Por: Carlos Andrés Mahecha Silva/ No paramos de ver como nuestro país se enfoca en lo que pasa en Venezuela: Como no ver lo que pasa si nos afecta directamente, si hay guerra, si la migración sigue, si Maduro sigue, en fin, todo nos afecta y por sentido común debemos estar atentos y no ser indiferentes.
Pero no confundamos la solidaridad y el interés con tácticas de distracción de nuestros problemas, de lo que está pasando con la JEP, los líderes sociales, las amenazas a las elecciones de octubre, entre otros.
Ese hilo delgado entre hablar y proponer para nuestro país, como un concierto por Chocó, la Guajira y no caer en la crítica mamerta o populista es tan delgado que muchas veces nos confundimos o nos confunden, todo con la intención ideológica de los polos que tienen dividido al país, es necesario que no caigamos en el error de pensar ligera y apresuradamente de que el fin de sacar a Maduro de la presidencia de Venezuela al costo de guerra, violencia o permitir que un país como Estados Unidos conociendo lo que significa y los antecedentes que este tiene entre a Suramérica a iniciar una guerra donde ellos no tienen nada que perder.
Es lamentable que los medios que nos “informan” no cumplen con el principio básico del periodismo, porque me sorprendió la marcha del sábado en carcas a favor del gobierno, un poco más de trecientas mil personas demostrando el apoyo al gobierno, mientras que otros miles intentaban pasar comida en la frontera.
Escuchando a Maduro proponer elecciones, la oposición no confía en el órgano electoral de Venezuela, es ese disenso el que puede llevar al país con la mayor reserva de petróleo del mundo a perder no solo la autonomía, petróleo, libertad para unos y otros si n que también pierde el continente.
Se reconoce la crisis en Venezuela, pero nada justifica la guerra, los muertos, el hambre, la opresión, la manipulación de parte y parte, Colombia no pude caer en el error de permitir una guerra a su vecino, desconocer la voluntad de los colombianos que no la quieren, pero sobre todo no pude desconocer el clamor de los colombianos al exigir a su presidente de poner la misma atención a los asuntos colombianos, de gestionar conciertos y ayudas para las regiones, de pensar en el futuro de la paz, de no olvidar la deuda del estado con las víctimas, la responsabilidad con los líderes sociales, la contaminación en las principales ciudades del país, la corrupción y la falta de gobernabilidad que hoy tiene.
Son estas las cosas que generan incertidumbre en el país, en las calles más que Venezuela se habla de los problemas que día a día golpea a los colombianos y la impotencia que no pasa nada, mientras quienes dirigen asumen responsabilidades ajenas, ese sentir es palpable en cualquier lugar de Colombia, esto mientras medios de comunicación no hacen más que informar o desinformar y distraer de lo que realmente nos importa.
Un senador esta semana en entrevista decía: “Hay que poner cuidado a lo que pasa en el vecino hacer lo que la ley, la diplomacia y el sentido comuna demanda, pero por nada podemos dejar de dar prioridad a lo de nosotros”. Muy cierto.
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