“La disciplina, la persistencia y la resistencia, son algunos de los valores que han de permitir que lleguemos a metas mayores y al máximo cumplimiento de nuestros sueños”, son las premisas de Clemencia Hernández, quien optó por un camino pleno, pero no tan fácil: ser artista.
“No es nada fácil asumir la carrera de artista, en su totalidad. De todos es sabido que lo relacionado con el campo de las Artes y la Cultura, pareciera no encajar en los estándares prácticos y menos en los económicos que representen una seguridad en ese sentido, como para disfrutar de una relativa estabilidad. Pero no por eso deja de ser un camino apasionante y pleno de sorpresas y, sobre todo, por el goce del ejercicio constante del recurso imaginativo y dinámico para la construcción de un resultado estético transformador y respetable, dirigido a un público, experto o no experto, que de alguna manera considera que un artista es el más fiel intérprete de sueños y fantasías. Y para quienes hemos asumido esta responsabilidad, cumplir con este propósito, ese es el más jugoso pago”, dice la artista.
Clemencia, única mujer en el hogar de los Hernández Martínez, es hija de Mario y Blanca. Don Mario Hernández Prada, nació en Piedecuesta, Santander, “en el seno de una familia de artistas, pintores, músicos, escritores, poetas y un poco de locos también. Algunos de ellos, integrantes de organizaciones importantes de la música en Colombia, como El Cuarteto Bogotá (1948) y, la Orquesta Sinfónica Nacional. Mi padre se traslada a Bogotá desde muy joven a estudiar artes. Allí se forma al lado de otros grandes Maestros como Obregón, Grau, Ramírez Villamizar, alcanzando como profesional el reconocimiento como destacado Artista Joven. Regresa a Santander, como pionero del Expresionismo Abstracto para esta tierra y se dedica a recuperar y exaltar la educación en el arte, como Director de la Academia de Bellas Artes, labor que desempeña con el acompañamiento de mi madre, Blanca Guillén Martínez de Hernández, mujer extraordinaria, inteligente y culta, historiadora y escritora y compañera de sueños y esfuerzos, de mi padre”.
Los tres hermanos de Clemencia son Roberto, el mayor, Piloto Aviador ya pensionado, Eduardo (qepd), ingeniero de sistemas, egresado de la UIS y, Diego, artista músico y escritor. Comunicador Social, egresado de la UNAB. Dedicado a escribir y a la música.
Doña Blanca, también de familia de artistas, músicos pintores y escritores. Fernando Guillén Martínez, escritor y autor de varios textos en Ciencias Políticas como El Poder Político en Colombia y otros textos que ha merecido varias ediciones. Jaime Guillén Martínez, Artista músico, violinista, fundador y director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.
Clemencia cuenta que “realicé mis estudios primarios en el Liceo Santa Cecilia y la Escuela Anexa a la Normal de Señoritas y el bachillerato en la Normal de Señoritas de Bucaramanga y el Instituto Integrado Francisco Serrano Muñoz, de Girón. Instituciones de repercusión en mi formación personal y profesional, pues su carácter educativo estuvo dirigido a la preservación de los principios morales y las buenas costumbres”.
Más adelante “mi formación como artista empieza en el seno de mi hogar, junto a mis padres y también con la influencia del resto de la familia, por la fuerte tendencia a las manifestaciones del arte, pero terminado el bachillerato ingreso al INSAC (Instituto Santandereano de Cultura), fundado y dirigido por mi padre. Recibo en tres años lo relacionado con aspectos técnicos y teóricos en el campo artístico, complementando con las clases particulares de mi madre en Historia del Arte y las de mi padre en Filosofía y Epistemología. En esa época no existía en la ciudad una facultad universitaria donde se pudiera obtener un título en la carrera artística, pero contábamos con las academias y conservatorio y Maestros con excelsa preparación y conocimiento de causa. Después viajo a Italia acompañando a mi padre a exponer y en ese espacio tomo un taller de Acuarela, inicio de mis primeros pasos profesionales en la pintura”.
A los 19 años Clemencia fue profesora de Pintura e Historia del Arte, en donde aplicó y experimentó el conocimiento recibido y años más tarde supo que algunos de esos alumnos, a partir de su experiencia junto a su dirección, tomaron la decisión de dedicarse a esta carrera. Después de eso pasó por otras instituciones como El Claustro Moderno, en Bogotá, La DIE (División Especial de Enseñanza), también en Bogotá y el DICAS (Dirección de Cultura Artística de Santander).
En otras experiencias laborales fue Asesora Cultural en la Casa de la Cultura Francisco Mantilla de Los Ríos, en Girón, y trabaja en talleres particulares para adolescentes y adultos en el campo de la Pintura. Formó parte de la Junta Directiva del Museo de Arte de Bucaramanga (nueve años), como Curadora y Representante de Artistas y ejerce hoy pedagógicamente desde su taller particular, que lo asume como una forma de emprendimiento personal con excelentes resultados.
Para Clemencia “el trabajo como Artista Pintora me ha representado, no solo el reconocimiento público y de las instituciones en donde he hecho gestión, sino también, la satisfacción del deber cumplido, en el sentido de prestar un servicio a la comunidad con entera honestidad y dedicación. He participado en algunas Convocatorias de Estímulos a través del Instituto Municipal de Cultura (IMCT), en Bucaramanga y he sido ganadora de dos de ellas: «Bucaramanga Cree En Tu Talento», con la exposición «Signos Vitales», que se realizó en la Alianza Francesa de Bucaramanga, año 2021 y, «Arte en Circulación», con la Exposición, «Realismo Imperfecto», en La Casa de Libro Total, en Bucaramanga, año 2022. Estoy programada para exposición individual en el MAMB en el mes de octubre de 2024”.
Considera que estar en el grupo de las Superpoderosas, “es de gran satisfacción y un honor que enaltece y fortalece el camino que he recorrido por espacio de 45 años y considero que hacerme merecedora de esta distinción, es la consecuencia de la visión que se ha percibido a través del tiempo, por el desempeño, la pasión, la honestidad y entrega con que he llevado a cabo toda mi gestión. Es un reconocimiento que asumo con mucho orgullo, pero también con la humildad que me permite seguir en el propósito, cual es el de servir para aportar a la transformación constante de todo nuestro entorno”.
Por ello su recomendación “para quien quiera dedicarse a este oficio que, repito, no es nada fácil, es el estar plenamente seguro y convencido de que va a desempeñarlo con toda la pasión, honestidad y humildad posibles, para así mismo responder con gratitud a ese maravilloso don que nos ha sido concedido. El arte ha sido para mí un hábito fascinante y por ende no he tenido que sacrificar nada significativo para dedicarme a él. Me confieso un tanto dispersa y quizás lo que más he tenido que trabajar para lograr mis objetivos es, la disciplina y más concentración. Pero parece que esta es una “cualidad” común en la mayoría de artistas”.