Por: Luis Eduardo Jaimes Bautista/ Da grima que los habitantes de este país y quienes hemos nacido, cada centuria, vaya perdiendo una identidad total en política, costumbres y cultura. Somos un país de regiones, hechos a imagen de una pérdida de valores totalmente, donde solo impera sin saber la contradicción a vivir y ser mejores para salir de la pobreza mental o crecimiento personal, donde de 100 personas solo sobreviven en una isla por ahí unas 10 personas. Una lucha contra 90.
Los colombianos, cada coterráneo en sus regiones, nacen, crecen, se reproducen y mueren; pero con el paso del tiempo, dejan de lado la identidad nacional, la cultura, el patrimonio histórico, sus ancestros y tradiciones. Un aspecto al que el Estado debe ponerle mucho cuidado, porque en comparación con otros países que, si guardan estos principios, nos demuestran que hay un vivo interés por el país en el que nacieron y poseen ese gran sentido de pertenencia.
El tema que expongo es tan claro, sin interés para muchos porque la politiquería ha permeado hasta el tuétano de los huesos, muchos quieren sembrar “soy capaz” y colocarlo de moda, pero quedó solo en un slogan, sin darnos cuenta que hemos perdido muchos aspectos dignos de mencionar como: La sabiduría, la inteligencia y la intelectualidad. La muestra es la suciedad de nuestros entornos y el lenguaje que utilizamos. ¡Sálvese quien pueda!
Visitar países o vivir en el extranjero, allí lo que más preservan son sus sitios históricos, en Europa su memoria está en sus sitios que partieron la historia: Políticos, emperadores, músicos, escritores, escultores que fueron los puntos de referencia y su ciudad con muchos sitios declarados patrimonio Cultural de la Humanidad.
Sus raíces y sangre terrígena, la exponen y se sienten orgullosos ante miles de turistas que llegan de todos los rincones del mundo a este sitio durante todo el año para conocer su desarrollo avanzado en las matemáticas, la astronomía y la geometría, que ante el avasallador conquistador o guerras que en alguna parte acabaron y arrasaron, pero quedaron sus ruinas y miles de escritos que han venido siendo puestos al servicio de la humanidad.
Algunas veces me pregunto por qué muchos escritores emigran y fijan residencia por el resto de sus vidas fuera de su tierra que los vio nacer y crecer. Simplemente porque se dieron cuenta, que aquí moría su sabiduría, la inteligencia y la creación literaria. Y allí en las tierras de la civilización, la Revolución e independencia, lo tenían todo.
España y Francia son amables, poseedoras de riqueza intelectual, alejados de la pobreza mental, contemplaban lo que cerca de 40 millones de colombianos, no tenemos, el sentido de pertenencia y amor por sus antepasados.
El colombiano, es un comerciante que vive de las mercancías chinas, copiadas y vendidas como si fueran originales, ahora viven en una regatonería muchos más, que no aporta en nada a la cultura, sino a la grosería y si hiciéramos un inventario, tendríamos que llenarnos de ira porque todo lo destruimos, como si la misma sangre española, fuera una bacteria que nos carcomiera.
Hace años hice un seguimiento a la raza Guane, una tribu de artesanos especialmente los tejidos, dependiente de la civilización chicha, maestros orfebres… y no queda casi nada. Las piezas que aún quedan, en su mayoría están en museos nuestros y extranjeros, los que se pudieron salvar se encuentran en el museo del oro de Bogotá.
Creemos que un pueblo sin historia, necesariamente tendrá que repetirla, para llegar a ese principio. En el nuestro sería imposible, porque ya no queda nada. Empezando por los valores, la moral y el sentido de pertenencia que tenían nuestros antepasados.
Sería bueno que estudiáramos más nuestras raíces, el patrimonio cultural y que el Estado, los gobiernos, no dejen acabar las costumbres ancestrales como cuando se cae una casa antigua, que para demostrar modernismo levantan otra borrando su historia.
Un tema de reflexión y que va de la mano de lo arqueológico, histórico y patrimonial: el Turismo; no un turismo de palabra, los institutos de cultura, centros burocráticos que no aportan nada.
Twitter: @LuisEduardoJB1