Por: Wendy Serrano/ Quiero iniciar este texto invitándolos a conectar cada quince días con 15 minutos de lectura y que mejor que tomando como referencia este espacio para la salud mental, en donde recibiré sugerencias para que hablemos de temas de interés, a través de la confidencialidad y calidez.
Siendo honesta, cuando estaba escribiendo este artículo, me preguntaba: “¿serán muy obvio estos tips?” y la respuesta es que “si”; todos los tips que van a encontrar a continuación no son soluciones mágicas o instantáneas para nuestros hábitos y cuidado personal, sin embargo, pocas veces los ponemos en práctica.
El autocuidado es tanto una idea como un comportamiento; si no considero importante mi bienestar y no lo tengo definido como una de las prioridades de mi vida, poca energía voy a destinar para realizar estas actividades o elegir estos pensamientos que me pueden proporcionar mayor estabilidad. Así que antes de adentrarnos en los tips, me gustaría que se preguntaran: ¿Quiero hacer algo para cuidarme? ¿Lo merezco?
¡Un error no te define, reinvéntate!

1. Expresa tus emociones
Expresarnos nos sirve para: escuchar, observar, ganar perspectiva, descargar y organizar. Las ideas y los sentimientos no solo liberan su peso al ser exteriorizados, sino que además toman nuevas formas al materializarlas. Podemos elegir una persona que sea parte de nuestra red de apoyo para: hablar y sí se quiere pedir una opinión; también podemos hacer ejercicios de descarga personal como: escribir, cantar, bailar, pintar, etc.
2. Cuida tu salud física (somos una totalidad)
La salud mental y la física van relacionadas, somos un organismo y como tal funcionamos, como una totalidad. Por esta razón, todo lo que está relacionado con nuestra salud mental pasa a través de nuestro cuerpo que es cómo podemos tener experiencias. Entonces: dormir, estirar, ejercitar, comer y beber a conciencia, son pilares de nuestro bienestar.
3. Revisa tus relaciones
Es momento de tomar responsabilidad por las relaciones que elegimos y que decidimos mantener. Es contradictorio estar en búsqueda de la tranquilidad mientras elijo mantener vínculos donde esta tranquilidad se ve comprometida. Para esto es importante cuestionar nuestras decisiones, acciones y cómo estamos construyendo las relaciones en nuestra vida.
4. Establece límites
Un límite sano incluye poder hacer una lectura de lo que ocurre a mí alrededor, lo que necesito y cómo me planto ante dicha necesidad para resolverla. No se trata de quedarnos de manera rígida en una sola postura o creencia, sino movernos de acuerdo a la forma con la que elegimos tomar contacto. El establecimiento de límites puede trabajarse desde nuestra expresión corporal: observando la postura, el contacto visual y el tono de voz.
5. Haz tiempo para ti
Los momentos de soledad nos permiten encontrarnos. Muchas veces intentamos acallar ciertos prejuicios que vienen con el estar a solas con distracciones, impidiéndonos entrar en contacto con lo que realmente nos ofrecen estos espacios: trabajar en nosotros mismos, conocernos, descansar, contactar con nuestros sentimientos, reflexionar en calma y silencio sobre lo que necesitamos. Así que aparta un tiempo para: meditar, hacer pereza, retomar un hobby, escuchar música, cocinar para ti, tomar un baño relajante.
6. Reconoce tus errores
Dejar de juzgar los errores como si fueran algo planeado va a ser fundamental para frenar el castigo paralizante, el que no nos deja hacer nada al respecto. Cuando logras identificar la intención de tus acciones, puedes liberarte de la culpa, y entonces ahí empieza la responsabilidad, es decir, las acciones que conllevan a reparar lo que haya ocurrido.
7. Agrega novedad
Estamos tan habituados a repetir patrones que no logramos detectar cuando los estamos repitiendo, y es así como nos vamos quedando en un círculo sin salida, con sensación de desorientación y por supuesto con la queja de que «siempre nos pasa lo mismo». Aconsejo agregarle novedad a tu vida: conocer lugares, visitar la naturaleza, jugar, variar las rutas, probar una nueva, mover el cuerpo, etc.
8. Permítete
Las emociones son mensajeras, no las juzgues, escúchalas. Intentar evitarlas o ignorarlas, no solo las agudiza, sino que además obstaculiza la lectura de nuestro presente y de los posibles cambios que podríamos hacer. La alegría, el enojo, el miedo y la tristeza tienen funciones vitales para nuestra supervivencia y trascendencia no las ignores.
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Bibliografía: Reyes, V. (24 de julio de 2019). Psicoblog. Obtenido de Psicoblog: https://www.veronicareyes.co/