Era de madrugada, las manecillas marcaban apenas las 4:20. En casa todos dormían, solo ella se había levantado como de costumbre, para prepararse para sus clases.
En silencio, Valeria, de 16 años, buscó los resultados de su examen. Había esperado con paciencia y aunque la página había colapsado la noche anterior, valió la espera. Puntaje casi perfecto para alcanzar su sueño de estudiar Ingeniería Biomédica en la UIS.
“Demasiado feliz y orgullosa, siempre me sorprendió el puntaje. Aspiraba superar los 400, más arriba de 420, incluso romper el récord del colegio que era de 440…”, relata feliz.
Aun temblando, corrió a la habitación de sus padres, Carolina y Javier. No podía hablar, el llanto que le hacía un nudo en la garganta le impedía contarles lo que estaba pasando. Pero lejos estaba de imaginar que no solo era la mejor de su colegio, sino de Santander y del país.
Al principio, sus padres pensaron que quizás algo malo había ocurrido; su hija temblaba de emoción, los abrazaba con una intensidad que los preocupó. Pero al escuchar el puntaje, 495 de 500, la mejor calificación en el país, la familia entera se dejó llevar por un mar de alegría. En ese instante, todo el esfuerzo y los años de dedicación cobraron sentido.
Valeria había sido una niña curiosa, incansable en su búsqueda de aprender. Su madre recuerda cómo desde pequeña se leía los libros, preguntaba sin descanso, quería saber el porqué de todo. Durante su último año en el colegio, mientras quizá otros jóvenes se distraían en los vaivenes de su adolescencia, Valeria se sumergía en sus estudios, preparándose con dedicación.
“Soy sincera, la niña toda la vida ha sido muy aplicada, una niña muy responsable en la parte académica. Desde pequeña le encanta investigar, le encanta aprender, para mí es una preparación desde pequeña, a ella le llama la atención todo lo de investigación, lo lee, lo aprende. Hizo un preicfes, sin embargo, iba estudiando virtualmente todo lo que ella se veía como que estaba un poco desactualizada, se enfocaba en lo que se sentía más débil. Pero la preparación de ella siento que fue desde niña, porque ella todos los conocimientos que quería tener, se enfocaba”, relató Carolina, orgullosa de su hija.
Puntaje del mejor Icfes del país
El objetivo de sacar un buen puntaje se lo había trazado desde hace tiempo, inmersa en su deseo de estudiar Ingeniería Biomédica en la Universidad Industrial de Santander. Sus padres confían siempre en su elección, conscientes del prestigio de la universidad y del deseo profundo de su hija por aportar a la ciencia y al país.
Vale cuenta que ha “estado en la UIS en un curso de inglés, me gusta mucho como explican, mi intención es estudiar Ingeniería Biomédica que es una carrera que acabó de abrir en la sede Floridablanca, enfocarme en la parte de crear prototipos de oncología y también en genética si es posible. Lo que más me llama la atención de la UIS son sus instalaciones, son muy bonitas, también he tenido la oportunidad de hablar con profesores, además de que tiene mucho campo a nivel internacional, me abre puertas”.
“Vale, la verdad, desde que se presentó decía, mami, yo aspiro a la UIS, yo quiero la UIS, sé que para entrar debo tener un buen puntaje. Le dije, mami, si esas son sus aspiraciones, claro. Y mejor aun cuando desde junio del año pasado se dio cuenta de que la carrera de Ingeniería Biomédica llegaba a la UIS, para ella fue la alegría más grande porque dijo, es la carrera que yo quiero mami, yo tengo que entrar, empezó a investigar, estudiar mucho la biomédica, le encanta”.
Valeria dice tener unos planes y espera no cambiarlos. “La verdad, primero conocemos muchos profesionales de allá, el buen nombre de la Universidad es grande, es muy reconocida a nivel nacional y eso es para nosotros muy importante y para ella mucho más, eso es lo que más le interesa, salir adelante con el buen nombre que representa una universidad de estas. Además, pareciera que todo se alinea a nuestro favor pues precisamente esa carrera está aquí en la sede UIS Floridablanca”.
Ese viernes, el Colegio del Rosario de Floridablanca también despertó con la noticia. Sus profesores, aunque orgullosos, no estaban sorprendidos; ellos conocen bien el temple de Valeria, quien desde pequeña ha mostrado un enfoque hacia el aprendizaje.
“En el colegio están demasiado contentos, no están sorprendidos porque cada docente me decía, veíamos desde años atrás a Valeria con un buen enfoque en su estudio, ‘la verdad no nos sorprende porque eso es Valeria’, eso nos enorgullece porque sabemos que estamos haciendo las cosas bien”.
Para Valeria, ese 495 no es solo un número; es la llave que abre la puerta a su futuro… “En la UIS esa puerta está abierta”.
- Información de la UIS.