Por: Juvenal Bolívar/ Dicen que «hijo de tigre sale pintado» y si eso es cierto, Dios nos libre de tener como próximo alcalde al Ingeniero Juan Carlos Cárdenas -y es bueno decirlo- no ha hecho ningún mérito político para ser elegido. Claro, a menos que ser el «lavaperros» (o «lavaculos») de Rodolfo Hernández se considere como un logro significativo. (Términos encomillados son del alcalde de Bucaramanga).
Hipotéticamente, elegir a Cárdenas, el hombre que tenía a su cargo gestionar para el alcalde el lote de Cemex (donde hasta hace poco laboró) para el fallido proyecto de los 20 Mil Hogares Felices, es sin duda una oportunidad para que Luis Carlos, Rodolfo José, Socorro y todos los demás familiares del Mandatario Local sigan haciendo negocios por debajo de la mesa, a costillas del erario bumangués.
No conozco al ingeniero Cárdenas, pero creo que además de la familia de Hernández y un puñado de contratistas, nadie más sabe de dónde vino y por qué un día amaneció creyéndose con el derecho de gobernarnos. Algunos dicen que ni siquiera toma las decisiones en su casa.
Por lo que podemos ver, es un hombre sin criterios, blando, que no sabe dónde está parado, que desconoce de la política. En pocas palabras, “ni chicha ni limonada”.
Basta con ver su imagen de campaña, similar a la que los costosos contratistas/publicistas argentinos le crearon a Rodolfo para saber qué es una fiel copia. Solo le falta el lagarto de Lacoste en sus camisas. Felicitamos a los dueños de la Cocina Hot Work, se la están ganado fácil ¡Qué falta de creatividad!
Juan Carlos es un insensato, débil e incoherente. Incluso, puede pasar por torpe y desleal. Y esto lo digo basado en su error de solicitar el apoyo del ‘uribismo’ cuando sus promotores, mentores y financiadores (aunque creo que la plata saldrá de la Tesorería Municipal) son de izquierda, muy de izquierda.
Este hombre anochece de izquierda y amanece de derecha. Es todo un voltearepista que pesca en río revuelto. Al menos debería respetar a su padre putativo, que es un petrista confeso. Yo, de Rodolfo (así como nos enseñó) le doy en la jeta, igual o peor que a Jonh Claro, para que deje de ser un traidor.
En política no hay nada peor que un lobo con piel de oveja. Cádenas, se nota a leguas, es un hombre que sabe poco o nada del escenario público, no conoce de los trámites ni las normas que rigen una administración. De pronto sabrá de cemento, de construcciones y de edificios, eso es tal vez lo que lo unió a Rodolfo y a su familia, el «negocio» de la finca raíz. Ahora van por el más grande, el presupuesto municipal.
Es un inconsciente, porque además de ser un primíparo en la política, se deja engañar del alcalde, quien ha dicho «yo de esto no sabía nada y no era necesario saber» y por tal razón la ciudad vive en el atraso social, con altos niveles de inseguridad y caos de movilidad. Entonces Juan Carlos debe aprender a gatear para llegar a caminar. Al menos que sea presidente de la una junta comunal, o edil, o si lo prefiere concejal. Pero que estos impolutos no vuelvan a improvisar, es peligroso.
Si la gente de bien -considero que somos mayoría en Bucaramanga- se despierta, se quita la venda de la lógica, ética y estética y piensa que no podemos dejarle la ciudad a tiranos, déspotas y groseros, seguramente observaremos que en horizonte de la política hay mejores prospectos: Hombres y mujeres que se han preparado, que tiene la experiencia y la capacidad para gobernar bien la ciudad.
Qué triste y decepcionante es que el gran logro que tenga un candidato para ser alcalde es ser el ser el socio, el amigo o el sacamicas del incompetente Rodolfo Hernández.
Twitter: JuvenalBolivar