Por: Iván Aguilar Zambrano/ Durante mucho tiempo escuché que no hay muerto malo, pero con los acontecimientos de los últimos días encontré una excepción, José ‘Ñeñe’ Hernández, cuyos audios obtenidos a través de unas interceptaciones a mediados del año 2018 han sido pretexto para convulsionar la política nacional, pues sin existir fallo judicial contra el ‘Ñeñe’, los opinadores y enemigos del expresidente Álvaro Uribe, del presidente Iván Duque y el Centro Democrático, ya le dictaron sentencia como narcotraficante y de esta forma avanzan en la estrategia de desprestigio al ‘uribismo’.
Se sabe que el ‘Ñeñe’ Hernández empezó a frecuentar a Bucaramanga después de adquirir unas tierras en Sabana de Torres, estos negocios con ganaderos santandereanos y su parentesco con unos prestigiosos empresarios del sector automotriz, lo acercó a esta región. Era difícil que pasara inadvertido por su señora, la exreina nacional de la belleza, María Mónica Urbina, relación que le abrió las puertas de nuestra farándula criolla.
Fruto de mi cercanía con varios ganaderos y empresarios de la región, de los que vale la pena decir que acá reconocemos como personas correctas y trabajadoras, tuve la oportunidad de coincidir un par de ocasiones con el ‘Ñeñe’, donde pude apreciar que él era un costeño a carta cabal, amiguero, galante con las mujeres y dicharachero, eso sí, medio fanfarrón, especialmente con whisky.
Como buen costeño era común escucharle la frase “usted es mi hermano”, sin importar que se tratara de un recién conocido, afirman sus amigos. Muchos estaremos de acuerdo, ya que quienes hemos tenido cercanía con los costeños sabemos de lo fraternos y abiertos que son.
Quienes lo frecuentaban daban cuenta de que el ‘Ñeñe’ era un comerciante y ganadero honesto, tan así que en Bucaramanga se sabe que muchos se les acercaban a plantearle negocios, a ofrecerle cosas, se sentaban a manteles con él; es decir, acá el ‘Ñeñe’ era ‘don Ñeñe’, el esposo de la reina María Mónica y nadie lo tenía por bandido. Entonces la pregunta es, ¿por qué esperar hasta ahora, casi dos años después de las interceptaciones, para señalar de narcotraficante a un difunto? ¿A quien le conviene esto? Cierto, buena estrategia, el muerto no puede defenderse.
De la fotografía que ha circulado por diversos medios donde está el expresidente Uribe, el ‘Ñeñe’ Hernández y yo, les cuento que es del 21 de diciembre del año 2017 en el Club de Comercio de Bucaramanga, cuando ni siquiera se había hecho la consulta de marzo de 2018 para escoger el candidato presidencial de coalición, el evento consistió en un almuerzo con 500 empresarios, dirigentes y candidatos del Centro Democrático, para escuchar las propuestas de Duque.
El ingreso solo dependía de que cada quien pagara su plato, entre los asistentes estaban varios ganaderos, uno de ellos, el ‘Ñeñe’; que como sabemos, no se le conocía investigación alguna. Recuerdo que él solicitó la foto, aguardaron el turno, el presidente Uribe brevemente los saludo, posaron para la foto y como es usual en el expresidente siguió tomándose fotos con los demás asistentes. Por eso decir que allí Uribe presentó al ‘Ñeñe’ con Ivan Duque, como lo insinúa en Twitter el periodista Julián Martínez, es completamente falso.
Así como tampoco es cierto que el helicóptero de matrícula HK-4653 fue puesto por el ‘Ñeñe’ a disposición de la campaña del Presidente Duque, tal y como señala la columna “El Ñeñecoptero” del señor Akerman en El Espectador; esta aeronave durante los últimos 4 años ha sido operada por Trair SAS, empresa que se dedica con éxito al turismo experiencial y al servicio de transporte, cuya base está en el helipuerto del hotel Punta Diamante de Bucaramanga. Por eso quienes estuvimos cerca al proceso electoral podemos afirmar que jamás transportó a nadie vinculado a la campaña del Presidente Duque y menos aún financiado por Hernández. Tanto la aeronáutica, como la compañía pueden certificarlo.
Y la tapa, el periodista Martínez usa las publicaciones del ‘Ñeñe’ donde muestra su camioneta con publicidad de Duque como otra prueba de la politiquería, el afirma que el carro se aportó para movilizar al candidato, al expresidente y directivos de la campaña, cosa que también es falsa. Pues el ‘Ñeñe’ no se iba quedar a píe, me dijo uno de sus amigos cercanos, quien cuenta que la situación económica del ‘Ñeñe’ no era la mejor, pues a pesar de tener importantes propiedades, tenía serios problemas de liquidez.
Respecto al señalamiento de compra de votos, quiero recordar algo que aprendí de mis mayores, hay dos cosas que no se pueden ocultar, una es la tos y la otra es la plata, así que si algo fue evidente en la campaña de Iván Duque, en la de Oscar Iván y en la del mismo Uribe, es la austeridad, así han sido todas nuestras campañas, siempre haciendo la vaca para comprar las camisetas, hacer los afiches y tanquear los carros, por eso cuando decimos que nuestra maquinaria es el corazón, no es retórica, hemos hecho la política apegados a unas ideas, de cara a los ciudadanos y con amor por Colombia.
Por todo lo anterior, es un despropósito pensar que Uribe necesite comprar votos, quiéranlo o no, el País sabe que él es un ganador, por eso en el año 2014 tuvieron que robarle la elección a Zuluaga con la mermelada de Santos y el dinero de Odebrecht ¿Y cuándo hicieron el mismo aspaviento? Ni hablar del silencio frente al caso de Jesús Santrich, quien con la complicidad de la JEP, se voló a Venezuela ante las acusaciones hechas por los Estados Unidos de narcotráfico y que me dicen del video de la bolsa de Petro, donde tampoco los vimos pronunciarse con la vehemencia que ameritaba semejante caso. Lamentable tanta doble moral.
Finalmente, lo que se, es que los enemigos de la democracia tienen muy claro que con un Uribe disminuido, allanan el camino al poder, por esa razón y a pesar de los intentos de dañar a Uribe y a Duque con mentiras, quienes hemos sido testigos del proceder de cada uno de ellos, no podemos dejar convencernos de una versión tan lejana de la verdad.
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