La crisis energética que golpea al mundo producto por la guerra en Ucrania ha provocado, según algunos expertos, que el Norte global mire con otros ojos el gobierno oficialista venezolano. A pesar de que la mayoría de países de la Unión Europea reconocieron en su momento a Juan Guaidó como presidente del país y lo hacen hasta el día de hoy, las posturas hacia Maduro se han suavizado en los últimos meses.
A raíz de la falta de gas ruso para los países europeos, Venezuela se perfila como un potencial aliado energético con el que es difícil hacer negocios por culpa de las sanciones impuestas por Estados Unidos. Sin embargo, la posibilidad de un acuerdo entre la oposición y el Gobierno podría allanar el camino.
Recientemente, medios de Estados Unidos como el Wall Street Journal advirtieron que el presidente Joe Biden alivianará las sanciones contra Caracas para permitir la salida de petróleo, apremiado por la Unión Europea.
El camino minado de los diálogos de paz
Los intentos de entablar conversaciones entre el Gobierno y la oposición acumulan un largo historial de fracasos.
El primer episodio data de septiembre de 2016, en un momento donde surgían pedidos de destitución y una tensión política. Se celebró una reunión en Caracas, que contó con la presencia del Vaticano, España, Panamá y República Dominicana.
A pesar de que Jorge Rodríguez dio un mensaje optimista donde aseguró que el oficialismo se “comprometía” a que las charlas tuvieran “resultados certeros y rápidos”, el precoz intento se frustró rápidamente.
En 2017 una nueva ronda dio curso, pero en República Dominicana. Junto a las partes venezolanas estuvieron el presidente dominicano Danilo Medina y el exjefe de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Delcy Rodríguez, entonces presidenta de la Asamblea Constituyente, había subrayado que la “única vía” para la estabilidad de Venezuela era el diálogo, pero que no podían dejar que “órdenes imperiales” impusieran la agenda del país. El capítulo concluyó sin fijar una fecha para elecciones presidenciales e instaurando un “receso indefinido”.
En 2019, la locación fue Barbados y la mediación llegó a través de Noruega, pero el resultado fue inconducente nuevamente después de que Maduro se levantara de la mesa por el apoyo de la oposición a las sanciones constituidas por Estados Unidos.
En Ciudad de México, tiempo después, el optimismo creció tras avances concretos y una serie de acuerdos entre oficialismo y oposición. No obstante, retornaron a punto muerto luego de que el Gobierno solicitó incorporar a la mesa al empresario colombovenezolano Alex Saab, hombre buscado en Washington bajo acusaciones de lavado de activos.